Por Iván Ruíz Flores
No fue cerrada a los feligreses por los bombazos en tiempos de la Guerra Cristera. Tampoco por las distintas confrontaciones y disturbios que han asolado a México, mucho menos por las epidemias que han afectado a sus habitantes, pero sí por la pandemia más mortífera que ha sufrido nuestro país y el mundo.
Han pasado 489 años (1531) desde que la Virgen María, según la leyenda, se apareció al indio de la etnia chichimeca Juan Diego en el cerro del Tepeyac.
Hace poco menos de cinco siglos que la Señora le solicitó que le dijese a Fray Juan de Zumárraga, obispo de México, que erigiera un templo para ella. Así sería y el arquitecto Pedro de Arrieta iniciaría su construcción 164 años después, en 1695, aunque para abrir sus puertas transcurrirían14 años, en 1709, con sus cuatro torres recamadas de azulejos de talavera amarilla y azul.
Tuvieron que pasar varios años y varias restauraciones hasta que en 1895 fue coronada la Virgen de Guadalupe y en 1904 se le otorgó el rango de Basílica, aunque solamente permaneció con el mismo hasta 1974 (60 años), debido a que por el constante deterioro de la misma, y el crecimiento de la feligresía procedente de todos los rincones de México y de América Latina, hubo de construirse un nuevo edificio.
Desde las apariciones hasta ahora, ella fue el consuelo de las familias que sufrieron. Por ejemplo, en 1545 el “Cocoliztli” (salmonela) cuyos síntomas son fiebre, problemas gastrointestinales, debilidad, dolor abdominal, sangre en las heces. Después de 5 años, aseguran los historiadores, mató al 80% de la población (15 millones de personas). Este episodio ha sido considerando una de las peores epidemias, después de la peste negra que mató a 25 millones de personas en Europa en el Siglo XIV.
También en 1813 la epidemia de tifo en Cuautitlán, causó un total de 3,114 víctimas en siete meses, y en 1833, el Cólera mató a 324,000 personas en todo el país.
Y que decir de 1883, cuando la fiebre amarilla se desató en el país cuando desembarcaron en Mazatlán 33 enfermos procedentes de Panamá. Murieron 2,541 personas, aproximadamente 16% de la población estimada.
Además, en 1902-1903 la epidemia de la peste negra, de la variedad “Bubónica” inició para variar en Mazatlán donde se presume desembarcaron marineros enfermos se manifiesta en el puerto de Mazatlán. Se presume que el virus lo portaban unos marineros que venían a bordo del vapor “Curacao” procedentes de San Francisco, California. Se infectaron 824 personas, de las cuales fallecieron 582 (71%).
Hay más, en 1940 el paludismo dejó 24,000 muertes por año hasta finales del siglo.
También entre 1948 y 1955 la poliomielitis registró 1,100 casos. Se erradicó por medio de la vacunación.
Y la anterior a la actual, en 2009 la Influenza A/H1N1. El total, ha sobrepasado la veintena.
Como han señalado las estudiosas Lourdes Márquez Morfín y América Molina del Villar, la guerra el hambre, la pobreza y las epidemias fueron responsables de un estancamiento o “detenimiento demográfico”.
“De acuerdo con los censos de 1910 y 1921, la población de México pasó de 15,160.369 a 14,334.780 habitantes. La emigración, la guerra civil y la pandemia de influenza fueron responsables de la muerte de 450,000 personas. Hay diversas estimaciones sobre las pérdidas de vida provocadas por la guerra y la epidemia de 1918, una de ellas cuenta dos millones de habitantes muertos por los conflictos armados y 300 mil por la influenza”.
La basílica, pues, no se había cerrado. Ahora sí porque en México estamos a punto de sobrepasar el millón 200 mil infectados de Covid-19 y los 110,000 fallecidos.
