Por Juan José Barrientos
Se dice que todo tiene su lado bueno, y gracias a la pandemia del Covid-19, el Gran Hotel Xalapa dejó durante unos meses de atormentar a sus vecinos con el ruido que genera el aparato enfriador o “chiller” del aire acondicionado, pero ahora que en Veracruz volvemos a “la normalidad”, el aparato ha vuelto a funcionar, y seguramente lo hará durante los próximos meses, a menos que los contagios aumenten durante las vacaciones.
El ayuntamiento alega que el ruido no rebasa los límites permitidos por la NOM emitida por la SEMARNAT y ha protegido en esa forma al hotel, que pertenece al IPE (Instituto de Pensiones del Estado); lo que es más, a fines del 2016, modificó el artículo 174 del reglamento de Servicios municipales, donde se establecía que:
Queda estrictamente prohibida la instalación de establecimientos comerciales, industriales, de servicio o de cualquier otro giro, que, por sus emisiones y olores, ruidos, vibraciones, energía térmica y lumínica rebasen los límites establecidos por las NOM o PUEDAN OCASIONAR MOESTIAS A LA POBLACIOON.
http://legismex.mty.itesm.mx/estados/ley-ver/VER-RM-Xal-SerMun2013.pdf
De acuerdo con esto, no era indispensable comprobar que el ruido rebasaba los límites permitidos, pues bastaba con que ocasionara molestias a los vecinos, y éstos ya se habían quejado en varias ocasiones por los daños y perjuicios provocados por el ruido que genera el hotel.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos intervino incluso para llegar a una conciliación con las autoridades municipales, cuando presidia el ayuntamiento Elizabeth Morales, pero en el periodo de Américo Zúñiga se derogó el artículo que favorecía a los vecinos, argumentando que se trataba de algo subjetivo.
El caso es que la forma supuestamente objetiva en que se mide el ruido es muy discutible y favorece a los industriales y empresarios, pues se realiza en las colindancias de las fuentes o edificios donde se genera el ruido, y no en la zona de recepción.
En la práctica, el ruido se midió a mitad de la cuadra de Bustamante situada entre las calles de Victoria y Altamirano, pero debido a la topografía jalapeña, la percepción del ruido es mayor en las casas cercanas a la esquina de Victoria y Bustamante, que están a mayor altura que la azotea del hotel.
Hace dos o tres años, el Director de Procedimientos Normativos y Administrativos de la SEMARNAT, me informó que se había elaborado un anteproyecto para que la medición se realizara en la zona de recepción, pero éste no fue aprobado, debido a “presiones de la industria”.
Al asumir la presidencia municipal Hipólito Rodríguez, se esperaba que, de conformidad con la 4T y la lucha contra la corrupción, se restableciera el artículo derogado, pero no ha sido así, y lo curioso es que la Comisión Estatal de Derechos Humanos no haya protestado por la jugarreta de Zúñiga, y se limite a decir que no puede hacer nada, pues solo defiende los derechos reconocidos en las leyes y reglamentos.
Y al reformar el artículo mencionado, el ayuntamiento dejó sin protección a los vecinos.
Así están las cosas.