*Mes a mes “imponen” Récord de Envíos de Mexicanos
*El Cierre de 2020: Llegaron 40,607 Millones de Dólares
*Equivalen al 3.8 por Ciento del PIB: Banco de México
Por Joel Armendáriz
Si para Goldman Sachs “la fuerte contracción de la actividad y el empleo en Estados Unidos no ha impactado de manera visible el flujo de remesas hacia México”, no hay explicación para el incremento de remesas.
¿Qué hacen los mexicanos para enviar en conjunto 812 mil millones de pesos en 12 meses?
Y no es lo que ganan. Es lo que mandan a sus familiares.
Para su sobrevivencia en Estados Unidos deben tener una cantidad similar. Porque tienen que pagar comida, hospedaje –ya sea rentar un departamento, un cuarto de azotea o una casa que paguen entre 10-, transporte, compra de ropa etcétera.
El Banco de México rindió el informe del último mes de 2020 y el reporte implicó un incremento del 8.2 por ciento con respecto a noviembre.
El Banco Central, a pesar de la pandemia sanitaria que ha golpeado severamente a Estados Unidos, considera las remesas como una las principales fuentes de divisas del país, muy por encima de lo generado por Petróleos Mexicanos.
Si bien existen datos no oficiales pero provenientes de fuentes que sin comprobar lo aseguran –como el propio presidente López- que revelan la presencia de 12 millones de mexicanos en la Unión Americana de manera ilegal o semiilegal –la cifra que se considera oficial de todos los connacionales ubicados en Estados Unidos con ciudadanía o residencia legal asciende a 31 millones-, se presume que la mayor parte de los envíos de recursos provienen de los primeros. Los segundos, incluso, han trasladado a sus familias a sus sedes de vivienda.
Tratar de entender el fenómeno de las remesas es cada día más difícil. Como señala la calificadora Goldman Sachas “los sólidos flujos de remesas de los trabajadores han venido agregando apoyo a la cuenta corriente y al consumo privado, particularmente para las familias de bajos ingresos”, se advierte que los recursos que llegan a México proveniente del trabajo de los mexicanos, no son de aquellos que ya tienen estancia legal y que reciben salarios superiores a los que ganan quienes se emplean en diversas actividades en las que no cuentan con seguridad social.
Gracias a la suma de dólares que arribaron al país el año pasado, miles de familias resistieron la crisis financiera provocada por la Covid-19 y sortearon las limitaciones impuestas en las actividades no esenciales.
También gracias al esfuerzo de los se van porque en su país no encuentran oportunidades para desarrollarse, el Gobierno federal aplaude el consumo doméstico como si se tratará de una acción emprendida desde Palacio Nacional.
Presumir, como lo hemos dicho en otras ocasiones, del “mundo de dinero que envían los héroes anónimos”, es un contransentido del actual régimen que, dientes, para afuera, promueve “el reparto de la riqueza” para que los pobres reciban lo que por justicia les corresponde. Uno de los argumentos del presidente López es que la gente se va de los países centroamericanos, principalmente de Honduras, El Salvador y Guatemala, porque encuentran las oportunidades para quedarse en sus países. Por ha promovido la asociación financiera con Estados Unidos para apoyar con millones de dólares a esas naciones y con ello se contenga la migración.
Sin embargo, no admite que los mexicanos que se han ido, se van y seguirán yéndose son porque, justamente, en su país no hallan el camino que les permita mantener a sus familias. La falta de empleo, la poca preparación educativa y observas que la pobreza es la compañera inseparable, orilla a miles, cientos de miles, millones con los datos actualizados, abandonen sus lugares de origen y prueben suerte en donde el capital y aprovecha la mano de obra, en ocasiones calificada –carpinteros, soldadores, albañiles, electricistas, por ejemplo- para mantener su ritmo de crecimiento.
Algo, por cierto, que no se hace en México en donde a causa de la pandemia y la necesidad de apoyar a micro, pequeñas y medianas empresas se negó por completo, lo que provocó una pérdida de millón y medio de plazas laborales.
Y mientras esto ocurre en el país, el fenómeno de las remesas es cada día menos explicable y no se descarta la presencia de criminales utilizando a los mexicanos para que envíen dinero lavado. No hay certeza en ello, pero la sospecha no es de ahora sino desde el momento en que las remesas crecieron a paso veloz cuando los empleos no abundaban en Estados Unidos.
Por lo pronto, México recibió poco más 812 mil millones de pesos –al cambio del pasado jueves- y miles de familias lograron subsistir más allá de las dádivas electoreras de los programas sociales.