Los Efímeros Mandatarios Títere que Sirvieron de Pantalla Democrática

Tema Principal

*Los Resquicios de los Déspotas y de los Oportunistas en la Historia

*Los Modelitos Mexicanos que han Gobernado por Horas y por Días

*“Acábanse en Palacio / Tertulias, Juegos, Bailes; / Agítanse los Frailes…”

*“Juárez no fue el de Esos Héroes Desgreñados, de Camisa Sucia…”

*¿Un Presidente de Pisa y Corre Ante el Ataque de la Angustia Política?

*Los López en el Máximo Poder: de lo Mejor a lo Peor ¿o no es así?

Por Nidia Marín

Crisis. Así las llaman. Y los pictogramas alusivos muestran una calavera sobre dos huesos cruzados. Las señales de advertencia hoy no sólo las observamos, sino las vivimos diariamente.

Y ante lo que sucede al nivel del mando nacional…

Ya quisiéramos que pudieran establecerse obligatoriamente en México periodos muy cortos de gobierno o que se dijera “adiós” a quienes denigran la confianza depositada por la mayoría de los mexicanos en un ser humano al colocar en las urnas su voto.

Tras el lamentable resultado en las políticas gubernamentales (no hay una que se pueda calificar de exitosa) que vivimos en carne propia tirios y troyanos en la República al día de hoy, a veces soñamos que se hicieran realidad aquellos gobiernos más cortos en la historia de nuestro país, aunque muchos manipulados y a modo para un solo hombre.

¿En el siglo XXI valdría la pena tener un títere del ventrílocuo?

Seguramente no, pero…

Por ejemplo, a quién no le gustaría poder aprobar alguna ley para tener (si falla), un presidente de pisa y corre, tal y como sucedió con Pedro Lascuráin Paredes que sólo gobernó 45 minutos, (porque la Constitución señalaba que si faltaba el presidente sería sustituido por el secretario de Relaciones Exteriores) de las cinco y cuarto a las 6 de la tarde del 19 de febrero de 1913, tras la renuncia de Madero y Pino Suárez.

No terminaba don Pedro de pronunciar las palabras para absolverse, “…he aceptado con toda conciencia este papel; la historia resolverá serenamente sobre mi actitud”, cuando todo se fue al traste, porque prácticamente Victoriano Huerta le dio el empujón y se sentó en la silla.

Así son los déspotas, buscan el más mínimo resquicio legal y, a pesar de que éste no exista, violentan las normas para salirse con la suya.

Aunque, de acuerdo a los historiadores, los resultados en tal materia siempre fueran de continuidad en el poder, las formas para lograrlo en más de un siglo han tenido sus variantes.

¿Ejemplo? Otro de los efímeros, José Ignacio Pavón, tuvo el fugaz privilegio de estar al frente del gobierno por 48 horas (13 al 15 de agosto de 1860), sólo para que fuera designado el mero, mero, Miguel Miramón, de 26 años de edad, el más joven en toda la historia (incluida la actual) de ser presidente. Sí, el ex niño héroe de Chapultepec (quedó herido) Miguel Gregorio de la Luz Atenógenes Miramón y Tarelo, con dicha forzada acción, lanzó la primera palada de tierra a su futura tumba.

Y le llegaría siete años después, tras el Segundo Imperio. Tuvo su Cerro de las Campanas, junto con el segundo emperador (Maximiliano) y el traidor Mejía. Sí, fusilado muy cerca de donde dicen que unas piedras, suenan como campanas… ese día (19 de junio de 1867) tocaron a réquiem y con los años los mexicanos recordaron aquellos versos de don Vicente Rivapalacio:

“Alegre el marinero / con voz pausada canta, / y el ancla ya levanta / con extraño rumor. / La nave va en los mares / botando cual pelota. / Adiós, mamá Carlota; Adiós, mi tierno amor.”

“De la remota playa / te mira con tristeza / la estúpida nobleza / del mocho y del traidor. / En lo hondo de su pecho / ya sienten su derrota. /Adiós, mamá Carlota; Adiós, mi tierno amor.

