Por Susana Vega López, (Enviada)
MORELIA, Mich.- Sin lugar a dudas uno de los grandes atractivos de Michoacán es su gastronomía. Al visitar cualquiera de los destinos de este espectacular estado, sería incompleta la experiencia si no comes la sabrosa sopa tarasca con sus tortillas doradas cortadas en tiras remojadas en un caldillo caliente hecho con jitomate, ajo, cebolla y frijoles con epazote licuados, que se adorna con pedacitos de chile pasilla o ancho, crema y queso, le da un sabor especial que ha deleitado a propios y extraños.
Es decir, si bien la comida es una necesidad, es un verdadero deleite degustar de los platillos típicos de Michoacán, que se sirven en la mayor parte de los restaurantes de su capital: Morelia.
Cuando visites este maravilloso lugar te aconsejamos probar:
Los uchepos (tamal de maíz tierno envuelto en hoja fresca de elote) de sabor dulce –aunque también hay salado- y consistencia esponjosita, las corundas (tamal en forma de triángulo que puede elaborase con hasta siete picos -como las piñatas-) servidas en un caldo de jitomate con rajas, crema y queso; enchiladas michoacanas (tortillas dobladas y bañadas con un caldillo de jitomate y chile guajillo, una pieza de pollo, zanahoria adornada con chiles jalapeños (en vinagre) son comidas típicas imperdibles.
El pescado blanco de Pátzcuaro, las famosas carnitas de Quiroga, que se preparan en lo grades cazos de cobre, que se producen en el Pueblo Mágico de Santa Clara del Cobre o Villa Escalante, donde un personaje típico de los años 50´s del siglo pasado, Pito Pérez lo puso en el mapa y en donde son famosas las tortas de tostada.
Los gazpachos (una especie de coctel de frutas que lleva mango, jícama y piña –algunos le agregan otras como papaya, melón y más- finamente picadas con un toque de vinagre, queso y cebolla). Los chongos zamoranos, los de cajeta como las morelianas (obleas), los ates, así como sus famosos rompopes. Y ya que hablamos de bebidas, acompañar sus comidas con la bebida tradicional del estado: la charanda que es un destilado de caña de azúcar.
Es de resaltar que gracias a las cocineras tradicionales de esta entidad, junto con las de Yucatán, Oaxaca, Chiapas, Puebla y Morelos, la cocina mexicana recibió un reconocimiento por parte de la UNESCO en 2010.
Ellas contribuyeron a que la comida tradicional mexicana fuera declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por ser parte de la cultura ancestral impregnada de un carácter ceremonial en su preparación. Además, el hecho de que se mantenga viva, le ha dado ese prestigio y reconocimiento, que enorgullece a los mexicanos.
Por cierto, el pasado 16 de noviembre se celebró el Día de la Gastronomía Mexicana al tiempo que se cumplieron 10 años de la declaratoria por parte de la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Un día que ya se festeja no sólo en México sino en el mundo.
Pero también es conveniente mencionar que la labor de los chefs mexicanos ha sido indispensable en la difusión de la inmensa variedad de la comida mexicana que ha rebasado fronteras y ha permitido se le aprecie como la de más y mejores opciones por la riqueza en su preparación y sus variados productos.
Las comunidades, las áreas rurales, en las medianas y las grandes ciudades, tienen cada una su toque distintivo en lo que a comida se refiere y si algo caracteriza a Michoacán es su cocina que se sirve en los restaurantes de Morelia, en donde además se puede degustar gastronomía de otros países.
Y si hablamos de restaurantes, los de la capital michoacana no tienen paralelo, pues varios de ellos están instalados en casonas que tienen una interesante historia, en especial los del Centro Histórico, como los de los portales de la Calle de Madero, frente a la Catedral, en los que se sirven una gran cantidad de platillos en un ambiente festivo y donde se reúnen las familias de la ciudad; o aquellos que se encuentran en partes altas con vistas espectaculares.
En el portal Allende existe la casa donde se perpetró la primera reunión conspiradora de independencia, perteneciente a la familia Michelena (quien llevó el café a Michoacán). Aquí, uno de los integrantes de la familia, el militar José Mariano, participó en lo que sería el inicio de la rebelión contra los españoles. El inmueble fue rescatado y ahí se encuentra una de las cafeterías, que lleva el nombre de los propietarios originales y uno de los restaurantes de mayor prestigio en la ciudad: La Conspiración de 1809, en donde se sirve gastronomía tradicional michoacana, que se fusiona o engalana con platillos internacionales.
Asimismo, hay casonas del siglo XVII adaptadas como hoteles y restaurantes como el que fuera el antiguo Mesón de la Soledad que, desde 1752, fue el primer sitio de hospedaje con el que contó la ciudad de Valladolid, antes de que se nombrara Morelia.
¿Y quién no desea comer la sabrosa comida local, los platillos de la región, en un ambiente tranquilo, en un lugar con vistas privilegiadas como una terraza de un inmueble histórico considerado un tesoro, donde está dispuesto el restaurante La Azotea del Juaninos; o el Cantera 10, adaptado en un edificio frente a la Catedral? Aunque también hay restaurantes de jóvenes emprendedores que fusionan la cocina michoacana con la oaxaqueña -Cuish- el cual es muy demandado por los turistas por su excelente ubicación
Los hay más sencillos con un gran variedad de platillos a precios accesibles y con un trato cordial y la calidez de los michoacanos que desean ofrecer lo mejor que tiene su cocina.
Y es que la alimentación en México -basada en la trilogía del maíz, frijol y chile- conlleva todo un ritual para su preparación: desde que se siembran estos productos con los que se pueden cocinar una gran variedad de platillos, hasta la preparación y la manera de comer de los mexicanos.
Algo que sorprendió al mundo fue el consumo ancestral de insectos, gusanos y semillas como las hormigas, los chapulines, los jumiles y hasta alacranes, chinicuiles y escamoles, por citar sólo algunos.
Cómase un taco y verá.
