Por Jesús Michel Narváez
Buscar pretextos y mostrar ignorancia, pero al mismo tiempo suponer que el autoengaño lo comprarán todos aquellos expertos en economía, no deja de ser una quimera.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) confirmó lo que ya se esperaba: la economía de México perdió fuerza durante el primer trimestre del año frente a los tres últimos meses de 2020.
Sin embargo, reconoció que mostró una mejora respecto a la estimación previa del 0.4% del dato preliminar y la expansión fue de 0.8% con respecto al trimestre anterior.
“La cifra se coloca por arriba del 0.4% del dato preliminar, estimado a finales de abril, pero muy por debajo del crecimiento del 3.2% del trimestre previo”.
Son datos duros que distan mucho de ser lo suficientemente alegres como para echar las campanas al vuelo.
Hete aquí la interpretación presidencial: La economía del país está muy bien, y nos estamos recuperando, “les falló el pronóstico a nuestros adversarios. Pensaron que nos iba a ir mal. ¡Es increíble que se enojen porque está llegando inversión extranjera a México!”.
El gobierno de México “es muy reconocido mundialmente: no hay deuda, no hay Fobaproa, no aumentaron los impuestos, no hubo gallinazo, no se cayó la economía. Ya estamos emergiendo, tenemos finanzas públicas sanas”.
Dos mentiras en un solo párrafo.
Veamos: el reporte del Inegi revela que la “economía perdió fuerza, pero su Serenísima festeja el crecimiento. Y dos: no ha llegado más inversión extranjera. La secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, informó que hubo crecimiento y que ello mostraba la confianza que se tiene en México. Su Serenísima utilizó los “otros datos” para afirmar que “¡Es increíble que se enojen porque está llegando inversión extranjera a México! Lo cierto es que la versión de la sinaloense radicada en Monterrey se basó en los datos preliminares comparándolos con los del año pasado, pero en los observados -así los definen los especialistas- el resultado es una baja de 29 por ciento con respeto al año 2020.
En el siguiente párrafo sostiene que su gobierno es “muy reconocido mundialmente -¿de dónde habrá sacado la información?- porque hay deuda, no aumentaron los impuestos, no se cayó la economía y no hay Fobaproa. Tres falsedades seguidas: sí hay deuda y lo hicimos publico con información oficial del Banco Mundial, con el que se ha contraído compromisos por casi 3 mil millones de dólares; sí hay gasolinazos y basta revisar los precios del año pasado para confirmarlo y se incrementaron los impuestos con el sofisma de “ajuste con la inflación”.
Lo mismo hace respecto de las vacunas. Habla de que en octubre estará vacunada el total de la población y manipula los números con referencia quienes ya recibieron el antígeno.
Admite que, cosa rara, el “fortachón peso” recibió un severo golpe proveniente del extranjero, que lo tomó mal parado y, sin embargo, no lo derribó. Está seguro de que sus “otros datos” son los buenos y que el país está en franca recuperación.
Si bien rechaza al PIB como la medición correcta para determinar el crecimiento, ahora afirma que ahí están los números y que el Producto Interno Bruto va en ascenso.
Lo que llama “franca recuperación” es, sin duda, una utopía.
Hay algo cierto: su Serenísima está feliz, feliz, feliz.
Habría que preguntar la razón. Porque las hienas comen carroña y, sin embargo, se ríen… imitando a Olga Sánchez Cordero e Icela Rodríguez cuyas carcajadas se escucharon desde Palacio Nacional hasta la frontera canadiense.
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