“Acábanse en Palacio / tertulias, juegos, bailes; / agítanse los frailes / en fuerza de dolor / la chusma de las Cruces / gritando se alborota; / Adiós mamá Carlota, / Adiós mi tierno amor”.

“Y en tanto los chinacos / ya cantan la victoria, / guardando tu memoria / sin miedo ni rencor / mientras el viento alegre tu embarcación azota / adiós, mamá Carlota /adiós, mi tierno amor”.

Otros modelitos mexicanos, “gobernaron” un ratito más. Como José María Bocanegra que no cumplió la semana sentado en la Silla del Águila, porque en su interinato el mando fue de seis días, (del 7 al 23 de diciembre de 1829) hasta que… los militares le desconocieron su investidura presidencial y formaron un triunvirato con Pedro Vélez, Lucas Alamán y Luis Quintanar. Ello, tras una rebelión que significó la disolución del Imperio y el exilio del primer emperador, Iturbide, en mayo de 1823.

Sí, aquel que en su coronación escuchó el himno en latín de su breve imperio, el cual en español decía, por ejemplo:

“Tú el prometido del Padre, / pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra. / Enciende con tu luz nuestros sentidos, / infunde tu amor en nuestros corazones / y con tu perpetuo auxilio, / fortalece nuestra frágil carne.

“Aleja de nosotros al enemigo, / danos pronto tu paz, / siendo Tú mismo nuestro guía / evitaremos todo lo que es nocivo.”

Y aquella su querida frase, antes de ser emperador: “Ya sabéis el modo de ser libres; a vosotros toca señalar el de ser felices…”

Hay más. Un mexicano que sólo permaneció una semana al frente del gobierno fue Nicolás Bravo, allá por 1839. Sí, perduró del 10 al 18 de julio de 1839. Pero como las golondrinas… volvería. Y nuevamente buscó la silla… la encontró, se sentó, pero sólo estuvo un día más que la vez pasada y… se fue, eso sí, como héroe.

Tal como lo señaló: “Un necio encuentra siempre otro necio aun mayor que le admira…”

¿Y?

Lo mismo sucedió con José Joaquín Herrera del 12 al 21 de septiembre de 1844. Si tras observar cómo el pueblo arrastraba por la Ciudad de México la pierna que perdió Santanna, subió al trono, (¡perdón!, la silla) y sólo permaneció lo que dura un novenario. Todo iba muy bien, el Senado lo nombró presidente interino y después constitucional, cargo que desempeñó casi un año, del 6 diciembre de 1844 al 30 de diciembre de 1845. Pero, había una revuelta en su camino: la revolución de La Ciudadela que, ¡lástima margarito!, lo derrocó.

Y LLEGÓ JUÁREZ RESPETADO, PERO…

Otro que se eternizó en el poder fue Benito Juárez García, quien primero fue presidente interino de México y tras la Guerra de Reforma presidente constitucional, mandato que se extendió con motivo de la Intervención Francesa. Gobernó de 1858 a 1872, el mayor tiempo fuera de la capital y un tramo fuera del país.

Había llegado por un autogolpe de Estado de Ignacio Comonfort como interino. La invasión francesa lo agarró empezando… y pasaron los años, hasta que don Benito ingresó a la capital de México en 1865, realizó elecciones, las ganó, con lo cual ya tenía amarrado el segundo periodo.

Y con todo y sus palabras “no se puede gobernar a base de impulsos, de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes”, sobrevino la instauración de la República y seis años después, en 1871 volvió a convocar a elecciones. Se las ganó a Porfirio Díaz y a Sebastián Lerdo de Tejada, quienes lo acusaron de fraude. Un año más tarde, en su tercer mandato, el 18 de julio de 1972, murió.

Como escribió Francisco Bulnes en “El verdadero Juárez y la verdad sobre la intervención francesa (1904)”:

“El puesto de Juárez no fue el de esos héroes desgreñados, de camisa sucia, sin equipajes, sin alimentos sanos y seguros, sin colchones donde reposar, sin garantías para su sueño, sin alivio para su fatiga, sin auxilio para sus enfermedades; acosados por las fiebres malignas, por la escasez de municiones, de pan, de vestuario, de armas; mandando a hombres con aspecto de salvajes, descarnados, desmoralizados, asustadizos, próximos a huir o a enloquecerse, decididos a arrojarse sobre la tierra y a pedir a sus jefes que los maten porque sus almas de bronce las han fundido al fin la miseria, el terror y la muerte de las esperanzas.

