Por Alberto F. Mena mallen
Quizá algunas personas se imaginan los problemas que trae aparejado el tener un accidente en casa, por haberlo tenido o por algun familiar que lo sufrió. Muchas, es probable que ni por la mente les pase las vicisitudes que ello conlleva.
Una historia que surgió en estos dìas.
Una persona discapacitada por esclerósis múltiple, que apenas si camina apoyado con una andadera, se cayó de la cama alta porque el colchòn es de esos gruesos con colchoneta y para su desgracia se fracturó la cadera por la forma en que azotó en el suelo.
Ademas, en esa casa-habitación, está una viejecita de 93 años por lo que los familiares de ambos tienen mucho cuidado de no contaminarse con el coronavirus y desinfectan cualquier cosa que llegue, desde el mandado, u otro artículo que ingrese a la vivienda.
Ni se imaginan lo que se tuvo que hacer para trasladar al accidentado a un hospital. Cabe aclarar que esta persona es paciente del Hospital 20 de Noviembre, del ISSSTE -que es de atenciòn Covid 19-, ya que por su enfermedad, tiene que ser atendido por especialistas que lo han mantenido estable, aunque han señalado que con los años su mal progresará sin remedio. Uno de los medicamentos que se le aplica es una vacuna –que ha permitido estancar la enfermedad-, elaborada por una doctora con la especialidad de inmunología.
Ir a ese lugar, ni pensarlo, por lo complicado de su salud y porque existen riesgos muy reales para enfermarse del Covid 19, particularmente por ser una persona inmunodeficiente y porque su salud puede deteriorarse muy rapidamente cuando le alcanza algun virus o bacteria.
Lo primero que se realizó fue encerrar a los adultos mayores en una habitación para que los camilleros entraran a ese domicilio, pero lo peor, fue el bajarlo de un piso superior sin que sufriera por dicha fractura. Ya que se pudo, se trasladó en ambulancia a un hospital privado –no covid 19-, para que lo revisaran y atendieran.
Para su ingreso en el área de urgencias, todos los que llegaron a dicho nosocomio tuvieron que realizarse la prueba del coronavirus, ya que si alguno de ellos lo portaba, no serìa aceptado en ese lugar, de acuerdo a los procedimientos que se realizan en el citado hospital.
Ya con los resultados negativos, de él, su esposa e hija, fue ingresado para practicarle una radiografía del vientre para conocer la lesiòn sufrida y solo una persona fue aceptada de compañía del enfermo. La otra tuvo que esperar afuera para no estar en contacto con otras personas con enfermos que esperaban diagnósticos.
Al conocer los resultados de la radiografía -fractura de pelvis-, se tomó la decisiòn de que fuera operado de inmediato para evitarle dolores y màs complicaciones que llevan a mayor discapacidad de la que esta persona tiene.
No se imaginan el costo que se tuvo que pagar por la operación, ya que hubo necesidad de adquirir una prótesis, parte de la operación misma y una noche de cuarto. Desconozco la cifra exacta por no preguntarla, pero sí hubo comentarios de que fue arriba de los 150 mil pesos, que no fueron fáciles de conseguir; hubo necesidad de pagar en efectivo a los doctores -que lo exigieron-, y lo que se pensó fue que no quieren pagar impuestos al gobierno. Primero aceptaron una transferencia de dinero, pero despuès se negaron y solicitaron que se les pagara de cash.
El asunto es que aún no se puede tener la confianza de acudir a cualquier hospital ante el temor del contagio del coronavirus y menos cuando la situación de la pandemia se deteriora día a día ante un gobierno que repite casi todos los días de que vamos bien y que dicha pandemia se está controlando, cuando el director de la Organizaciòn Mundial de la Salud doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus señaló que la situaciòn de Mèxico es muy preocupante.
El número de contagiados va en aumento y por ende el número de camas de hospital ocupadas; algunos Estados del país regresaron al color rojo, y solo la Ciudad de México –que está también a un paso del color rojo-, incrementó el uso de las pruebas para detectar a las personas que son portadoras del virus, cuando esta actividad debió realizarse desde hace meses; incluso a pesar de que ya se solicita la utilización del cubrebocas, aún el gobierno no da muestras de ser el ejemplo de ello, particularmente el presidente López Obrador.
Otro ejemplo de las dificultades que se tienen en casa por los problemas de salud que padecen algunas personas que no son atendidas como normalmente se realiza al acudir a un hospital para una consulta o valuación por un médico, es el de una persona que sufrió un derrame cerebral hace unos 20 años y que padece problemas constantes que se han incrementado desde hace unos 10 años.
Dicha persona va regularmente a citas médicas –no en estos 9 meses-, para que lo valoren y evitar consecuencias mayores a su salud, ya que dicho accidente vascular le provocó síntomas que van desde una epilepsia, dolores tan fuertes en la mitad de su cuerpo que pierde la conciencia y debe ser medicado en forma especial, ya que tiene que colocarse parches de opio para evitar esas consecuencias por no haberse cuidado en forma preventiva ese derrame cerebral que le lesionó el tálamo.
Existen miles de casos como los relatados, hasta personas de la tercera edad que no reciben consultas médicas ya que corren el riesgo de contaminarse por el coronavirus y los que tienen la posibilidad de acudir a sus clínicas para ser valorados y recibir sus medicamentos cada mes, siempre existe el anuncio en las farmacias del IMSS de que no cuentan con algunas medicinas controladas.
Se les pide que llamen por teléfono para conocer si ya llegaron, pero resulta que dichos números telefónicos nunca contestan, ya que hay pacientes que tardan hasta media hora pegados al aparato y nunca hay respuesta del personal del Seguro Social, lo que hace pensar a los derecho habientes que el gobierno desea que se mueran para ya no gastar en ellos, porque a lo mejor les resulta muy caro y con eso de la austeridad franciscana, pues ya no es creencia, sino una realidad, como ha sucedido con los niños con cáncer, que es un ejemplo de los deseos gubernamentales.