¿Terrorismo?… ¿En Morelia?

*Eran Seis Cárteles los que se Disputaban Aquella “Plaza”

*Tiempos de “La Tuta”, “Los Zeta”, “Los Templarios”, “Los Viagra”

*También “La Familia Michoacana” y “Los Caballeros Templarios”

*Hubo Cinco Advertencias del Hecho al Centro de Comando

*Las Autoridades no Hicieron Caso y ¡Pum! Macabros Resultados

Por Marcos E. Knapp

El solo hecho de escuchar o leer la palabra terrorismo me eriza la piel; bueno, creo que a todos nos pasa. Y si nos detenemos a saber el significado de esta palabra, sabremos que es una forma violenta de lucha política que busca el desorden público, que a través del terror y la inseguridad, intimida a los adversarios y a todo un pueblo.

Morelia es una ciudad hermosa dicen muchos expertos y los que la conocen. Patrimonio Cultural de la Humanidad desde el 1 de diciembre de 1991; nombrada así por la UNESCO por sus 15 plazas y 1,113 monumentos con diferentes estilos arquitectónicos, entre otras cosas.

Noche del 15 de septiembre de 2008. Ondeaba desde el balcón de Palacio de Gobierno, en pleno centro de la capital, nuestra hermosa y emblemática Bandera Nacional. Y al grito de “Viva México», un atronador sonido, seguido de  gritos desgarradores y una estampida humana. Muchos gritaban: “¿Qué pasa?”. Otros en la incredulidad del momento seguían la fiesta diciendo: “Son cohetes».

Sobre todo porque el gobernador en turno siguió ondeando el Lábaro Patrio desde su balcón, un hecho que tras ser analizado el vídeo, éste último no le tomó importancia al estruendo. O tal vez estaba preocupado, o angustiado, o vaya a Usted a saber qué era.

No es fácil vivir en Morelia, porque es cuna de movimientos políticos ancestrales que en esta ocasión me reservo, pero que vale la pena que quien lo desee pueda buscar amplia información en “San Google”. Tal vez esa historia, hoy día, muchos la tomen de manera errónea para manifestar su repudio a gobiernos que van y vienen, escribiendo páginas y páginas con sangre y desesperanza. Marchas, plantones, bloqueos, etc., ya sabe, el pan de  cada día.

Dirán que exagero. Pero al estar en plenas fiestas del Día de la Independencia me trae la nostalgia, la rabia, la impotencia de un hecho sin precedentes que enlutó no sólo a muchas familias, sino a todo un pueblo, a todo un país y sin temor a equivocarme: a todo el mundo.

Época difícil no sólo para Morelia sino para todo el Estado, que seguía presa de la delincuencia organizada. Uno de los años más violentos: más de 45 mil delitos; 135 asesinatos tan sólo en el mes patrio producto de las pugnas entre grupos delincuenciales. Se venía el inicio de hechos violentos con Servando Gómez “La Tuta” o para otros apodado también “El Profe” que fuera detenido hasta en el año 2015. Quedaban células de los “Caballeros Templarios”, iba tomando fuerza la misma “Familia Michoacana”, “Los Viagra”,  y la pugna de “Los Zetas”, brazo armado del “Cártel del Golfo”,  que a toda costa querían “la plaza”, según el argot delincuencial.

Pero… ¿qué pasó esa noche del Grito? Pasó lo que las amenazas habían anunciado al Centro de Comando, Cómputo y Control del gobierno michoacano: “El lunes 15 de septiembre estén atentos porque va a haber un desastre el día del grito”.

¿Se hizo caso de las amenazas? No. Ignoraron las  cinco advertencias telefónicas y por escrito que llegaron entre el 1 y el 12 de ese mes, según consta en un documento oficial del gobierno del Estado. Estas amenazas fueron atribuidas a los “Zetas», cártel que en ese entonces peleaba por la plaza del Estado. Sin embargo, en llamadas anónimas y mantas, algunos grupos delincuenciales se deslizaron del atentado. Hasta un grupo armado denominado Ejército Popular Revolucionario (EPR) hizo lo propio.

Fueron dos granadas de fragmentación lanzadas sin misericordia a un núcleo de personas ahí reunido; no importó que había niños, personas de la tercera edad; familias que habían acudido a celebrar la noche del Grito. La primera granada cayó en la plaza Melchor Ocampo al lado oriente de  la Catedral Morelia, frente a Palacio de Gobierno, justo en el  momento que el gobernador en turno, Leonel Godoy Rangel, arengaba la Enseña Nacional. Otra más  fue detonada en la avenida Madero esquina con Quintana Roo, a unas calles del edificio gubernamental. El saldo (oficial): ocho muertos y más de un centenar de heridos.

El hecho fue catalogado como terrorista; inédito de la época actual en nuestro país. Un ataque artero que dejó muchas secuelas, amén del temor que resulta de este tipo de situaciones. La crisis nerviosa de la población creció. La gente se ausentó en las calles, sólo salía a lo esencial, incluso de estar en paseos de fin de semana por el primer cuadro de la ciudad.

¿Culpables? Muchos. Se habló hasta de detenidos, persecuciones, balaceras con delincuentes y hasta se presumió de 4 sujetos aprehendidos en Apatzingán, mismas que fueron localizadas tras una llamada anónima, confesos de los atentados. Pero no fue sino días más tarde que los cuatro sujetos confesaron ante un juez haber sido torturados para declararse culpables. Interpusieron amparos y años más tarde (2015) un juez federal los puso en libertad tras darse a conocer un video donde los obligaban a declararse culpables, además de exámenes periciales. Pero como siempre, luciéndose las autoridades de sus acciones.

Hoy, no hay algún detenido por los hechos de esa noche del 15 de septiembre de 2008.

A las víctimas se les prometieron muchas cosas, hasta se creó la Comisión Ejecutiva  de Atención a Víctimas en el año 2014, que tenía como encomienda asistir a los afectados del atentado.  En un acto protocolario, de lucimiento, se entregaron seis casas a algunos sobrevivientes, a otros medicamentos y pensiones. Otro  tanto aún hoy día espera la ayuda del gobierno.

Lo cierto es que tras 12 años, poco o nada se ha hecho al respecto. No hay un solo delincuente tras las rejas por infame ataque a civiles. Tampoco se ha apoyado a cabalidad a los afectados inocentes de aquellos granadazos del 15 de septiembre de 2008.

Hoy, existe sólo una placa metálica que reza:

“PORQUE EL ESPÍRITU DEL AMOR Y LA JUSTICIA PREVALECERÁ SIEMPRE SOBRE AL ODIO Y LA VIOLENCIA EN EL CORAZÓN DE LOS MICHOACANOS… EN MEMORIA DE LAS VÍCTIMAS DEL ATENTADO DEL 15 DE SEPTIEMBRE DE 2008″.

Vaya pues lo que siempre nos toca como ciudadanos, víctimas de las políticas y actuaciones de quienes gobiernan: CALLAR Y SEGUIR ADELANTE CON LO QUE NOS TOCA HACER DIARIAMENTE.

Porque hay que decirlo: aquélla lucha política entre un presidente y un gobernador, nada bueno nos dejó. Y lo peor, ambos michoacanos, paisanos, hermanos de un pueblo que ha sufrido mucho y que fincó sus esperanzas en quienes creyeron sería lo mejor para su hermoso Estado de Michoacán.

“Aiga sido como Aiga sido».

 

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