*En Redes Sociales Apalean a Morena
*Y en las Urnas se le Negó el Sufragio
*Era Esperado: Abundarán Impugnaciones
Por Alberto Almazán
Las encuestas comienzan a perder efectividad o se realizan a modo para satisfacer al cliente. Le digo esto porque en todos los ejercicios demoscópicos que se dan a conocer después del arrollador triunfo de Andrés Manuel López en 2018, apuntan hacia un “rotundo y contundente” rechazo al PRI y pronostican que en cualquier elección que se lleve al cabo será el menos votado.
Sin pretender tomar como norma lo ocurrido el domingo 18 en los estados de Hidalgo y Coahuila, los resultados hicieron que en las redes sociales hasta aplaudieran al “detestado partido de Estado”.
¿El hartazgo alcanzó a Morena?
Todo indica que sí.
E insisto: no se debe evaluar la fuerza de los partidos políticos en elecciones eminentemente locales en donde la presencia de operadores políticos es más efectiva y aunque los métodos sean los “de antes», es difícil entender cómo el partido del gobierno fue derrotado.
Y como se esperaba: desconoce la victoria de las oposiciones, porque no solamente el PRI ganó los 16 distritos electorales en Coahuila, sino recuperó al menos 35 alcaldías en Hidalgo y seguramente en el cómputo final estará gobernando casi al 60 por ciento de la población.
Como en toda contienda electoral hay ganadores y perdedores. Es la norma de la democracia. Lo que llama poderosamente la atención es que tratándose de los primeros comicios durante el mandato del presidente López, su partido haya sido derrotado.
Deberán prenderse las alarmas en Morena. ¿Qué orilló a los ciudadanos a no refrendarle la confianza?
Hay varios elementos a la vista:
1.- La actuación de sus legisladores federales y locales
2.- La forma de gobernar de sus presidentes municipales
3.- Las acciones del Gobierno federal frente a la pandemia sanitaria
4.- La falta de apoyo a las empresas después de meses de permanecer cerradas
5.- La creciente violencia que no cede
6.- La crisis económica provocada por el Covid-19
7.- La ausencia de obras de infraestructura (en ambas entidades)
8.- El retiro de subsidios y cancelación de programas destinados al campo
9.- La captura de Gerardo Sosa Castelán (Hidalgo)
10.- Los pleitos internos en Morena
11.- La cerrazón de los súper delegados (ambas entidades)
12.- Los candidatos postulados no convencieron (ni regalando dinero)}
13.- La persecución del llamado “Grupo Hidalgo” y del Clan Moreira
14.- El recorte presupuestal para los estados
15.- La cancelación del Seguro Popular
16.- La probable buena actuación de los gobernadores (en ambos Estados)
Son, entre otras razones, las que hicieron de los comicios del domingo 18 Morena no pudiera ratificar sus triunfos obtenidos en 2018.
Los candidatos del partido en el gobierno festinaban con antelación que “barrerían” en las dos entidades y que pintarían de guinda las acciones futuras de las políticas estatales.
LA FALTA DE ESTRUCTURA
De acuerdo con la información que fluyó y después fue confirmada, Morena carece de estructura organizacional para desarrollar su trabajo electoral.
Surgido como Movimiento y convertido en partido gracias al reconocimiento de registro que concedió el INE el 9 de julio de 2014 y obtuvo prerrogativas a partir de agosto. En 2015 le correspondió la bolsa completa del año.
El triunfo en 2018 ensoberbeció no al fundador y ganador de los comicios, sino a los dirigentes encabezados en ese momento por Yeidckol Polevnsky en funciones de presidenta interina en sustitución de Andrés Manuel López, quien renunció al cargo para atender las obligaciones de Presidente de la República.
Esa soberbia llevó a discusiones internas que aún no culminan, lo que provocó divisiones que se reflejaron en la selección de candidatos a las 84 alcaldías de Hidalgo y los 16 distritos electorales locales en Coahuila. Renovación de presidencias municipales y congreso.
En las primeras elecciones que se realizan en el mandato de la actual administración y pospuestas por la crisis sanitaria, Morena no logró convencer porque su trabajo a pie de tierra es deficiente. Y no es lo mismo “entregar dinero sin intermediarios” que exponer las razones por las cuales se quiere ser alcalde o diputado local.
Incluso, las informaciones del día de la elección en Hidalgo exhibieron que centenares de los representantes de Morena en las casillas abandonaron sus puestos al no ser recompensados como se les había prometido.
Además, tanto Hidalgo como Coahuila nunca han tenido gobernadores de otro partido que no sea el PRI y en consecuencia cuentan con un aparato electoral sólido que permite estar presente en todas las casillas y vigilar que los votos se cuenten correctamente. Junto a ello, los gobernadores, presidentes municipales y diputados locales del tricolor, dedicaron sus mejores esfuerzos para demostrar que se ha trabajado a favor de sus gobernados, tema que no pudieron explotar los candidatos de Morena al no tener representatividad real en aquellas entidades.
Como fuere, para Morena la experiencia ha sido amarga y deberá prepararse para la elección de elecciones que habrá el próximo año y en la que no estarán en juego unas alcaldías (84) y unos distritos electorales (16), sino el control de la Cámara de Diputados y 15 gobiernos estatales, entre ellos Hidalgo, que llegará fortalecido para el 2021.
LAS BENIDTAS REDES SOCIALES
Aunque parezca texto kafkiano fue la realidad: las benditas redes sociales dieron una paliza a los candidatos de Morena y aplaudieron, sí aplaudieron, los triunfos del PRI.
A vola paso se podría entender que los votantes se hartaron de Morena como lo hicieron del PRI en 2018 y aplicaron el viejo adagio: más vale malo por conocido que bueno por conocer.
Lo que sigue en Hidalgo y Coahuila son las impugnaciones de Morena. Nada nuevo bajo el sol.