Por Jesús Michel Narváez
Fiscalizar los recursos que utilizan los partidos y los candidatos a cargos de elección popular, no es tarea fácil. Hay muchos subterfugios –como aquel que no se trata de corrupción sino de apoyo para la causa (dixt. AMLO- o factureros que hacen su “chamba” para ocultar sumas importantes que provienen, en muchos de los casos, del crimen organizado que insiste en tener posiciones dentro de la política nacional.
De ahí la importancia de la firma de los Anexos Técnicos del Convenio de Colaboración suscrito con la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y el Instituto Nacional Electoral.
Santiago Nieto Castillo, titular de la UIF de Hacienda, ha sido, ciertamente, un actor protagonista durante los últimos 4 años. Gracias a sus resbalones, Emilio Lozoya Austin se encuentra bajo proceso, aunque lo haga como “testigo colaborador”, y algunos cientos de millones de pesos les han sido congelados a los cárteles criminales.
Vigilar que en las campañas electorales no se filtren dineros de “dudosa procedencia” fortalece a la democracia y limpia, no siempre, el rostro de los que llegan a ser gobernadores, diputados federales y locales y presidentes municipales.
Para nadie es un secreto que el crimen organizado y poderosos empresarios meten las manos hasta el codo con tal de que sus favoritos alcancen el triunfo en las urnas y después, como buenos financieros, cobran las facturas con intereses que rayan en usura.
No solamente recuperan lo “invertido” sino que, en el caso de los criminales, colocan a los jefes policíacos tanto a nivel estatal como municipal, además del secretario de Obras y las direcciones de adquisiciones.
Es todo un entramado que Mexicanos contra la Corrupción exhibió con un trabajo llamado algo así como “el dinero bajo la mesa” que no solo duplica los recursos legales sino los quintuplica, rompiendo la equidad democrática.
Nieto Castillo no se anda por las ramas. Sabe del poder que tiene y la confianza que deposita en él su jefe-jefe: el presidente de la República no el titular de Hacienda. Y por ello actúa con cierta frivolidad y es amante de los reflectores pero no por ello deja de ser eficiente… cuando el caso lo amerita.
Si bien es cierto la Comisión de Fiscalización del INE es robusta y tiene experiencia en la revisión de las cuentas que presentan los partidos y los candidatos, hay ocasiones en que con todo y tener los elementos probatorios de abuso en el gasto de campañas y sanciona con severidad, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, al que acuden todos los multados, ha actuado con laxitud y permitido que los presuntos responsables salgan bien librados.
Con Nieto como el ojo de águila que mira todo desde distancias difíciles de medir, es recomendable que los partidos y candidatos cumplan con las leyes electorales y dejen de lado lo que es público: la aceptación de recursos de dudosa procedencia.
Veremos qué tanta atención le pone Nieto a las campañas de los candidatos de Morena y si es igual a la que tendrá hacia los de las oposiciones. Por eso, no se trata de una tarea fácil sino una prueba de fuego que, en realidad, sí quema y no solo las manos.
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