Por Alfredo Mejía Montoya
Cada día que pasa, se dan situaciones de hecho que no es posible ocultar, pese a que desde palacio nacional se evite hablar de ello, solo importan las ocurrencias, la encuestas, las corcholatas sucesoras, las mentiras oficiales y la improbabilidad de que la pandemia deje más daños en la salud de los mexicanos, porque en realidad las estrategias fallidas ya no es posible ocultarlas. Y Hugo López-Gatell en consenso con su equipo invisible de la Secretaria de Salud y bajo la dirección irrefutable del presidente Andrés Manuel López Obrador, siguen engañando a la población de que ya salimos de la pandemia, cuando los otros datos continúan exponencialmente hacia arriba.
Otra de ellas, es la medición de la pobreza en México, con datos oficiales de dos de las instituciones que el titular del ejecutivo desea desaparecer, nos referimos al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) y al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que afirman que solo en dos años y medio, la pobreza y la desigualdad han aumentado en tal magnitud que disminuirán la esperanza de vida y la movilidad social, aumentarán las enfermedades, la pobreza y el hambre. Los millones de niños que no recibieron vacunas (no Covid) en 2020, sufrirá las consecuencias lo que le reste de vida. Y todo por la política de austeridad del régimen populista Obradorista.
Son ya innumerables estudiosos, tecnócratas, analistas y especialistas los que han documentado los daños provocados a la economía, a las instituciones y a la democracia (por un régimen diseñado en el populismo), que han derivado en un desastre nacional. Y la pandemia sigue fuera de control. Faltan diagnósticos sobre daños más profundos, como la esperanza de vida, enfermedades psicosociales y aprovechamiento escolar…
Lo cierto es que la pobreza, la pobreza extrema y la pobreza moderada han aumentado considerablemente en los últimos dos años y medio, dentro del régimen populista.
Una persona se encuentra en situación de pobreza cuando tiene al menos una carencia social: 1 rezago educativo, 2. acceso a servicios de salud, 3. acceso a la seguridad social, 4. calidad y espacios de vivienda, 5. servicios básicos en la vivienda y 6. acceso a la alimentación) y su ingreso es insuficiente para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias.
Está en situación de pobreza extrema cuando tiene tres o más carencias y;
La incidencia de pobreza moderada es la diferencia entre la incidencia de la población en pobreza menos la de la población en pobreza extrema. Parecen ser solo estadísticas, pero la realidad es que aquí sí hay más datos de los que se ven.
Dichas instituciones ven otras razones sobre la importancia de medir la pobreza en México generando resultados que permiten: a) identificar a la población en situación de pobreza y a grupos vulnerables; b) Evaluar en el mediano y largo plazo las políticas públicas de superación de la pobreza; c) Realizar un diagnóstico de carencias sociales de la población; d) a los tomadores de decisión generar estrategias que promuevan y garanticen el acceso efectivo a los derechos sociales e impulsen la inclusión social de toda la población; e) que la ciudadanía conozca los avances y retos en materia de desarrollo social. Tales razones han sido ignoradas por este régimen populista y nada hace por llevarlas a cabo.
Desde el gobierno federal se regala tanto dinero público en efectivo, sin ningún recato y transparencia, a diversos grupos que asemejan pobreza, en “programas prioritarios”. Sin identificar previamente si es población pobre, y no simplemente ejércitos de votantes comprando su conciencia. Para identificar a la población pobre, lo económico no solo es un elemento de pobreza, existen otros elementos, como: I. El ingreso monetario; II. Lo participativo en las funciones productivas y sociales; III. La exclusión social de personas de los beneficios individuales y sociales; IV. Las necesidades básicas, no tener acceso a ellas; V. La incapacidad de Estado para evitar el hambre, la desnutrición o la carencia de vivienda y; VI. El ejercicio de derechos legales socialmente definidos.
Una de las causas de tanta población en situación de pobreza, se significa en que el 1% de la población concentra el 39% de la riqueza nacional. Entre otros factores causantes de la pobreza en México, están la corrupción, la carencia de ingresos, Trabajo mal remunerado y Desempleo.
Las consecuencias que tiene la pobreza son notorias. Problemas de salud y desnutrición, la delincuencia, adicciones, abandonos familiares, embarazos adolescentes y divorcios. Sin soslayar el abandono escolar y trabajo infantil, inseguridad ciudadana y aumento de la prostitución, Migración y Corrupción.
Todo ello trae aparejada una simbiosis entre el pueblo y el régimen. Cuando un régimen prefiere que la población siga siendo pobre, solo les ofrece dádivas, apoyos, becas, que es la forma en como los regímenes populistas se sostienen. Sin pobres no tendrían razón de ser, los necesitan, es por ello por lo que procuran que en lugar de sean menos cada vez, su número se incremente anualmente, regalando dinero público para que dependan del régimen y no de ellos mismos. El subsidio a millones de mexicanos en pobreza condena a otros millones a la pobreza extrema, al no establecer proyectos productivos que generen empleos y cadenas de valor.
En el caso López Obrador empobrece a la población conscientemente y con objetivos políticos claros. A él no le gusta la movilidad social, entendida como la capacidad de una persona de progresar social y económicamente. No le gusta que los pobres dejen de serlo, menos aún, que tengan aspiraciones, no está de acuerdo con el “aspiracionismo”.
En su momento, Yeidckol Polevnsky, cuando era presidenta de Morena (como ideología del partido oficialista) decía: “cuando sacas a la gente de la pobreza y llegan a clase media, se les olvida de dónde vienen y quién los sacó”. Para eso es la redistribución de la riqueza.
En un régimen populista en ningún momento dentro de sus objetivos políticos, está crear polos de desarrollo o infraestructura con tendencia productiva, en el que la inversión se utilice para crear plantas agrícolas o manufactureras, en donde los productos del campo, cambien su estado, forma o composición o se erijan actividades empresariales que a los pobladores les den empleo, arraigo a su lugar de origen, mejores servicios públicos, salarios, se generen contribuciones locales, estatales y federales, que la zona geográfica o la región al mismo tiempo se levante como una zona de desarrollo, en donde sus habitantes accedan a estadios de bienestar mejores y más pronto, y cada día superen la pobreza y por ende la pobreza extrema.
No está una mejora económica y social, y que sus descendientes accedan a un proceso educativo superior, sistemas de salud de mayor relevancia e importancia, accedan a bienes y servicios que les proporcione una más y mejor calidad de vida y compartan el uso de las nuevas tecnologías en todos los sentidos.
Sin embargo, los objetivos políticos de un régimen populista, mientras más pobres son las regiones más votos tendrá el partido oficial, y de ese fenómeno inducido tenemos a Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Veracruz y Puebla que se han convertido en los nuevos bastiones del partido del presidente. Ello se debe, principalmente, al fortalecimiento de los cacicazgos locales, los programas clientelares y al hecho de que los más pobres son más susceptibles a los discursos basados en el resentimiento, el odio y la sed de venganza.
No obstante, el problema para López Obrador es que los nuevos pobres rondan los 9.8 millones en pobreza extrema, ahora ya son 18.3 millones con un ingreso inferior a la línea de pobreza, están conscientes de que su nueva condición se la deben a sus políticas y ocurrencias. El escenario pesimista total calcula 70,9 millones de pobres por ingreso, el 56,7 % de la población a febrero del 2021.
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