*Auto Elogios y la Culpa del Pasado
*Con Limpias no se Borra la Tragedia
Por Jesús Michel Narváez
Como en todas las despedidas, voluntarias u obligatorias, el discurso entre los políticos es el mismo: hicimos lo que en los gobiernos pasados no hicieron.
Sí, el ridículo. Porque eso precisamente lo que dejó Alfonso Durazo luego de 20 meses de estar al frente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y de jefaturar el gabinete de (in)seguridad. Decir que no hay grupos criminales que controlen parte del territorio nacional es una MENTIRA mayúscula. Hablar de que se redujo la violencia, la criminalidad, la inseguridad en ese lapso, otra monumental MENTIRA.
No lo digo yo. Lo dicen los números oficiales del Secretariado Ejecutivo de Seguridad Pública Nacional. Los homicidios dolosos alcanzaron la mayor cifra desde que se llevan registro, en los 20 meses de su ejercicio. Dice la información oficial que al mes de septiembre se contabilizaron 69 mil 451 y de seguir la tendencia cerrará el sexenio con 200 mil. La violencia se recrudece día con día y no solamente en Guanajuato sino en Sonora –la tierra que quiere gobernar-, Oaxaca, Veracruz, Tamaulipas, Ciudad de México, Michoacán, Durango, Tabasco, Chiapas y sígale contando entidades. No se salva una.
Durazo se fue porque quiere cristalizar su sueño dorado: gobernar la tierra que lo vio nacer. Buscó ser candidato hace seis años pero no logró su objetivo. Hoy, con el respaldo presidencial, sueña con despertar como mandatario y ser el sucesor de Claudia Pavlovich.
Allá los sonorenses.
Y al iniciar el luto nacional por los muertos a causa de Covid-19, el presidente recibió una “limpia” durante la Ceremonia de Saludo al Sol y fue José Ángel Maldonado, gobernador tradicional del Pótan del pueblo yaqui, quien la realizó. Más tarde otra ceremonia: la mazateca en la que Teresa Ríos, con copal y hierbas limpio al presidente y a su esposa.
“Conmovido”, el habitante de Palacio Nacional, en donde se efectuó el evento, les dijo a los asistentes –cuya sana distancia no respetaron y el presidente omitió otra vez usar el cubrebocas- “agradezco los hombres y mujeres de los pueblos originarios, de las distintas culturas del México profundo que han participado en la creación y adorno de estos altares y estarán en estos días pidiendo al creador, a los dioses y a la naturaleza mediante rezos e invocaciones el descanso y la paz de los difuntos, así como la resignación y la tranquilidad de los familiares y de los amigos”. Gracias de todo corazón”.
Sin demérito de las tradiciones y en los días que se conmemora a los muertos –chiquitos y grandotes-, los que perdieron a un familiar a causa de la pandemia no alivian su dolor con limpias al presidente y su esposa. Tampoco con observar la Bandera a media asta.
Porque hacen responsable y con justa razón, al Gobierno federal de la ausencia de una estrategia para salvar la vida de 92 mil fallecidos. (Y contando).
Por supuesto que eso al presidente de la República poco le interesa. Tiene objetivos “más importantes, más personales” que comportarse como Jefe de Estado y gobernante de todos los mexicanos. No son los pueblos originarios, con los apellidos que portan, los únicos que deben interesarle. Menos aún el beisbol debe ser su prioridad. ¿Ó sí, señor presidente?
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