Por Jesús Michel Narváez
Al conocer que Delfina Gómez Álvarez será la nueva secretaria de Educación Pública, me vinieron a la memoria nombres de grandes titulares de esa dependencia y al mismo tiempo aquellos de quienes todo se podría esperar menos que condujeran y mal la importantísima labor que significa la enseñanza.
La texcocana tiene un miserable currículum profesional en la materia: maestra de educación primaria desde 1982 hasta 1999, de 1998 a 2012 fue además, Subdirectora Auxiliar de Proyectos en la Secretaría de Educación del estado de México. Durante 10 años se desempeñó como directora del Centro Escolar «Nezahualcóyotl» de la ciudad de Texcoco. Proviene de la Universidad Pedagógica Nacional y obtuvo una maestría en Administración de Instituciones Educativas por el TEC de Monterrey. (Una institución neoliberal y de fifís).
Y en materia política también queda a deber: alcaldesa de Texcoco (2013-2015), diputada federal (2017-2018) y senadora (2018), además de candidata a gobernadora del Estado de México en 2016 con el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
No se le conoce que haya escrito un solo libro, a no ser que haya participado en la Cartilla Moral y la Guía Ética, las “dos grandes obras” del presidente López.
De los nombres de grandes secretarios de Educación me acordé de Agustín Yáñez, Jaime Torres Bodet, Justo Sierra Méndez, Jesús Reyes Heroles, Narciso Bassols, Porfirio Muñoz Ledo y Miguel González Avelar, personajes, todos, que dejaron profunda huella en el cumplimiento de un mandato constitución: la educación primaria y secundaria.
Y claro hallé en el archivo de la memoria a los nada brillantes: Fausto Alzati, Manuel Bartlett Díaz, Otto Granados Roldán. Aurelio Nuño Mayer, Reyes Tamez Guerra, Josefina Vázquez Mota, Ernesto Zedillo y Esteban Moctezuma Barragán. Ellos también dejaron huella: la que identifica incapacidad para dirigir una entidad cuya responsabilidad mayor es guiar la enseñanza básica de cerca de 30 millones de alumnos.
¿Cómo hacer el cuadro comparativo con la que será la nueva titular de la SEP?
No hay forma. Quizá encaje en los opacos, porque al lado de los brillantes no tiene nada qué hacer. Y no es denostarla. Es mostrarla como ha sido, es y será.
Formará parte de la futura historia de cómo la autollamada cuarta transformación freno la educación y construyó una red de universidades patito que si bien no dejan a nadie sin estudiar difícilmente aprenderán lo que en las verdaderas casas de estudio se enseña.
Al presidente López le urge crear una generación sin la preparación suficiente, que se quede con los conocimientos de primaria y secundaria y que no entiende la O por lo redondo.
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