La Universidad de Oxford informó que reanudará los ensayos clínicos de la vacuna contra el COVID-19, que elabora junto a AstraZeneca, tras ser recientemente interrumpidos después de que un voluntario en el Reino Unido sufriera una reacción adversa.
En un comunicado, Oxford indicó que las pruebas de la vacuna, denominada ChAdOx1 nCoV-19, se reanudarán en el Reino Unido después de hacer una pausa el pasado día 6 como medida de precaución.
Esta posible vacuna, considerada una de las más avanzadas que se desarrollan en todo el mundo, está en las fases finales de los ensayos clínicos antes de recibir la autorización de los organismos reguladores para proceder a inmunizar a la población.
Al dar cuenta de la reanudación de las pruebas, la universidad indicó que en todo el mundo unas 18 mil personas han recibido esta vacuna en estudio como parte de los ensayos clínicos y que, en pruebas tan amplias como esta, se espera que algún participante pueda sentirse mal.
“Cada caso debe ser evaluado cuidadosamente” para asegurar la seguridad de la vacuna, añadió el comunicado de Oxford, que no ha especificado la fecha de reanudación de los ensayos.
Las pruebas clínicas en el Reino Unido empezarán otra vez tras completarse el proceso de revisión independiente.
“No podemos revelar la información médica sobre la enfermedad (del voluntario) por razones de confidencialidad del participante”, explica la alta casa de estudio en su nota.
“Estamos comprometidos con la seguridad de nuestros participantes y el más alto nivel de conducta en nuestros estudios y seguiremos de cerca la seguridad” de la vacuna.
La potencial vacuna, que dio resultados prometedores en los primeros ensayos, estaba siendo sometida a pruebas clínicas en el Reino Unido, Estados Unidos, Brasil y Sudáfrica.
El mes pasado, los Gobiernos de Argentina y México, así como la fundación mexicana Carlos Slim, llegaron a un acuerdo con AstraZeneca y la Universidad de Oxford para fabricar la vacuna para sus países y distribuirla después al resto de América Latina, excepto Brasil.
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, informó en agosto de que el objetivo era elaborar entre 150 y 250 millones de dosis que estarían disponibles a precios accesibles, con un precio individual de entre 3 y 4 dólares.