Margina AMLO al Personal Médico Privado y le Niega la Vacunación Contra el Covid-19

*Por sus Fallas, en Abril de 2020, Buscaba Apoyo en Hospitales Para Combatir la Pandemia

*“Al Personal Médico, Tenemos que Respetarlo; ser Solidarios, Fraternos, Humanos”, Decía

*Desdeña a Quienes en la Primera Línea Salvaron Miles de Vidas y Rechaza Inmunizarlos

Por Gerardo Lavalle

Aquella mañana del 13 de abril de 2020, el presidente López expresó: “Al personal médico, doctores, doctoras y enfermeras tenemos que respetarlos, tenemos que ser solidarios, fraternos, humanos”.

Todo era felicidad. Se firmaba el convenio la Asociación Nacional de Hospitales Privados y el Consorcio Mexicano de Hospitales Asociación Civil, que permitirían una disponibilidad de 3 mil 115 camas para atender pacientes contagiados del coronavirus. Los afectados no pagarían nada y serían tratados con el profesionalismo necesario. Se contabilizaron 146 nosocomios ubicados en todo el país para hacerle frente a la pandemia bajo el lema “Todos juntos contra el Covid-19”.

El 17 de noviembre se amplió el convenio y se unieron otros 50 hospitales más con lo que el número de camas se amplió en 50.

En aquellos días los empresarios del sector salud -privada, por supuesto- el presidente decía que cuando se nos presente el momento más crítico tengamos todas las camas, todos los equipos que se necesiten para salvar vidas.

Mario González Ulloa y Olegario Vázquez, quienes presiden la Asociación Nacional de Hospitales Privados y el Consorcio Mexicano de Hospitales, firmaron el convenio.

Ya había oportunidad para los grandes hospitales de aportar y apoyar a quienes fueran contagiados y requirieran atención. Con el paso de los meses y aunque el vocero sanitario insistía en que la pandemia cedía, las camas se llenaron en los hospitales del Sector Salud -públicos- y del privado. Se rechazaban enfermos. El personal estaba exhausto en ambas partes. Largas jornadas para salvar vidas.

Todos los médicos, enfermeras, camilleros, entre otros, actuaban con entrega y pasión. Horas sin dormir. Horas sin comer. Horas sin asearse. Horas que significan la vida o la muerte si los pacientes no eran atendidos.

Del sector Salud, el secretario de Hacienda, informó en octubre que el personal contaba con cerca de 2 millones de personas; se desconoce el número de profesionales de la salud que aportó el sector privado.

LOS BELLOS TIEMPOS SE OSCURECIERON

La “excelente relación” entre el Gobierno federal y los empresarios propietarios de hospitales, marchó bien hasta enero.

Ya había comenzado la vacunación. Raquítica, pero era el inicio.

Se dio a conocer el calendario de aplicación. Primero el personal médico de primera línea. Se entendió que “todo el personal”. Jamás se aclaró que se hablaba de quienes cobran en el Gobierno federal. (Tampoco se dio información, en aquel momento, sobre el costo de los 140 médicos cubanos que “vinieron a ayudar” y a los que finalmente se les pagó 5 millones de dólares).

Después estarían los adultos mayores, después aquellos cuyas edades fluctuaran entre los 50 y 50 y así sucesivamente hasta llegar a los jóvenes. (Los niños nunca fueron considerados por, supuestamente, tener los anticuerpos suficientes y por tanto no serían contagiados).

De los bellos tiempos, cuando el personal médico de los hospitales privados recibía palabras de reconocimiento y felicitaciones presidenciales, llegaron los de oscuridad.

¿La razón?

No sería vacunado “hasta que le toque”.

Y no fue el vocero sanitario el que puso el dique. Lo construcción el presidente López.

A partir de marzo, los médicos, enfermeras, camilleros y demás del sector privado, elevaron la voz y exigieron recibir la primera dosis del inmunizante.

La respuesta fue tajante: NO.

Y las protestas fueron al alza. Cerca de 500 médicos y enfermeras se apersonaron en la Secretaría de Marina en donde había inoculación. Había esa cantidad de vacunas sin aplicar. Hubo marinos de rango que se negaron a inyectar a los privados. Finalmente, la orden de un superior jerárquico permitió que los reclamantes recibieran la primera dosis.

Sin tener los datos precisos de cuántos forman el personal médico de los hospitales privados, una simple suma: 196 nosocomios con 30 atendiendo el tema del Covid-19, daría 5 mil 880, Es decir, se requerirían 11 mil 760 dosis para inmunizar a todos.

La cifra seguramente es corta. Debe ser mayor. Pero no están los datos disponibles. Suponiendo sin conceder que la cantidad se multiplicara por 10, ¿el Gobierno sufriría por aplicar 117 mil 600m vacunas?

Es injustificable la actitud presidencial. Y lo es más aún de parte de Hugo López-Gatell. Él es médico, o así dice su título.

Es una muestra de insensibilidad elevada al cubo.

Cuando se necesitó del apoyo, desde el presidente López pasando por el invisible secretario de Salud, Jorge Alcocer, el titular de Exteriores, Marcelo Ebrard y terminando con López-Gatell, rogaban por encontrarlo y que los dueños de los hospitales privados aceptaran no cobrar a los pacientes.

Un año después -se cumplieron el pasado martes-, la soberbia se apoderó del que tiene el control de las vacunas y con actitud autoritaria rechazó el reclamo de los que, en su momento, evitaron el colapso del sector de salud pública.

La reacción de los médicos privados no se hizo esperar.

Y reclamaron que también aquellos galenos que se encuentran en los consultorios de las farmacias, a los que les pagan salario mínimo, no les dan prestaciones y laboran 8 horas corridas, sean vacunados.

El silencio fue la respuesta.

Y la negativa acompañó el tema que no ha vuelto a ser abordado en las conferencias mañaneras. No se sabe si el convenio siga en vigor o sí, por el trato dado, llegó a su fin.

Adiós al slogan: “Todos juntos contra el Covid-19”.

Lo despidió el presidente López.

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