Falso Mesías

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Ciertamente, como diría el clásico de San Cristóbal, no es novedad lo que publica The Economist. Sin duda el presidente debería untarse vitacilina, como sugirió a sus adversarios.

Porque si bien en México sabemos de su deformación política, hace tiempo que Enrique Krauze bautizó al presidente del país como el “Mesías Tropical”, porque evaluó sus promesas y detalló cómo se erigía en el “salvador del pueblo, del país y de la política”, (esto lo digo yo, no Krauze).

La portada de la publicación británica es todo un deleite. Los rayitos cual aureola rodeando su nuca, la multitud de soldados a su lado, el humo contaminante saliendo de las chimeneas de Pemex, el propio logotipo de la petrolera. El rostro, adusto, con los ojos entrecerrados -lo hace cuando algo no le gusta- y el traje oscuro, conforman el todo de la nada que es el presidente.

La prestigiada publicación, que para el presidente debe ser de los conservadores, adversarios y neoliberales, aunque cuente con 177 años de vida y la fundó el economista escocés James Wilson “para formar parte en una contienda serie entre la inteligencia”. El primer número fue publicado el 2 de septiembre de 1843 en gran formato antes de pasar a imprimirse en su formato revista actual en 1971.

Por su forma de ser, es difícil de creer que la lea y menos en tratándose de una “contienda seria entre la inteligencia”. No dudo que ya le hayan pasado una tarjeta con la transcripción del texto y que al enterarse le haya brotado sarpullido, por lo cual le sugiero acepte la recomendación que le hizo a los “conservadores”.

Ah, claro, en sus chistoretes de los cuales es el único que se ríe, anunció que comprará la empresa que produce la milagrosa pomada.

Demoledora es la definición que la publicación atribuye al periodista venezolano Moisés Naím, de sufrir lo que llama ‘necrofilia ideológica‘, que es el amor por las ideas que han sido probadas y han demostrado que no funcionan.

A ver, que desmienta la afirmación. Claro que tiene necrofilia ideológica, aunque no se sabe cuál es su ideología… si es que la tiene, porque un día habla de primero los pobres y al día siguiente compra una refinería. Se dirige al pueblo bueno y lo deja sin guarderías. Manda el mensaje de abrazos no balazos y le responden con cañonazos, misiles y obuses.

Es correcta la sentencia: es el Falso Mesías.

Prometió llevar a quienes creyeron en él al paraíso terrenal. No explicó que se trataba de la refinería ubicada en el municipio de Paraíso, allá en su natal Tabasco.

Sin duda es un personaje polémico que tiene como problema la mentira repetida. Si fuera de izquierda, seguramente repudiaría a Goebbels. Sin embargo, todo indica que es un fiel seguidor de quien mintió mil veces hasta hacer verdad lo que decía. Él hace exactamente lo mismo.

Y lo peor: se lo cree a sí mismo. Supone, equivocadamente por supuesto, que todos somos idiotas (perdón por el adjetivo) y nos gusta el atole con el dedo.

The Economist le da al clavo y lo martillea con ritmo de obrero londinense: con flema británica.

Lo bueno es que el huésped de Palacio Nacional tiene provisión suficiente de vitacilina.

E-mail: jesusmichel11@hotmail.com, Twitter: @misionpolitica, Facebook: Jesús Michel y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por ABC-Radio en el 760 de AM.

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