Por Jesús Michel Narváez
Rafael (omito su apellido por aquello de las represalias), mi gran amigo, me envía unos textos que sirven para entender las razones por las cuales Francisco Pancho Domínguez, podría no encontrar eco en sus aspiraciones de jefaturar el PAN como relevo de Marko Cortés.
En el contexto hay un nombre que llama poderosamente mi atención: el Señor Kors. Y más aún se vuelve interesante porque el soplón de lujo, Emilio Lozoya, “descubrió” quien era el misterioso personaje y el poder con que contaba. Se trata nada menos que de Miguel Ángel Osorio Chong, en aquel entonces secretario de Gobernación y quizá, después de Manuel Bartlett, el que ejerció a plenitud el cargo y recuperó facultades que le habían quitado a la dependencia.
¿Qué tiene qué ver el señor Kors con el todavía gobernador de Querétaro?
Rafa me explica:
“Acuérdate del caso Querétaro, fue MUY raro. Calzada con un muy buen gobierno priísta, Roberto Loyola había hecho un muy buen papel como munícipe de Querétaro.
Calzada unos años antes tiene un encontronazo con Osorio por una presa (o algún tema similar).
“El equipo de Peña, se dice, que en concreto Osorio (el «Kors») opera favoreciendo a Domínguez a cuya campaña llegan muchos recursos y cobertura.
“Y pues…ahí está el detalle (como diría Don Mario Moreno)”.
Señala: “Aunque recordemos que Pancho Domínguez es de los más señalados en el ‘exp. Lozoya’ de haber recibido dinero para el tema de las reformas.
“Y también la famosa grabación que se filtró en la que él y Mendoza Davis (ambos entonces Senadores y precandidatos a QRO y BCS), recibían dinero de el «Kors» (supuesto sobrenombre de Osorio Chong (entonces Segob) para sus aspiraciones y campañas (operando en vs de los dos aspirantes del propio PRI, su partido)”.
Concluye: Eso puede debilitar a Domínguez en sus aspiraciones o ponerlo en una posición vulnerable ante el poder del Estado.
Información valiosa. Por supuesto ya existía y hay versiones periodísticas sobre el particular. Confieso que me pasaron de noche.
Ante la intención de Domínguez de suceder a Marko Cortés, se mueven las aguas del recuerdo y exhiben a dos mandatarios, compañeros de Legislatura y de mandatos constitucionales, por sus nexos con el misterioso personaje, hoy coordinador de los 145 senadores del PRI quien, como apunta Rafael, le apostó a que su partido perdiera y apoyó al panista.
Era secreta la operación. Sin embargo, un audio difundido en 2015 sobre una llamada que realiza Domínguez a Carlos Mendoza Davis, revela que éste negoció con el “Señor Kors” y llegó al arreglo de que durante los 5 meses de campaña -presuntamente de ambos- se destinarían “6 kilos…”…Domínguez se sorprende al saber que la cifra es “mensual” y expresa su júbilo. Le pregunta a qué se comprometió y la respuesta de Mendoza fue: “el nos dirá en su momento”.
Quizá el momento ya llegó. Y el pago de la factura que no timbró el SAT, podría tener mayor relevancia de la que se le pudiera dar ahora.
¿El tema borra a Domínguez de la batalla por la jefatura del PAN?
No lo sé. Está claro que el asunto es delicado y que estaría expuesto ante el Gobierno federal que, sin duda, aprovecharía la oportunidad para hacerlo trizas junto con un incremento del desprestigio del partido.
Es probable, aunque no imposible, que desde Palacio Nacional se tome el tema como bandera que exhiba cómo son en realidad las oposiciones. Porque no solamente sería el PAN el corrupto sino el PRI, que lo hizo compadre.
Si bien es cierto que Domínguez realizó un gobierno que se acerca al 8 de calificación y por ello su partido retuvo la gubernatura en las pasadas elecciones, Mendoza perdió Baja California Sur y, el sucesor, Víctor Castro Cosío, postulado por Morena, le hará la vida de cuadritos. Domínguez puede estar tranquilo con su gestión. Mauricio Kuri, el que lo relevará, no tiene Facturas por cobrar y sí muchas por pagarle.
Con estos antecedes, la sucesión en el PAN se complica y más aún cuando Ricardo Anaya acusó al presidente de “me quiere encarcelar a la mala” y pintó su raya: se fue del país, situación que aprovechó el presidente López para pedirle que no huyera, que no se amparara y que enfrentara la justicia. Si es inocente, no tiene nada que temer. (Eso no lo cree nadie en este país).
En fin, un relato que sirvió de recordatorio para no perder de vista el pasado de los políticos.
Gracias, querido Rafael.
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