Por Fede Bonasso
“Daño Irreparable” es probablemente el que se cometió contra los bosques que aportaron el papel para el reciente libro de la doctora Ximénez-Fyvie. Un tendencioso uso de información que podría ser útil si no contuviera semejante cuota de interpretación subjetiva.
La tesis central del libro es la siguiente: López Gatell (LG), aislado cuando era funcionario de Calderón, es hoy (por arte de su capacidad embaucadora) un zar con poderes absolutos otorgados por el presidente y, frente a una comunidad científica nacional petrificada, ha conseguido la aquiescencia y complicidad de todos los funcionarios del sistema de salud federal, las comisiones que los asesoran y médicos y consejeros científicos internacionales y nacionales, y matemáticos, incluida la OMS para (cito a la autora) “… sacrificar la vida de más de 3.5 millones de personas, pensando que seguramente sería el camino más fácil y menos costoso”. (pág. 90)
Aunque LG se hubiera equivocado en el 100% de sus declaraciones vespertinas, este libro seguiría siendo tendencioso por esta sola razón: el juicio sobre el pasado con los elementos que no existían entonces.
Disfrazado de valiente denuncia, de “granito de arena” patriótico, esta navaja de Okham invertida no esconde su propósito: el golpe político. Ya ese propósito, un ataque personal, sin contrapesos, evidente desde la portada y el título hasta su última página, desalienta a cualquier lector en busca de objetividad. Lo leí íntegro, sin embargo, para poder opinar sobre él. Nunca me importó si la doctora es dentista o bailarina del Bolshoi. Atendamos sus argumentos, eso es lo único que importa.
Justo antes de publicar esta reflexión (que comencé a redactar hace días), leo la nota sobre el libro publicada en El País por el ministro en retiro de la Suprema Corte, José Ramón Cossío. Y confirmo entonces que el asunto es, en efecto, tan preocupante como intuí desde que vi la portada de este libro. Cossío nos invita a leerlo y cuestionarlo con argumentos, sin caer en el ataque ad hominem contra la autora. Resulta desconcertante que un intelectual de su talla no advierta que el libro que nos elogia es, precisamente, un ataque ad hominem y al hombre.
La prosa barata y aleccionadora de Ximénez-Fyvie (ver pág. 150), plagada de inferencias y acusaciones gravísimas sin pruebas, le ha parecido atendible a uno de los más altos juristas de este país. Imagínense el daño irreparable que puede causar en otros ciudadanos.
Véase la contradicción de la pág. 33 y 34 sobre si la pandemia era o no controlable en el mundo; los delirios de la pág. 123 donde con desprecio declarado por la lógica se deduce que la estrategia de evitar el colapso hospitalario equivale a un plan para asesinar adultos mayores. Cito: “La estrategia de dejar morir a los mayores no es una leyenda urbana o una exageración, es una realidad que tristemente las autoridades mexicanas adoptaron muy pronto en la pandemia”. (pág. 61)
En la página 170 la doctora se lanza a la ficción literaria y nos relata un diálogo imaginado entre el Presidente y el Subsecretario. Una “joya” del rigor científico. Estoy seguro que pasó desapercibida a quienes acostumbran a examinar pruebas y no a establecer juicios desde la lectura de cómics.
El libro es, a un tiempo, un placebo y una difamación. La encarnación local del uso del chivo expiatorio. Costumbre fea si las hay, la forma más miserable del manejo del estrés colectivo.
Su indisimulable propósito difamatorio banaliza el tema y deja en la orfandad argumentos y fuentes que, desde otro enfoque, resultan más que atendibles. Una oportunidad desperdiciada por la autora y la editorial de ofrecer al público un gran estado de la cuestión sobre el asunto más urgente de la actualidad. No aporta ningún dato producto de investigación rigurosa propia; ninguna información que no pueda encontrarse con un repaso somero por Internet. Lo que aporta sí, es una tesis: el gobierno ha mantenido (no se entiende si por cinismo o estupidez) una estrategia diseñada para “dejar morir” a miles de mexicanos.
Existe un párrafo de protección en la página 21 donde declara que no acusa de genocida a López Gatell ni a ningún otro funcionario. Añade: “jamás he pensado que haya dolo detrás de las acciones de López-Gatell”. Pero a partir del subtítulo de portada hasta el final del texto comprobaremos que, exceptuando ese párrafo (probablemente colocado allí por consejos legales), la acusación de dolo y de estrategia criminal es, precisamente, la razón de ser del libro.
Párrafos antes nos ha declarado: “…el motivo para difundir semejantes absurdos entre los millones de mexicanos que lo han escuchado (a LG) en sus ruedas de prensa era, justamente, lograr que la gente se contagiara lo más rápido posible”. Rápidamente uno recuerda al “humanista” Javier Alatorre y su tesis contraria, llamando al desacato contra las medidas de confinamiento emitidas por la Secretaría de Salud. Prueba de la hipocresía de aquel párrafo auto exculpatorio es la declaración más torpe y desproporcionada del libro: atribuirle a López Gatell la culpa de la totalidad de las muertes por Covid-19 en México: “López-Gatell ahora vive las consecuencias de sus decisiones, las reporta a diario, sabe que más de 134 mil personas han muerto como resultado de ellas” (pág. 23).
El tema del manejo de la pandemia me parece central, no sólo por lo más importante: la salud de los que quiero y de toda la sociedad, sino en términos políticos. Creo que la magnitud de este monstruo lo convierte, se quiera o no, en la gran misión de la política. En México y en cualquier parte del mundo. Y, por tanto, la evaluación política e histórica de esta administración se basará fundamentalmente en el manejo que se haga de la pandemia. Mucho más, por ejemplo, que en cualquier obra de infraestructura. Joe Biden parece haber entendido esto rápidamente, por poner un ejemplo en otro país. Así, cada día parece más urgente reasignar fondos para ayudar a los sectores más golpeados.
No es, crisis semejante, excusa para refugiarse en el bálsamo ideológico y mucho menos en el negacionismo que a veces se le exige a la lealtad militante. Aquí hay que defender a la sociedad, no a la 4T. No sostengo en estas notas, por tanto, como tampoco sostiene el propio subsecretario López Gatell, que el manejo de la pandemia en México no haya tenido errores, y que hacen falta rectificaciones. Muy diferente a los ataques de este libro, llegan las “Recomendaciones para la atención de la pandemia por COVID-19 en México”, producto de la crítica razonada de 29 especialistas de instituciones muy importantes; que no buscan el ataque sino el aporte.
No le concedo a Ximénez-Fyvie su “idea” de que los altos funcionarios de esta administración han pergeñado un plan criminal. Y mucho menos si va a intentar convencerme no desde la serenidad del análisis imparcial, sino desde las arbitrariedades de una prosa adolescente.
DIVIDE Y VENCERÁS
Sí, esta pandemia dejará un daño irreparable en nuestras vidas. Pero también lo dejarán ediciones irresponsables como ésta, donde la verdad se subordina a la oferta y la demanda, y se sigue alimentando una visión maniquea de la realidad que nada ayuda a construir un ambiente de crítica saludable y humildad científica.
Porque sigue teniendo razón Harari, a un año de su llamado a las sociedades y gobiernos, recién empezada la pandemia: “cuando los humanos se pelean, los virus prosperan”.
Fede Bonasso es músico. Su último disco es La Subversión. Autor de la novela Diario Negro de Buenos Aires.