Por Alberto F. Mena Mallen
Desde que tengo memoria, me percato de que nuestra democracia, incipiente o en evolución como se le ha calificado, va de regreso o retroceso –aunque nos lo escondieron y no nos habìamos percatado tanto como ahora-, por los gobiernos que nos han tocado en nuestras vidas y màs ahora que llegó la 4T encabezada por el actual presidente de la Repùblica.
Ello me lleva a señalar que en esta época existen semejanzas con el gobierno del dictador Porfirio Dìaz, quien concentró en forma autoritaria el poder de la Repùblica en sus màs de 30 años de gobierno, pero él sì enderezó el barco al despuntar al país en lo económico, lo político y lo social –luego de múltiples guerras internas-, e hizo que nuestra democracia avanzara sin precedentes, a punta de una administración férrea, autoritaria, cruel, despótica que permitió alcanzar los logros que èl quería para México.
Claro, se tardó más de tres décadas para obtener dichos logros, tiempo que no tiene el actual jefe del Ejecutivo, que quiere avanzar solo en 6 años y más aún con una pandemia, la que al parecer no terminará en el corto plazo y con una economía que deterioró grandemente en un poco más de un año de su gobierno y que se agravó debido al coronavirus.
El asunto con López Obrador, ya se ha señalado insistentemente, es que quiere concentrar en forma autoritaria –lo que casi logra, solo le falta el INE-, el poder en sus manos para evitar que su proyecto se desbarranque, pero nunca contó con los imprevistos mundiales que le están generando graves problemas para aplicar su 4T, aunque él lo haya dicho que ya sentó las bases para ello.
Y menos contó con la existencia de las redes sociales y una prensa crítica que analiza cada uno de sus pasos –consideró que lo iban a adular siempre-, para informar sobre sus múltiples errores y mentiras que han provocado que miles de ciudadanos se inconformen con sus técnicas de gobierno y sobre todo con sus políticas de avanzar a costa, incluso hasta la muerte, de niños con cáncer, o de personal de la salud que fue poco atendido en esta pandemia. Somos el primer país con una mortalidad mayor en este sector.
Si habría que reconocer que el detonar el desarrollo del sureste de México será bueno, tal y como lo quiere hacer con el Tren Maya, -Diaz lo hizo, pero en el norte y noroeste del país-, pero a costa de mucha gente maltratada, de muchos sectores sociales con su austeridad llamada franciscana, -que raya en la pobreza-, ya que se fue a los extremos en los recortes financieros, lo que ha provocado hasta la muerte de mexicanos. Eso sí, las inversiones se destinan para sus asuntos prioritarios.
También, nos dice el jefe del ejecutivo que todo va excelentemente, -quizá para èl y sus seguidores-, pero no para toda la población. En el caso del Tren Maya, poco se ha dicho de la negativa que le dio el Ejercito Zapatista de Liberaciòn Nacional, (EZLN), quien se ha mantenido callado respecto a esta obra, pero que puede dar sorpresas como las ha preparado en sus intervenciones anteriores.
Hay quienes califican a Díaz como un buen gobernante ya que detonó todos los sectores del país y a través de muchos esfuerzos hemos crecido desde entonces, pero en lo que no están de acuerdo muchos mexicanos fue que el oaxaqueño generara, al igual que López Obrador, un paìí desigual que provocó su caída, lo que hizo que fuera exiliado al extranjero, donde murió y sin haber obtenido un reconocimiento nacional por lo que hizo para México. Esperemos que “el Peje” no termine en su rancho de Palenque, Chiapas, olvidado como sucede actualmente con Enrique Peña Nieto.
Recordemos que los cambios políticos comenzaron con la llegada de la primera mujer a una gubernatura en Colima, Doña María Griselda Álvarez Ponce de León como mujer, poeta y política. Su gobierno fue sexenal de 1979 a 1985. Posteriormente en 1989 llegó el primer gobernador de oposición (del PAN), con Ernesto Ruffo Appel, en Baja California. Y luego con Cuauhtémoc Cárdenas a la jefatura de gobierno, de lo que fue el Distrito Federal, ahora Ciudad de México, en 1997.
También el poder legislativo en esa fecha, se vio integrado por diversos partidos de oposición, más el PRI que tenía una hegemonía de más de 70 años, pero que perdió posiciones. Ahora sucede algo parecido con Morena, que tiene la mayorìa del Congreso, lo que le ha permitido hacer cambios constitucionales que se traducirían en arraigar la 4T en la sociedad mexicana.
Pero, en materia de salud, el jefe del Ejecutivo ha reiterado que esta pandemia perrmitirá mejorar estos servicios, ya que se han invertido recursos para ampliar la atención de pacientes, lo que contrasta con lo que se dice en las redes sociales y medios de comunicaciòn, ya que solo se atiende a personas con Covid y se dejaron a un lado otras enfermedades que ocasionan hasta la fecha más muertes que el Covid-19.
Es momento en que aún no echan a andar en los institutos de salud, los mecanismos que permitan atender a quienes padecen enfermedades crónicas, aunque si hay entrega de medicamentos –no todos se dan a los pacientes, con el argumento de que aún no llegan, hable mañana para ver si ya lo tenemos, argumentan-, y menos generar las citas que se quedaron pendientes para aquellos a los que habrá que atender por diferentes padecimientos.
Incluso, ya se habla de que no hay aún estadísticas de cuàntos pacientes se recuperaron del coronavirus y que presentan secuelas; hay cálculos de especialistas en el sentido de que siete de cada diez las padecen. Éstas pueden ser por insomnio, dolor de cabeza, caída de cabello, debilidad muscular, ansiedad, depresión, fatiga crónica, dificultad para respirar, problemas de concentración o de memoria recientes, hasta enfermedades tromboembólicas, hipertensión arterial pulmonar y tal vez, porque aun se estudia, una inflamación peristente en el músculo cardiaco que podría derivar en una muerte cardiaca repentina. Y no existen suficientes centros adecuados para atender a estas personas.
Algunos de estos padecimientos también los padecen quienes están encerrados en sus hogares, mismos que, con la ayuda de familiares y amigos, se busca disminuirlos o eliminarlos, lo que no es fácil, dado el tiempo que se tiene del “quédate en casa”, para evitar algún posible contagio, del que muchos no lo han contado, un poco màs de 80 mil mexicanos que ya dejaron este mundo.
