Por Jesús Michel Narváez
Apenas el pasado 20 de octubre se dio a conocer que el exsubsecretario para América del Norte, Jesús Seade Kuri se encontraba presuntamente bajo investigación de la Secretaría de la Función Pública “por peculado y abuso de funciones tras ser acusado de falsear comisiones de trabajo y utilizar recursos públicos para visitar a su familia en Hong Kong” y ayer recibió la “más alta condecoración que otorga México” para “premiar los méritos eminentes o distinguidos de mexicanos por importantes servicios a la patria o la humanidad”, conforme a la iniciativa que envió el presidente Gustavo Díaz Ordaz.
La condecoración Miguel Hidalgo, en grado de banda que sólo se ha dado a 10 personas, a le fue entregada a Seade por haber representado a México “con eficacia y estableciendo las bases para que el T-MEC beneficiara a México, sin ceder independencia”. Palabras divinas pronunciadas por Andrés Manuel López.
Seade respondió al elogio: “Cumplir con nuestros compromisos no es subyugarse, es marchar hacia la modernidad; hacia un México de mejores prácticas y mayor justicia y a sacarle mayor provecho a las oportunidades que el T-MEC ofrece”.
Santas afirmaciones, Batman, diría el nada varonil acompañante del vampiro.
Porque el trabajo de la renegociación del TLCAN correspondió por 11 meses a Ildefonso Guajardo y su equipo de consultores. Un ejército compuesto por 300 especialistas de los diversos capítulos de lo que ahora se conoce como T-MEC trabajó incansablemente para lograr el menos malo de los acuerdos. Y sí, Seade estuvo integrado el grupo desde finales de julio del año pasado y acompañó al entonces secretario de Economía hasta el 30 de noviembre. Y después vino su negociación que consistió en dar más de lo que pedía el gobierno de Trump.
No se entiende cuáles son los méritos o los servicios a la patria o a la humanidad realizados por el señor Seade para merecer el honor de portar la más alta distinción que el gobierno de México entrega.
La negación presidencial al arduo trabajo realizado por Guajardo y su equipo implica que no se hizo nada hasta que llegó Seade. Qué difícil debe ser para el presidente López reconocer que el T-MEC es producto de la pasada administración y que gracias a los buenos oficios de los negociadores hoy es la herramienta que podría permitir la recuperación económica del país.
Al revisar un trabajo realizado y publicado por El Universal se encuentran los nombres de quienes recibieron el galardón de manos de José López Portillo en la primera entrega: los 6 sobrevivientes del Constituyente: Cándido Avilés Izunza, Alberto Terrones Benítez, Francisco Ramírez Villarreal, Ignacio Ramos Praslow, Jesús Romero Flores y Celestino Pérez y Pérez e Hilario Durán Herreros por 61 años de trabajo al servicio del Estado; Jesús Silva Herzog, Ignacio Chávez Sánchez, Nicolás Tomás Bernal y Personal Médico que ha luchado contra el Covid-19. Todos ellos, por separado o en conjunto, prestaron servicios a la patria. Pero ¿Jesús Seade Kuri?
Un personaje que prefiere Hong Kong que México y que derrotado en búsqueda de la presidente de la Organización Mundial del Comercio, ahora se retira a la vid privada. ¿Acaso no lo había hecho ya? Porque su cargo desapareció de la Secretaría de Relaciones Exteriores y fue suplido por una simple dirección que ocupa el que fuera vocero de la Cancillería: Roberto Velasco. Esa es la importancia que le otorga México a Estados Unidos y Canadá.
Lo dicho comendador: el mundo está al revés y el presidente confunde amiguismo con servicios a la patria.
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