Por Susana Vega López
Sí, el periodo vacacional rompió con el confinamiento. De nada sirvieron los avisos de “quédate en casa” para evitar una tercera ola de contagios por Covid-19 en México. La gente se volcó, sobre todo, a las playas a las que se llega por carretera, como se había contemplado en las expectativas para Semana Santa y Pascua. Es el caso de Playa Casitas, Veracruz, a la que se llega en aproximadamente cuatro horas y media si se sale de la Ciudad de México.
Se deberá tomar la autopista México-Puebla; transitar el viaducto elevado hacia Xalapa, salir hacia la autopista Amozoc-Perote hacia Perote y luego hacia Xalapa (y aquí la controversia con la ortografía porque algunas indicaciones las escriben con X y otras con J), seguir por carretera Xalapa San Hipólito, ubicarse a la derecha para andar por libramiento Xalapa-Jal, y luego carretera Jalapa-Veracruz, continuar por la izquierda en la carretera hacia Jalapa-Paso de Ovejas hacia Nautla, luego tomar la que dice hacia Poza Rica-Veracruz, girar a la derecha en Playa Regatas; girar a la izquierda en Playa de las Brujas y en seguida Playa Casitas.
Si vienes de Tlaxcala, el trayecto dura alrededor de dos horas y es la primera playa que sale a tu encuentro. Los rayos del sol intensos obligan el uso de bloqueador para la piel y lentes obscuros. El calor inmediatamente provoca que resbalen las gotitas de sudor. Es inevitable.
Aparecen letreros para ofrecer el servicio de cuatrimotos con el fin de dar un paseo divertido por las dunas (formaciones de arena) ocre, a manera de desierto y lo sorprendente: en medio de estos médanos, un verde bosque… un lugar paradisiaco lleno de árboles por el que te lleva el guía ya que de otra forma no se sabría el camino a seguir.
Las formaciones de montañas de arena esperan que el visitante las suba, baje, cruce. Todo con precaución para evitar cualquier caída no obstante llevas casco, guantes, lentes y una pañoleta para cubrir la boca. El vehículo se siente pesado al momento de girar, por lo que las manos deben estar duras y firmes. Turismo de aventura en pleno. La diversión está garantizada, la emoción y la meta de terminar la travesía se imponen. El regreso es similar. Luego, una bebida refrescante para después zambullirse en las aguas de esta parte inmersa en los aproximadamente 50 kilómetros que comprende la famosa Costa Esmeralda.
En Casitas se encuentran hoteles de playa paras todos los gustos. Hay bungalows, cabañas y también zonas de acampar, así que el bolsillo decide en dónde hospedarse. El asunto es pasarla bien. Si se decide por lo último, a escasos metros del mar se encuentra la zona de tierra y pasto para poder instalar la casa de campaña. El costo es de 100 pesos por persona para asentarte en un área mullida por el pasto o de tierra firme.
Encontrar un buen árbol para buscar su sombra es indispensable, así como llevar repelente de moscos. La zona cuenta con vigilancia y es segura y apta para toda la familia. Cuenta con baños limpios y regaderas para darse un buen baño o sencillamente para quitarse el agua del mar y la arena.
Ya instalados al aire libre, es posible que se acerquen algunos que otros bichos, insectos y ¡hasta vacas! como le sucedió a la familia Sandoval por lo que tuvieron que salir, ellos, en estampida ante la mirada apacible de los rumiantes que buscaban un poco de pasto y la risa interminable de turistas.
Otra buena aventura es solicitar el servicio de snorquel y paseo en lancha. El asunto es mentalizar que todo va a estar bien, tranquilizarte para respirar sólo por la boca a través de un tubo (snorquel) y mirar a través de los visores que están incluidos en el paquete, así como estar cómodo con el chaleco salvavidas (que no esté muy flojo o muy apretado) y a disfrutar de la flora y fauna marina. Te llevan por un área de “cerebros” de todos los tamaños y de colores grises y verdes. En verdad que son espectaculares. El nado de pececillos con líneas multicolores sorprende por la rapidez de sus movimientos. Otros más lo hacen de manera lenta. Algunos parecen suspendidos.
Además, hay prácticas de pesca o se puede visitar El Playón donde se programan varias actividades para que la gente se divierta y muestre sus habilidades en los deportes. También rentan caballos para dar la vuelta y disfrutar del paisaje.
Aquí se encuentra una zona de restaurantes para toda clase de economías. Desde fritangas como sopes, gorditas, dobladas o pellizcadas, quesadillas de pescado, queso y más, hasta cocteles de mariscos, pescados a la talla, empapelados y al mojo de ajo por citar algunos. Aunque también se puede comer a la orilla de la playa.
La venta de huevos de tortuga, fue cambiada por los huevos de codorniz. Los ofrecen duros, los pelan o quitan la cáscara al momento y les ponen limón, sal y salsa al gusto. Frutas, aguas, pasteles y otros postres son llevados por los comerciantes para deleite de los paseantes.
Caminar descalzo por la arena café-dorada a la orilla del mar permite sentir las tibias aguas del Golfo de México; aguas tranquilas, oleaje apenas perceptible, plantas de los pies que agradecen esa sensación que quita el estrés, que hace olvidar los problemas, que invita a la reflexión, a la meditación.
Una encuesta realizada en febrero del 2021 por la casa de investigación y opinión pública, Defoe, para conocer la sensación que tienen las personas sobre su estado actual y futuro en México, reveló que 30% de las personas afirmó que acostumbran viajar en estas fechas. Un porcentaje alto, si consideramos el escenario de pandemia en el que nos encontramos.
Se aplicaron 1,600 encuestas en vivienda cara a cara a lo largo de todo el país y se supo que cinco de cada 10 personas que viajan prefieren un destino con playa cuando vacacionan en Semana Santa; el segundo puesto lo ocupa la ciudad, con 15%, y el tercero son los pueblos mágicos (7 %).
Adicionalmente, se indagó sobre cuánto dinero gastan aproximadamente en las vacaciones de Semana Santa. La mayoría destacó que destina entre 2 mil y 3 mil pesos (25%); el 14% entre los 3 mil y 4 mil pesos, y un 12%, aseguró que gasta más de 5 mil pesos.
Esperemos que estas vacaciones lleguen a buen término ya que en todo momento las autoridades y dueños de establecimientos observaron todas las medidas de sanidad: sana distancia, uso de gel antibacterial, toma de temperatura, sanitización de áreas y uso de cubrebocas, por citar algunas.