Por Alfredo Mejía Montoya
Las elecciones del 6 de junio próximo serán las más grandemente votadas en la historia democrática del país, aunque democráticamente hablando no serían tan viables si no estuviera en el escenario principal de las urnas y sus boletas, la vacuna anti Covid-19.
En elecciones, los protagonistas debieran ser los candidatos a cargos de elección popular, sea cual fuere el orden político, ya como Mandatario Estatal, Diputado Federal, Diputados de Congresos Locales, Presidencias Municipales, Ayuntamientos, Sindicaturas, Regidurías, Juntas Municipales, Presidencias de Comunidad y esta vez habrá un protagonista muy pequeño, aunque parece que pueda dominar el panorama electoral…
El partido oficial y su representante, el inquilino de palacio parece que han invitado a un aliado no tradicional. Aliado que veremos cómo es que llegó en forma tan oportuna a la fiesta electoral, no tanto para los individuos que deberán tenerla sin el roce político, sino por el de salud. Por lo que el arribo de ese minúsculo y liquido invitado, apareció en escena como en una historia de cuento de hadas y duendes, que precede del otro invitado más minúsculo aún, el Virus SARS-CoV2 (COVID-19), y que ambos, le cayeron como anillo al dedo al inquilino mencionado.
La historia del Virus, la Pandemia declarada, la búsqueda de antídotos y la creación de una vacuna contra ese contagio, son los antecedentes de la forma en como se ha tratado, manipulado o negociado la adquisición de las vacunas para 126 millones de mexicanos que habrá que inmunizar.
Desde el año pasado, se sabía que había la necesidad de vacunar a la población entera contra la pandemia. Una búsqueda y una necesidad absoluta. Independientemente a la falta de una estrategia en el manejo y desaseo en el control del virus en México, que a la fecha aún no se ha llegado a esos estadios y controles y el de las vacunas parece otro reto para el régimen.
Después del confinamiento, era obvio que la población debía de ser inoculada e inmunizarle lo más pronto posible, y tardíamente se implementó la compra de vacunas, cuando otros países, ya habían contratado la compra respectiva.
El 9 de octubre el Secretario de Hacienda Arturo Herrera, dijo que se formalizaría el acuerdo COVAX del 25 de septiembre, con el primer pago de la compra de vacunas contra el COVID-19, lo que según él, ¿representaba un primer paso en la ruta de salida de la crisis económica y sanitaria de la pandemia…? El 10 siguiente se efectuó la transferencia de 159 millones 876 mil 920 dólares, adquisición de las dosis suficientes para inmunizar al 20% de la población mexicana, ese porcentaje equivale a 51 millones 573 mil 200 dosis en un régimen de dos dosis por paciente. A la fecha no han llegado, pero llegarán, aseguran en marzo-abril… en la época de elecciones, ¡qué casualidad!
El canciller Ebrard el 13 de octubre dijo que cerró tratos con AztraZeneca, Pfizer y CanSino Biologics para la compra de 146.8 millones de vacunas (77.4, 34.4 y 35 respectivamente). Aseverando que la administración federal tendría las dosis necesarias para vacunar a más de 100 millones de mexicanos contra el Covid-19 (sic). Y se dijo que empezarían a llegar desde diciembre 2020, estamos pasando la mitad de marzo 2021 y no han llegado. Además, subrayó que los resultados de las vacunas de estas empresas deberán ser presentados ante la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), que deberá analizarlos y dar su aprobación. Como si tuviéramos a los científicos que elaboraron esas vacunas.
El pasado 2 de marzo, de nueva cuenta el canciller señaló que el mecanismo COVAX asignó 5.5 millones de vacunas que deben llegar entre marzo y mayo, En plena campaña electoral. Y aún se están esperando las 51 millones 573 mil 200 dosis, de la misma plataforma.