“En ningún país se ha dado el caso de que en épocas de lucha armada grandiosa y tenaz, resuelta a fuerza de sangre y de privaciones, el primer papel pertenezca a un no combatiente, que ni ha dirigido a los combatientes, ni los ha auxiliado, ni les ha servido más que para hacerles, por disposiciones sin inteligencia, la lucha más amarga, más peligrosa y más destructora. Cuando se trata de guerras el primer lugar corresponde siempre a los que pelean y las dirigen”.

Y bueno también señala:

“Los servicios intelectuales de Juárez, como gobierno, fueron nulos durante la Intervención, porque no gobernaba. Era un signo de gobierno; un concentrador débil de atención, para evitar la anarquía, que no se produjo debido al patriotismo de los grandes caudillos combatientes. Yo soy el primero que ha probado que no existió la usurpación de Juárez de 1865, contra el General González Ortega; pero el partido liberal no lo creía así; en su conciencia hubo golpe de Estado y lo soportó, no por abyección sino por exceso de patriotismo. Juárez cometió errores gravísimos con la mejor intención, que le corrigieron hábilmente los caudillos, los Estados Unidos o lo que se llama la casualidad”.

Esa o la otra verdad, usted elija.

EN LOS BRAZOS DEL YPIRANGA

 ¿Y qué decir del primer mandato de Porfirio Díaz?, quien efectivamente únicamente gobernó al país 8 días, del 28 de noviembre al 6 de diciembre de 1876 pero, posteriormente aquella afrenta se la cobraría con creces y con varias décadas de estar al frente del gobierno. En efecto, nació la primera dictadura de México en el siglo XIX con extensión hacia el XX (el temor es que haya una primera en el siglo XXI). Sí, en aquel tiempo la cobró cara: ¡30 años!, aunque ya resonaba el silbato del Ypiranga y ese 31 de mayo de 1911 daba comienzo un revolucionario gobierno que se quedaría en veremos, al resonar los balazos en la República. Antes de irse exclamaría: “Madero ha soltado al tigre, haber si pueden domarlo”.

Curiosamente, casi fue como ahora, tras la permanencia en el poder (en el caso de hoy, la pretensión) de un régimen envejecido ante la ausencia de integración o formación de nuevos dirigentes y el empuje natural de las nuevas generaciones, la mala administración de la justicia, la extrema pobreza, la falta de servicios de salud y demás lacras.

Y sólo para recordar… en aquel tiempo se presentó como candidato a la Presidencia de la República Francisco I. Madero, abanderando los principios de “No Reelección” del Presidente y de los Gobernadores, y el de “Sufragio Efectivo”.

Llegaría el estallido de Zapata en Morelos y la Revolución se puso en marcha.

Como dicen algunos de los versos del “Corrido del Levantamiento de Madero”, escrito por Lucas Gutiérrez (Testimonio Musical de México):

“Porfirio tenía sus buques / dispuestos para pelear, / Madero tenía esperanzas de acabarlo de matar.

“¡Qué viva la libertad!, mexicanos aterrados, / Madero tenía esperanzas de acabarlo de matar.

“Decía Francisco I. Madero al lado de su cuadrilla: / Ese don Porfirio Díaz tiene que entregar la silla.

“Le dice Porfirio Díaz / adentro de ser su ley: / “Yo la silla no la entrego, /yo quiero ascender a rey”.

“Le dice su secretario: / “entriégala muy fingida, / no sea que por tus caprichos / nos vaya a costar la vida”.

“De eso no hay mucho cuidado, hay gente para pelear, / a todos los revoltosos yo les ofrezco matar.

“De Dios alcance el perdón / de Dios que es muy justiciero /que le glorifique su alma al presidente Madero”.

“Me dispensarán, señores, y lo repito otra vez, señores son las mañanas / de mil novecientos diez”.

