*Queda Claro que no Todos los Políticos son Iguales
*Los Ambiciosos, de Escasos Escrúpulos y muy “Grillos”
*No Anteponen los Intereses Sociales a los Personales
*Pero sí Existen los que Trascienden y se les Llama Estadistas
*Otros son Oportunistas, Abyectos y Trepadores
*Resultado: Actualmente México Carece de Líderes
Por Ezequiel Gaytán
Aristóteles (Estagira, Grecia 384-322 AC) definió en su obra “La Política” el axioma “el hombre es un animal político”. De ahí que el gran filósofo griego sostiene que los seres humanos somos gregarios por naturaleza. Léase, somos una especie que para sobrevivir nos necesitamos como un cuerpo social. Lo cual significa que nos organizamos y especializamos en oficios y actividades y, consecuentemente, vivimos y convivimos porque nos requerimos, no obstante las complejidades y las vicisitudes de la vida diaria. Lo que Aristóteles definió como político se refiere al habitante de la polis o ciudad cuya responsabilidad lo lleva a comportarse en el deber ser y sujetarse a las reglas éticas armónicas con el resto de la comunidad.
La política es, por ende, la aceptación natural del pacto social y el reconocimiento de que necesitamos a un gobierno. Consecuentemente los gobernantes deben tener una serie de cualidades a fin de conducir el gobierno en favor de la sociedad y llevarla a mejores niveles de calidad de vida. Lo cual significa capacidad de liderazgo, visión de futuro y entendimiento acerca de lo que significa la justicia social.
Lo que llamamos la política en la era moderna es la conducción de la sociedad mediante el dialogo, acuerdo y consenso de los gobernantes o políticos con los diversos grupos que integran la comunidad. De ahí que el trabajo de los políticos es conciliación de intereses y materialización de los acuerdos. Lo cual no siempre es fácil. Lo importante es que los políticos tengan capacidad de persuasión y, en caso de ser necesario, capacidad de conducir con mano firme, pues ellos deben saber utilizar los instrumentos que el Estado les otorga jurídicamente con el propósito de imponer la ley y el orden. Por lo anterior no todos los políticos son iguales, ni todos son capaces de anteponer los intereses sociales a los personales. De ahí que la sociedad, en lo general, desconfía de ellos. Sin embargo, sí existen políticos que trascienden por saber distinguir sus ambiciones; a esos personajes se les llama Estadistas. Otros políticos son oportunistas, abyectos y trepadores. Es cierto que tienen muchas habilidades de convencimiento y llegan a tener carisma. Sin importar las capacidades y cualidades de cada uno de ellos. Lo importante es remarcar que todos tienen ambición de poder. De ahí que les llamamos animales políticos, pues se distinguen por sus ambiciones, usualmente sus pocos escrúpulos y por su inagotable capacidad de hacer grilla o política, según sea el caso y la necesidad.
Nuestro actual presidente es un animal político. Lo mismo Luis Echeverría y Carlos Salinas. Otros no tanto como Miguel de la Madrid y Ernesto Zedillo, es cierto que llegaron a la máxima magistratura del país, pero difícilmente los califico de animales políticos.
Tenemos el caso de Ricardo Anaya. Un personaje que, a mi parecer, no puede vivir, ni ser feliz si no está en la arena política. Perdió la elección presidencial de 2018 y ya está de regreso. No cabe duda, un político está o no está en funciones, pero nunca deja de ser político.
Vuelve en septiembre, mes patrio, pero sin obstaculizar las fiestas, en un momento en el que no existen liderazgos políticos emblemáticos, desea capitalizar los enfados sociales más allá de un plantón en la plancha del zócalo capitalino. Nos habla de un libro que escribió y nos insinúa acerca de su preparación académica y política porque su proyecto de vida es conducir los destinos nacionales por seis años.
Quienes lo conocen dicen que es amable, preparado y audaz. Yo no lo conozco, pero en los debates que sostuvo con José Antonio Meade y Andrés Manuel López Obrador me dio la impresión de ser un hombre competente, con vocación por el ejercicio del poder, osado, inquieto, muy ambicioso, sabe acerca de los tiempos políticos, oportunista, sin sentido del humor, sin agilidad mental y un poco acartonado.
Lo que yo pienso de él es secundario. Lo que llama la atención es que hoy México no tiene líderes con excepción del presidente de la República, nos agrade o no. Ni en Morena, ni en el PAN, ni en el PRI y mucho menos en el PRD se perciben. Los gobernadores están aislados, los legisladores sujetos y en la sociedad civil no veo que el ingeniero Gilberto Lozano y a su movimiento FRENAAA como una opción políticamente viable. Anaya piensa que él puede ser; no me crea confianza. El caso es que la ausencia de animales políticos en los momentos actuales me recuerda las épocas del presidencialismo omnímodo y eso es peligroso en una democracia.