“El Nopalito”, el Banco de México y el Maximato

Por Nidia Marín

Nada que decir ante la vacuidad del no informe. Mejor la historia y los recuerdos. Sí, a punto de cumplir 90 años en el próximo 2021, hoy el Banco de México a los 89 años de edad y de que tuvo su primera gran crisis, cuando se desmonetizó el oro en el país, se defiende como gato boca arriba.

Pero en aquellos tiempos, el Maximato estaba en su apogeo tras el atentado en contra de “El Nopalito”, aquel presidente de la República que prácticamente no pudo gobernar y tampoco lo dejaron hacerlo, porque Plutarco Elías Calles era el que barría, planchaba, cocinaba, subía, bajaba, corría, mandaba, exigía y en fin dictaba en el país. Algún parecido a la actualidad es pura coincidencia.

Así que el moreliano Pascual Ortiz Rubio sólo era un brillante adorno con la mejilla perforada por el balazo disparado por Daniel Flores González afuera de Palacio Nacional tras tomar posesión como mandatario.

Ese año, seis meses antes, en marzo, ya habían detenido y encarcelado al aprendiz de asesino. Lo matarían tras las rejas once meses después. No, no, no hay que ser mal pensados, don Plutarco andaba en otros menesteres ¿o no? y estaba a punto de mandatar en septiembre el sonorense Abelardo Rodríguez, de tal manera que alguien no quería que el asesino soltara la sopa.

Quien sí la soltaría después, fue el propio “Nopalito”. Sí, el antirreeleccionista de hueso colorado, ex gobernador de Michoacán, ex maderista y ex diplomático, antes de renunciar a la presidencia de la República, diría:

“Salgo con las manos limpias de sangre y dinero y prefiero irme y no quedarme aquí sostenido por las bayonetas del Ejército Mexicano”.

No cabe duda, sus claridosas palabras estarían vigentes hoy, cuando se habla de colocar los primeros ladrillos de un segundo Maximato.

Todavía pasarían dos años más de algo muy similar a la dictadura de don Porfirio que produjo la Revolución Mexicana, hasta que llegó otro michoacano “El Tata” Lázaro Cárdenas, a poner la política en su lugar, vía el destierro del necio.

Mientras esto sucedía, en aquellos años del Maximato, las reformas del Banco de México se sucedían y tras la última se hizo obligatoria la asociación de los bancos con el Instituto Central y se flexibilizaron las reglas para la emisión de billetes.

Dicen que escaseaba la sensatez, pero también la moneda por lo que se inició un movimiento nacional a favor de la aceptación de billetes del Banco de México. Y el camino se despejó, aunque posteriormente este banco hubo de sortear la crisis de la plata en 1935 y posteriormente las fugas de capitales por la expropiación petrolera, los capitales flotantes con motivo de la Segunda Guerra Mundial, la crisis de balanza de pagos en 1946 y 1949 y después aplaudir el gran liderazgo de don Rodrigo Gómez y el desarrollo estabilizador.

No fue todo, sino que arribó posteriormente la etapa de modernización definitiva del Banco de México con el otorgamiento de su autonomía, en abril de 1994, hace 26 años.

Desde entonces, por dicha autonomía, ninguna autoridad puede exigirle la concesión de crédito, con lo cual se garantiza el control ininterrumpido.

Así hubo de afrontar otras crisis, como la de 1995 y luego desde 2008 y 2010 la derivada de la crisis en Estados Unidos, pero con todo y todo ha ido hacia adelante.

Hoy, como dicen los que saben: “Las instituciones valen por el marco jurídico en que se fundamentan, por la política que las orienta y por los individuos que las guían”. De ahí, que continúe autónomo y haya podido sortear las amenazas y piedras en el camino que le lanzan desde el Palacio Nacional.

Y como han dicho en el propio banco:

“En la evolución histórica el Banco de México ha enfrentado retos en cada una de sus etapas y ha mostrado gran capacidad para renovarse y ponerse a la altura de lo que hace un Banco central contemporáneo. Es decir, el Banco de México provee sistemas de pago electrónicos -modernos y seguros- para que la población siempre tenga la posibilidad de utilizar los sistemas más avanzados para hacer pagos y envíos de fondos de manera rápida y completamente segura.

“El Banco de México recientemente tiene entre sus funciones procurar que las comisiones que cobran a sus clientes los bancos y otros intermediarios no dañen sus derechos y sean congruentes con un desarrollo sano del sistema financiero”.

Síntesis: los maximatos no son sanos.

Advertencia: el horno no está para bollos, ni para rollos.

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