Y de Nadie
Por Horacio Armando Hernández Orozco
“Hijos del Sol” (“Khoršid”), película iraní, dirigida por Majid Majidi; con la actuación de Roohollah Zamani (Ali), Mahdi Mousavi (Mamad), Shamila Shirzad (Zahra), Abolfazl Shirzad (Abolfazl), Mani Ghafouri (Reza), Ali Nasirian (Hashem), Javad Ezzati (subdirector Refie) y Tannaz Tabatabaei (madre de Ali); se presentó en el 77º Festival Internacional de Cine de Venecia, y su estreno mundial fue en 2021.
Alí y sus amigos, un grupo de niños de 12 años, trabajan sin descanso en un garaje, además de otras actividades delictivas, para sobrevivir y poder ayudar a sus familias; un hombre les ofrece un pequeño encargo, pero deberán matricularse en un colegio que está situado cerca del tesoro que deben encontrar.
La cinta no está basada en hechos reales sino en la realidad, que es una gran diferencia, al inicio en un fondo negro aparece con letras blancas un mensaje desolador: Hay más de 152 millones de niños en el mundo luchando por sobrevivir en situaciones precarias e inhumanas, y esta película está dedicada a cada uno de ellos.
LA PEQUEÑA DELINCUENCIA
Ali y sus amigos Mamad, Abolfazl y Reza, se encuentran en el estacionamiento de un centro comercial de Teherán donde hay varios carros de lujo, y por encargo deben robar los neumáticos de un Mercedes Benz, cuando son sorprendidos por un vigilante, logrando a penas escapar.
Este grupo de amigos está formado por unos niños que no han entrado en la adolescencia, pero por las circunstancias en que viven se ven obligados no sólo a trabajar en la reparación de neumáticos, sino a delinquir para poder subsistir.
La Organización Internacional del Trabajo considera como trabajo infantil toda aquella actividad laboral que priva a los niños de su infancia, su potencial y dignidad y es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico.
Se estima que 73 millones de niños están en situación de trabajo infantil peligroso. La mayoría están entre 15 y 17 años, aunque 19 millones de niños que se enfrentan a labores peligrosas tienen menos de 12 años.
UN TESORO QUE ENCONTRAR
Alí recibe el encargo de encontrar un tesoro oculto bajo tierra; para ello recluta a sus amigos, pero antes de empezar la misión, deben ingresar a la Escuela del Sol, una institución caritativa que intenta educar a niños de la calle y trabajadores infantiles y que está ubicada cerca de donde se halla el tesoro.
La situación de pobreza y desamparo en que viven estos menores es un factor para que el espectador empatice con ellos, y más con Alí, que a pesar de las adversidades tiene un noble corazón, pues a Zahra, una niña afgana que vende dentro de los vagones del metro, le da un pequeño prendedor, que para ella es un gran detalle; además, cuando oye lo del tesoro, piensa en ayudar a su madre que se encuentra en un hospital después de haber sufrido un accidente en que perdiera la vida su hija menor.
El Trabajo infantil obstaculiza la escolarización de los menores, quienes abandonan las clases de forma prematura o se vean en la obligación de combinar sus estudios con un trabajo; y esta situación se acentúa en los niños que son migrantes o refugiados en otros países.
Según datos de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiado (ACNUR), solo el 61% de los niños refugiados están escolarizados en primaria, frente al 91% de la media mundial. Muchos de ellos no van a la escuela porque tienen que trabajar para que su familia salga adelante.
LA ESCUELA DEL SOL
Alí y sus amigos convencen al subdirector Refie para ser aceptados, quien pronto se percata que Abolfazl, hermano de Zahra, tiene gran habilidad para las matemáticas y que Reza un gran potencial en el futbol.
Este centro escolar no es público, ni tampoco es una institución privada, pues los menores no pagan por estudiar ahí, sino que es una especie de ONG que depende de aportaciones de particulares, y para acceder a una subvención del gobierno deben egresar buenos estudiantes que demuestren la valía del plantel.
El director comentó que la cinta está basada en la realidad, pues un día visitó una escuela en el sur de Teherán creada por una ONG y dirigida a aquellos niños que trabajaban por su situación familiar, y que ésa era su única oportunidad para estudiar.
Los niños que no pueden acceder a una educación tienen más probabilidad de convertirse en víctimas de trabajo infantil; el asistir a la escuela les permite conservar sus oportunidades de un futuro mejor y disfrutar su infancia.
LA DUREZA DE UN LÍDER
La rudeza con que en ocasiones se conduce Alí para con los otros niños es producto de las propias condiciones de sobrevivencia que les toca sortear, pero esos niños reconocen su liderazgo, tan es así que cuando Zahra es detenida por la policía por vender en el metro, Alí le pide al profesor Refie que les ayude.
La escena en que van por Zahra denota que a los adultos no les interesa en lo más mínimo la infancia, y menos si esos menores son refugiados afganos, pues a la niña la rapan, siendo lo más vejatorio para una infanta.
Aunque no es el tema central del filme, se retrata la difícil situación de los refugiados afganos, de hecho, varios de los niños protagonistas de la película son refugiados afganos que han huido de la guerra y de la pobreza; hay entre seis o siete millones de afganos en Irán y la mayoría han llegado de forma ilegal; del trabajo infantil, el 60 por ciento son esos niños inmigrantes, que no tiene acceso a la educación.
La grandeza de la película radica en retratar la cruda realidad, sin perder ese toque sutil sobre la inocencia que aún no han perdido los protagonistas, pues están ciertos de la existencia de ese tesoro que puede cambiar sus vidas; y no obstante ello, otro golpe de realidad, Reza ve la oportunidad de crecer en un equipo de futbol, Abolfazl y su hermana Zahra regresan a Afganistán, muy probablemente deportados, Mamad se va a trabajar con un señor por recomendación de su padre.
Alí se queda solo, y el encontrar el famoso “tesoro” le dará el más brutal golpe de realidad; como dato a destacar, Roohollah Zamani que interpreta al personaje de Alí, se hizo con el premio al Mejor Actor emergente en el pasado Festival de Venecia, siendo en la vida real un niño de la calle.
Una de las mayores alegrías es ver una infancia feliz, pero una de las grandes tristezas es ver una infancia maltratada; este mundo de la infancia iraní con un desgarrador drama neorrealista, es una crítica a la explotación de menores y reclama la importancia del libre acceso a la educación; pero ¿será necesario acaso no hemos entendido que el mayor tesoro de un país está en una niñez con educación?
La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…