Y el Festejo del Cumpleaños 695 de la Gran Tenochtitlan fue Virtual

Reportaje

Por Susana Vega López

Todos hemos festejado de alguna manera las llamadas fiestas patrias del 16 de septiembre y del 20 de noviembre, día de la Independencia y el aniversario de la Revolución Mexicana, donde sale a relucir la bandera tricolor que lleva en el centro el águila sobre un nopal devorando una serpiente. Y es que, precisamente esta señal fue la que dio pie para que se fundara La Gran Tenochtitlan un 26 de julio.

La semana pasada se cumplieron 695 años de que los antiguos pobladores migraron desde Aztlán para encontrar este emblema que mandó buscar Huitzilopochtli, principal deidad de los mexicas, quien profetizó a los indígenas que en donde se hallara un águila posada sobre un nopal devorando una serpiente debían fundar su ciudad, y que ahora es el Zócalo capitalino.

Desde 1978 grupos de mexicanidad realizan cada 26 de julio, en el Zócalo capitalino, la representación anual de la fundación de Tenochtitlan, pero en esta ocasión y en la nueva realidad que se vive a raíz de la pandemia de Covid-19 que azota a toda la humanidad, no lo pudieron festejar como acostumbran.

Ahora se realizaron transmisiones virtuales –la nueva modalidad- a través de la plataforma digital Capital Cultural en Nuestra Casa, en el canal de televisión pública Capital 21, la estación de radio por internet Código Ciudad de México y redes sociales.

“Año con año desde 1978, impulsado en su mayoría por danzantes aztecas, celebramos el 26 de julio la fundación de esta ciudad, en 1325. La fecha es igual de relevante que el 16 de septiembre (Independencia de México) o el 20 de noviembre (Revolución Mexicana), porque es la que nos da origen e identidad como mexicanos”, explicó uno de los coordinadores de este aniversario, Aurelio Méndez Evangelista.

El practicante de danza anahuaca destacó la importancia de la fecha para los mexicanos y precisó que Tenochtitlan Vive efectuó su ceremonia en el Museo de la Ciudad de México, bajo las medidas de higiene y sana distancia requeridas para poder revivir la fundación de Tenochtitlan.

El colectivo, dijo, se conformó el año pasado con el objetivo de dar una mejor organización y estructura a la celebración, y está integrado por grupos de danzantes aztecas o mexicas que participan desde 1978 y otros que desde entonces se han sumado, así como de grupos de investigación y defensores de las culturas originarias.

En tanto, el director del Archivo Histórico de la Ciudad de México, Juan Gerardo López Hernández, habló sobre la fundación de Tenochtitlan, dijo que “Para encontrar el águila -que representa el sol- parada sobre un nopal, los mexicas tuvieron que purificarse y encontrar en la naturaleza los símbolos de lo tolteca y lo chichimeca, la diversidad que los integraba y los llevó a esta peregrinación para ser considerados un pueblo con rostro y corazón, lo que lograron con la fundación de la ciudad”, detalló el historiador.

Es muy común ver danzantes en diferentes lugares de la ciudad como en la Plaza Manuel Tolsá, -de las más emblemáticas de la ciudad dado que está rodeada del Museo Nacional de Arte, el Palacio de Minería, el Palacio de Correo Mayor y dos inmuebles también de la época colonial que ahora son restaurantes- el zócalo capitalino, la Basílica de Guadalupe, el Museo Nacional de Antropología e Historia y el Monumento a la Revolución, por citar algunos.

Hombres y mujeres de diferentes edades danzan al ritmo del tambor como una manera de preservar tradiciones y ritos ancestrales. Comienzan con una “limpia” que consiste en ahumar a las personas con incienso y copal en sahumerios y piden por ellas bienestar, salud, y larga vida a los cuatro puntos cardinales.

Los danzantes lucen una vestimenta que consiste en un taparrabos, pectoral, cascabeles en pies y manos y un gran penacho. Parecen incansables, cantan al sol y se dirigen a los cuatro rumbos del mundo que simbolizan también los cuatro elementos naturales: oriente (viento), norte (agua), poniente (tierra) y sur (fuego). Los elementos y rituales que conforman la tradición.

En los festejos por los 695 años de la fundación de Tenochtitlan también se contempló el estreno de un episodio de la serie de lecturas “Voces de la historia de Mexhico-Tenochtitlan. 700/500”, dedicado a explorar este hecho, así como la repetición del capítulo que describe la Matanza del Templo Mayor, también llamada Matanza de Tóxcatl, la cual significó la ruptura de relaciones pacíficas entre mexicas y españoles, pues estos últimos fueron quienes en mayo de 1520 perpetraron los asesinatos contra nobles y guerreros indígenas.

Estos episodios históricos son prácticamente desconocidos y tiene gran importancia porque los sucesos de casi siete siglos son el origen de nuestra mexicanidad y retomarlo, revivirlo o recordarlo nos dan un sentido de identidad a la vez que nos permite contar con otros atractivos turísticos que aún no han sido explotados adecuadamente y que valdría la pena hacerlo.

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