La vacunación en México sería para 126 millones de habitantes, y tiene comprometidas 34.4 millones de dosis de la estadounidense Pfizer, 79.4 de la británica AstraZeneca, 35 de la china CanSino, 24 de la rusa Sputnik V, 10 de la china Sinovac y 51.4 de la plataforma Covax de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto es 234.2 millones de Vacunas. (EFE del 6 de marzo).
El régimen prometió en diversas fechas, millones de vacunas y a la fecha no han llegado, nos han dicho que se han pagado, claro con dinero de los contribuyentes. Qué pasa, por qué tanto odio a la vida de la población, cada día que pasa hay más contagios, cada día que pasa hay más muertos, ¡qué insensibilidad!, ya estamos en elecciones y estamos en plena campaña (por los votos) de poder prometer a la población, más aún, a los más vulnerables, a los que menos tienen que es el nicho electoral del presidente López Obrador y su partido, que primero los pobres y sí efectivamente han sido primero los pobres, los que más se han contagiado y están muriendo ante tanta incompetencia y tanta irresponsabilidad de todo el sector directivo de salud. Claro, ellos no se mandan solos, simplemente siguen instrucciones y eso de detener por lo menos más de 2 meses la vacunación de la población hace más larga la agonía de terminar lo más pronto posible con la pandemia. Pero ¿por qué se detuvieron los arribos de las dosis de vacunas, por qué?
Estamos a 16 de marzo y tenemos que se han aplicado un poco más de 3 millones de dosis, apenas arriba del 2.5% de toda la población. Por ello, está inerme, molesta y frustrada del por qué si los recursos con los que se adquieren las vacunas pertenecen al contribuyente, porque en la Ley de Ingresos de la Federación para el ejercicio 2021, no se etiquetó presupuestalmente la compra de vacunas y ahora se toma dinero de donde sea y se rompe el principio del etiquetado del ejercicio presupuestal. Esto nos orilla a pensar que la intención del régimen era aprovechar que la vacunación se usaría como moneda de cambio por votos electorales en las campañas del partido oficial.
La capacidad instalada del gobierno federal hace imposible este objetivo, ya que los ejércitos de vacunación que se tenían en otras administraciones fueron desintegrados, por “razones de austeridad” era personal capacitado que trabajaba y desarrollaba sus funciones en el sector salud sabían cómo hacerlo, y lo hacían eficientemente, la última fue la de la influenza 2018. En este régimen, escasamente ha habido campañas de vacunación, y menos contra el Virus SARS-CoV2, sin embargo, no vacunarán aquellos servidores públicos que estaban capacitados, ahora, ese personal es aprendiz y lo aprendió en unos minutos, ello implica riesgo, ineficiencia y una absoluta irresponsabilidad para con la población.
En las campañas, se están prometiendo las vacunas a cambio del voto, hasta solicitando copia de la credencial del INE. Las vacunas no pueden convertirse en promesas de campaña, es una obligación del Estado proporcionar lo necesario, lo indispensable para que la población tenga bienestar y la vacunación es parte de esa función y no se está llevando a cabo esa responsabilidad.
Parece increíble que en casi 3 meses se hayan aplicado un poco más de 3 millones de dosis de vacunas, cuando nuestro vecino país del norte se dedicó a hacerlo con toda la capacidad instalada y llegan a aplicar más dos millones de dosis al día, no es justo que el presidente López Obrador y su subsecretario de salud López-Gatell estén exponiendo así a la población entera. Y ya nos están anunciando la tercera ola de contagios, que no debería llegar si se inmuniza lo más pronto posible a la ciudadanía. Las estadísticas de inmunización de la Universidad Johns Hopkins citan que con un 70% de la población vacunada, se evitará una mayor propagación y contagio. Estados Unidos lo hará en 174 días más; Chile, sí el país sudamericano, lo hará en 121 días y México en solo 3,183 días, ¿será posible que sea antes? Deberíamos tener campaña todo el año, y así las elecciones también se vacunarían…
Freedomm