Por Nidia Marín
“La soberbia nunca baja de donde sube porque siempre cae de donde subió”, decía Francisco de Quevedo allá por el año 1600. Más de cuatro siglos después su frase se confirma en México, nada más y nada menos que con las acciones e inacciones de un buen número de las autoridades federales, empezando por su máximo dirigente.
¿Cuánto más tiene que pasar para admitir la serie de equivocaciones? ¿Cuántos funcionarios y políticos deberán contagiarse para que acepten los errores cometidos en la estrategia, su aplicación y en todo el camino seguido no sólo con la pandemia, sino desde hace más de un año en materia de salud y medicamentos ordenadas por una persona, misma que dio las instrucciones erradas desde la llegada del Covid-19 a México?
Y además hay necedad presidencial. Sí, en no utilizar cubrebocas lo que se se ha tenido que traducir en los hogares en la orden de los padres hacia sus hijos de: no hagas lo mismo que hace él.
Y es que no traer esa protección a imagen y semejanza del caudillo, está saliendo cara para otros funcionarios que sí se han contagiado, mientras a quien despacha en Palacio Nacional le vale, sigue negado a poner el ejemplo y se mofa de los mexicanos que si se colocan tapabocas.
No cabe duda que fue cruel la burla hecha por el mandatario al señalar en “La Mañanera”: “Estaba viendo ayer, no sé si sea cierto que los del PAN van a poner una denuncia porque quieren que yo me ponga cubre-boca; me voy a poner un tapa-boca ¿saben cuándo? Cuando ya no haya corrupción”.
¿Por qué no medirá sus palabras?
El asunto es que la clase política mexicana, de los diversos partidos también está sufriendo las consecuencias de la pandemia. Sí, el Covid-19 está realizando una poda por todos lados. Abundan los funcionarios infectados, lo admitan o no. En cuarentena están: la secretaria de Energía, Rocío Nahle; la secretaria de Economía, Graciela Márquez; el secretario de Hacienda, Arturo Herrera; la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum; su segundo de a bordo, el secretario de gobierno, Alfonso Suárez del Real, también; varias alcaldesas; Zoe Robledo, director del IMSS y pareciera cuento de nunca acabar.
Hay que recordar que varios titulares de dependencias, como Irma Eréndira Sandoval, así como subsecretarios de Gobernación y de otras instituciones estuvieron o están enfermos.
En las entidades ocurre lo mismo. Por ejemplo, después de que falleció el ex secretario de Salud de Coahuila, así como el secretario de Salud de Chihuahua, hoy está contagiado el secretario de gobierno de la entidad que encabeza el panista Javier Corral.
Además, están los nueve gobernadores que en el trayecto de casi seis meses han dado positivo al coronavirus, la mayoría ya fuera de peligro y suman más de 50 alcaldes contagiados en el país, varios de los cuales fallecieron ya.
Hasta el momento son 18 entidades de la República las que cuentan con uno o más presidentes municipales afectados de Covid-19, entre otras: Yucatán, Chiapas, Michoacán, Ciudad de México, Guerrero, Nayarit, Querétaro, Chihuahua, Oaxaca, San Luis Potosí, Sonora, Sinaloa, Veracruz, Jalisco, Estado de México, Tlaxcala, Coahuila y Sonora.
Y no hay para cuando termine esta pesadilla. No, si se observa que ayer se rebasaron en el mundo los 20 millones de contagiados, con México en el sexto lugar debido a su cifra de casi medio millón de positivos (exactamente 485,836) y en el tercer sitio del orbe (que se acerca aceleradamente al millón de muertos) nuestro país al sumar 53,003 fallecimientos.
Esto es para estar aterrados, aunque el único que no se preocupa, porque al parecer vive en un universo alterno, es ya saben quién.