LOS LÓPEZ EN LA PRESIDENCIA

México ha sido gobernado por 65 Presidentes, desde la Independencia hasta ahora, pero sólo 51 fueron constitucionales, mientras que 33 resultaron interinos, 4 de facto y 6 sustitutos.

Un ejemplo de interino es Valentín Gómez Farías. Encargado del Poder Ejecutivo como vicepresidente del primero de abril de 1833 al 16 de mayo de ese mismo año, dejaría el lugar a Antonio López de Santanna.

Y así se la llevaron jugando ellos solos a “la sillita caliente” durante cuatro gobiernos, ya que aquel López, como buen veracruzano, tenía el ejemplo de las olas del mar: iba y venía alegremente. Sin embargo, en 1836 el interino sería José Justo Corro. Por cierto, fue entonces cuando Texas declaró su independencia de México.

López de Santanna no regresaría a gobernar… por el momento. Llegaría Anastasio Bustamante del 19 de abril de 1837 al 18 de marzo de 1839. Poco antes sucedió la “Guerra de Los Pasteles” y hubo de emprender las de Villadiego.

Como señala el National Geographic sobre “los bollos de la discordia” aquella guerra surgida del 16 de abril de 1838 al 9 de marzo del 1839, porque unos militares mexicanos no le pagaron lo que habían consumido al panadero francés, de apellido Remontel, establecido en Tacubaya.

¡Y cómo no! Con todo y lo que dijo “…mientras tengamos Congreso, no hay progreso”, Santanna ya estaba listo. Volvería a su quinto mandato de aquel 18 de marzo de 1839 al 10 de julio del mismo año.

¿Tan poquito?, se preguntarán, aunque él tenía otros datos… ¡faltaba más!

Otro interino sería Nicolás Bravo, durante el tiempo en el que Santanna fue sustituido.

En esos años, por un tercer mandato como interino arribó Anastasio Bustamante, del 18 de julio de 1839 al 22 de septiembre de 1841. Aseguran que era gay y que llamaba “mi caballerito” a Guillermo Prieto, quien hubo de padecerlo.

Expone Víctor M. Macías González en su investigación “Las amistades apasionadas y la homosociabilidad en la primera mitad del siglo XIX” que hubo gran “amistad” entre Bustamante con el general Agustín de Iturbide “(tan apasionada que, al morir, Bustamante dejó órdenes de que se le extrajera el corazón para depositarlo junto a los restos mortales del exemperador)”.

Un interino más sería Francisco Javier Echeverría (primero de ese apellido en ocupar la silla), del 22 de septiembre al 10 de octubre de 1841… hasta que ¡llegó Santanna!, (¡faltaba más!) para su sexto mandato, pero como presidente provisional, del 10 de octubre de 1841 al 26 de octubre de 1842.

Le seguiría Nicolás Bravo oootra vez, quien de plano colgaría el arpa, cuando el necio de Santanna, -¿por qué no?- arribó para un séptimo gobierno como provisional del 14 de mayo al 6 de septiembre de 1843.

Un sustituto fue Valentín Canalizo Bocadillo en dos ocasiones. ¿Pero, qué creen? López de Santanna arribó para su octavo mandato ¡Qué horror!

Interino también fue Mariano Paredes Arrillaga y un provisional José Mariano Salas.

LA FATALIDAD EN RETORNO

Y en aquel tiempo (ahora tampoco) no se pudo dar por muerto a Valentín Gómez Farías. ¿Se acuerdan? Sí el mismo, quien arribó para su quinto gobierno en sustitución… adivinaron: de Santanna. Sí, la antigua fórmula estaba en marcha de nuevo, perooo…su necedad de poner en venta los bienes eclesiásticos produjo la denominada Rebelión de los Polkos y… va p’a tras. Lo destituyeron, aunque ahí estaba lista la otra parte de la mancuerna. Efectivamente, Santanna alcanzaría su noveno mandato.

Quería más tiempo, pero tuvo que ir a pelear contra los gringos y…perdió, con todo y su mamonería (definida como: “persona insoportable con las ideas muy claras y con la firme misión de sacarte de tus casillas”), por aquello de su frase: “La línea divisoria entre México y Estados Unidos se fijará junto a la boca de mis cañones”.

