Por Silvestre Villegas Revueltas
Cuando se escriben estas líneas, las noticias exprés de los diarios de la capital dan cuenta del aterrizaje del primer vuelo en las instalaciones militares del nuevo aeropuerto Felipe Ángeles donde el presidente López Obrador señaló que las instalaciones civiles aeronáuticas se abrirían próximamente ahorrándose la federación un par de cientos de miles de millones de pesos respecto al original proyecto a realizarse en Texcoco.
Por otro lado los noticieros y periódicos capitalinos reprodujeron fotos y videos de la apertura de los centros comerciales en la capital del país, largas filas para entrar a dichos lugares donde individuos, hombres y mujeres, estaban ansiosos por comprar algún artículo o simplemente por el hecho de pasear en los pasillos llenos de tiendas.
Finalmente, los medios de comunicación informaron y repitieron hasta la saciedad los diversos operativos de la policía capitalina y del ejército en contra del crimen organizado, en particular la detención de diversos miembros de los carteles de la droga y el decomiso de cientos y cientos de kilos de cocaína y otras estupefacientes, amén de armas de todo calibre, automóviles, teléfonos y un lamentable etcétera.
Los tres indicadores noticiosos arriba mencionados se acompañan de la violencia rampante en el país, de los datos que diariamente informa la Secretaría de Salud respecto a la pandemia del Covid, de los acuerdos oscuros que sobre menores castigos están negociando los abogados de los detenidos Rosario Robles y el empresario Ancira. Lo anterior, sin hablar de las noticias internacionales reducidas al juicio político contra Trump, el golpe de estado en Mianmar, de las dificultades comerciales y financieras que están sufriendo los países de la Unión Europea y la Gran Bretaña amén del episodio que retrata la detención de opositor ruso Navalni, las manifestaciones de protesta y la reacción policiaca.
Todo ello son noticias, unas que informan, otras que son de relleno y algunas más propias de la nota roja de periódicos y telenoticieros sensacionalistas que pueden y le quitan el sueño a algunos ciudadanos como a otros verdaderamente les viene poco; frente a ello se presenta el esparcimiento, la educación y la salud como formas de palear una realidad cotidiana muy poco satisfactoria.
La pandemia producto del Covid-19 ha demostrado en el mundo entero que la especie humana, aunque existen lobos esteparios o solitarios irredentos, el género humano es por esencia sociable porque lo que la humanidad ansía el día de hoy es convivir sin estar en peligro de muerte.
A nivel planetario la industria turística ha sufrido quizá uno de los peores embates económicos porque prácticamente está prohibido viajar. El ilustrador inglés Matt, del periódico Daily Telegraph, dibujaba en varios cartones las ansias de los ingleses por hacer viajes “aunque fuera a un hotel covid”, o bien vérselas con las autoridades británicas por no haber informado que habían ido y regresaban “de un país en la lista roja de contagio”; el resultado era ir a la cárcel con sandalias, ropa de playa y sombreros.
La reclusión planetaria también se ha cebado en los intérpretes musicales, en los actores de teatro y sus variantes, asimismo les ha pegado duro a los empresarios de salas cinematográficas porque han estado cerradas, medio abiertas y el público poco va. Pero sobre todo porque la pandemia ha convertido en populares las plataformas de internet que van desde las producciones populares como Netflix hasta las de cine de arte que están en España, Francia, etcétera con la posibilidad de pagar una cuota mensual y ver en una pantalla grande magníficas películas. Ello se puede, se está haciendo, pero yo siempre preferiré la oscuridad de la sala de cine, donde no se va a comer, sino a poner todos los sentidos en disfrutar la película.
Otro aspecto al que le ha pegado duro el confinamiento planetario es el tema de la educación en sus diversos niveles; es cierto que lo que es llamado por los mexicanos educación primaria y secundaria se ha mantenido cerrada, mientras que con altibajos ha abierto en países donde los salones de clases tienen pocos alumnos. Los profesores se han quejado que muchas veces sus clases parecen sesiones espiritistas porque el alumno pone la cámara en negro y el profesor pregunta: ¿¿Jorgito estás ahí?? Por otro lado, los alumnos y padres de familia se han quejado de que las clases a distancia hacen más difícil comprender materias que son esencialmente prácticas como laboratorios, talleres de producción etcétera. Finalmente, el proceso y las instalaciones educativas tienen como misión esencial la sociabilización y como ya lo dijimos ello es esencial al hombre.
Por último, el tema de la salud. Es por todos reconocido que el encierro ha provocado un mayor sedentarismo, algunos hacen deporte, la mayoría no, pero sobre todo los que tienen la fortuna de trabajar en casa no hacen el esfuerzo cotidiano para moverse e ir de un lado para otro.
La innegable crisis económica le ha pegado a los alimentos que consume la familia mexicana y ello provoca problemas de salud porque algunos consumen sopas prefabricadas o porque faltan cárnicos, lácteos, legumbres y frutas. Estimado lector, no se han percatado que con el nuevo etiquetado acerca del exceso de calorías, azúcares, etcétera, tiendas de conveniencia como OXXO, todo lo que venden se caracteriza por tener exceso de lo que ha señalado la Secretaría de Salud, desde los panes y refrescos hasta las salchichas, frituras y un enorme etcétera.
En fin, la cosa está complicada y no tiene visos de mejorar para bien en el corto plazo.