Por Jesús Michel Narváez
Romper la unidad, debilitar al adversario, dejarlo sin herramientas frente al poderoso, es el fondo de la frase “divide y vencerás”. Lograr el objetivo no es fácil menos cuando presuntamente existe un dique que impide el avasallamiento. El concepto es aplicable a todos los ámbitos y en política no es la excepción.
El anuncio de los 10 mandatarios federalistas de que abandonarán la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) porque “ya agotó su modelo ya no da para más”, demuestra que desde Palacio Nacional y Bucareli se ha sembrado la semilla de la discordia gubernamental y que el propósito de minar el poder que otorga la unidad, ya germinó.
La reunión en San Luis Potosí el pasado miércoles parece haber sido el dardo envenenado lanzado desde Palenque y que con puntería sorprenden dio en el blanco.
Los que se quieren ir probablemente supongan que con 10 es suficiente para conseguir la revisión del Pacto Fiscal, obtener recursos extras para el combate de la pandemia, lograr una “mejor coordinación” en materia de seguridad y “respeto al federalismo”.
Planteamientos utópicos en momentos en que la autocracia busca, justamente, no tener adversarios unidos sino grupúsculos que solamente pidan para ellos y no para todos, porque el dinero y las concesiones políticas no alcanzan en la llamada cuatroté.
Al presidente López no le agrada que lo reten y lo exhiban. Los gobernadores de Chihuahua, Michoacán, Tamaulipas, Jalisco, entre otros, sacaron la casta y exigieron trato justo y equitativo en materia fiscal. En la que parece la última reunión de la Conago, el Jefe del Ejecutivo federal se comprometió a revisar el Pacto Fiscal. Prometió, no firmó nada.
Nacida al calor de la pérdida de la Presidencia de la República, el PRI contaba con 21 gobernadores que tuvieron la brillante idea de unificarse para, en bloque, negociar lo negociable con un presidente de oposición. Sus logros fueron reconocidos en los siguientes 17 años. Hasta que… hasta que el presidente López ganó las elecciones.
La debacle se pronosticaba y más cuando en su seno participaron 6 gobernadores de Morena. Actuaron como espías para mantener informado al “jefe de jefes”. La Conago parece tener los días contados y quienes quieren romperla no se dan cuenta de que unidos tienen oportunidad, divididos caminan al fracaso.
Si la Conago desaparece, López celebrará otro triunfo que fortalecerá su “presidencia imperial”.
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