¡Y le dieron un estate quieto!

De todos modos, hubo interino: Pedro María Anaya, quien hubo de ir a la guerra y ¡qué raro!, arribó Santanna a su décimo mandato, aunque sólo por tres meses y medio porque las tropas gringas tomaron la Ciudad de México en 1847, de tal manera que como substituto quedó Manuel de la Peña y Peña.

Le seguiría Pedro María Anaya y nuevamente estaría al frente del gobierno De la Peña y Peña, quien hubo de firmar el Tratado de Guadalupe Hidalgo: el fin de la guerra entre Estados Unidos y México y la cesión del 55% del territorio mexicano a los gringos.

Habrá dos interinos más, Joaquín Herrera y Juan Manuel Bautista, antes de que arribara para un undécimo mandato López de Santanna (de abril 20 de 1853 al 12 de agosto de 1855), quien tuvo tiempo de venderles a los gringos parte de los estados de Sonora y de Chihuahua mediante el Tratado de La Mesilla.

¡Bravo por el mañoso dictadorzuelo!

El subsecuente sería el interino Martín Carrera Sabat y de facto Rómulo Díaz de la Vega Fuentes, así como otros interinos: Juan Álvarez Hurtado e Ignacio Comonfort.

Ya en el siglo XX un presidente interino sería Adolfo de la Huerta Marcor, del primero de junio hasta el 30 de noviembre de 1920, que hubo de tomar las de Villadiego, como exiliado en Estados Unidos, tras haberse opuesto a la candidatura oficial de Plutarco Elías Calles.

Los otros López que han gobernado México ya los conocen. Estuvieron en el siglo XX y en el Siglo XXI.

Adolfo López Mateos, de 1958 a 1964. En su mandato creó el ISSSTE, la Comisión de Libros de Texto Gratuito, el Museo de Antropología e Historia y recuperó El Chamizal para México: una franja de tierra que estaba en poder de Texas, Estados Unidos.

Ello, tras señalar “A mi izquierda y a mi derecha está el abismo. Yo soy de extrema izquierda dentro de la Constitución”.

Otro López… Portillo (José) tuvo sus yerros (muchos, nutridos, inclusive los que no pudo cumplir “defenderé el peso como un perro”…guau, guau), pero también sus aportaciones: la Reforma Política de 1977 fue lo más importante al transformar la relación del sistema político mexicano con los partidos de oposición.

La Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (LFOPPE), fue aprobada por el Congreso en diciembre de 1977, junto con un paquete de 17 reformas y adiciones, necesarias para su funcionamiento, a otros tantos artículos de la Constitución (artículos 6, 41, 51, 52, 53, 54, 55, 60, 61, 65, 70, 73, 74, 76, 93, 97 y 115).

La LFOPPE, quedó claro, además de elevar a rango constitucional el reconocimiento de los partidos políticos como entidades de interés público, estaba orientada a la ampliación del sistema de partidos y la participación de éstos en el Congreso.

Al liquidar la figura de los diputados de partido e introducir el sistema mixto de representación proporcional, se incrementó el número de diputados a 400 -divididos éstos en 300 uninominales y 100 plurinominales-, redujo los requisitos para que los partidos políticos obtuvieran su registro -si bien estableció dos categorías de reconocimiento, el definitivo y el condicionado- y concedió        personalidad a las asociaciones políticas.

Y se hizo realidad la incorporación de nuevos actores políticos: el Partido Demócrata Mexicano (PDM), el Partido Comunista Mexicano (PCM) y el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) solicitaron y obtuvieron su registro condicionado.

Además, cuatro asociaciones políticas nacionales de izquierda (Unificación y Progreso A.C., la Unidad Izquierda Comunista, el Movimiento por el Partido Revolucionario de los Trabajadores y Acción Comunitaria A.C.) quedaron habilitadas para participar electoralmente en alianza con algún partido político.

Son el antecedente que hoy usufructúa Morena.

El otro López… Obrador está mal escribiendo su historia. Hasta ahora ha sido pésima.

De los hechos llevados a cabo, sigue latente y se desprende para México la amenaza del totalitarismo.

Perooo él tiene otros datos.

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