Por Jesús Michel Narváez
Después de que el presidente de la República divulgara que muy probablemente algunos de sus colaboradores –se entiende secretarios de Estado y directores de organismos como el IMSS, el ISSSTE, la CFE y Pemex, entre otras entidades- dejarían sus cargos para ir en pos de una candidatura –solo hay tres que interesan a los actuales: gubernaturas, diputaciones federales y alguna capital de los estados para presidente municipal-, la mirada más fija se enfocó hacia el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño.
Para el funcionario federal gobernar Sonora ha sido su sueño dorado. La anheló y casi la consigue con Luis Donaldo Colosio. El artero crimen en contra del candidato del PRI le rompió las alas a Durazo y ya no pudo volar.
Su militancia en el PRI le abrió las puertas para que su aspiración se concretara. La tragedia lo dejó en, prácticamente, orfandad política. Abandonó el tricolor y se convirtió en el poderoso secretario particular de Vicente Fox. En 2006 buscó la candidatura para el Senado de la República por el PRD, cuando se unió a la primera campaña presidencial de Andrés Manuel López. Fue derrotado en la contienda.
Más adelante, en 2012 fue diputado federal. Hasta ahí, se diría que es una carrera política con los altibajos naturales de alguien que ha dedicado su vida al ejercicio público. En 2018, ya como militante de Morena, alcanzó la nominación para el Senado por su natal Sonora y ganó ampliamente.
En el transcurso de la campaña, Durazo Montaño presentó el primero de junio de 2018 –a un mes de la elección- dos quejas ante el Consejo del INE de Sonora, por considerar que se le calumniaba.
Dos meses después se publicaba la sentencia. Tomó dos párrafos de la misma para entrar en materia:
Ciudad de México, a tres de agosto de dos mil dieciocho.
SENTENCIA por la que se determina inexistente la infracción relativa a la presunta calumnia en contra de Alfonso Durazo Montaño, entonces candidato al senado postulado por la coalición “Juntos Haremos Historia” en Sonora, dado que las expresiones contenidas en la propaganda tipo
“volante”, así como en un video alojado en la red social Facebook, constituyen manifestaciones amparadas por la libertad de expresión, sin que se advierta la imputación de un delito o un hecho falso con impacto en un proceso electoral.
Quejas. El quince de mayo, Alfonso Durazo Montaño, en su calidad de candidato, denunció hechos que podrían configurar calumnia en su agravio, derivados de la repartición de “volantes” en diferentes colonias de la Ciudad de Obregón, Municipio de Hermosillo y Cajeme, así como publicaciones en redes sociales como Twitter y Facebook, en las que lo identifican como “narco-político” y lo vinculan con el narcotráfico. 4. Por lo anterior, solicitó la adopción de medidas cautelares, para el efecto de que se ordenara a las empresas Twitter y Facebook retiraran diversos materiales audiovisuales alojados en sitios de esas plataformas y usuarios que difundieron y publicaron el material denunciado. 5. Cabe destacar que la segunda queja presentada tiene como base los mismos hechos, solamente difiere respecto de la primera, en las colonias que supuestamente fue distribuida la propaganda denunciada.
Hasta ahí parte de la sentencia.
¿Qué viene ahora?
Ignoro si el secretario policíaco esté preparado para enfrentar la “campaña de presuntas calumnias” que sin duda surgirán y con mucho mayor fuerza que en 2018. Porque se trata del gobierno del Estado no de un escaño senatorial.
Como dice el refrán: pueblo chico, infierno grande, en Sonora todos se conocen entre sí y saben, como afirma otro dicho popular, de que pie cojean. Los “neoliberales”, adversarios de la 4t son también los enemigos de Durazo Montaño. Y el funcionario federal no es el presidente de la República que inventa excusas para no responder lo que se le plantea. Durazo tendrá que enfrentar una cauda de señalamientos mayores a los 2018. El riesgo de perder es mayúsculo. Y aunque sean calumnias las que se le dirijan, como se repite en Palacio Nacional, dejan algo de tizne. Y en política, la ceniza que no es del miércoles de Semana Santa, no luce nada bien.
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