Por Emilio Hill
Spike Lee, el Enfant Terrible de la conciencia crítica norteamericana, sin la complacencia hollywoodense tan del estilo de Oliver Stone, regresa a poner el dedo en la llaga dentro de la historia estadounidense. Y lo hace mediante un relato bélico en la forma, pero que en el fondo resulta más complejo: Das 5 Bloods (Estados Unidos, 2020), es trascendente porque cuestiona valores profundos y ve imperfecciones que pueden ser políticamente incorrectas.
Por principio de cuentas los protagonistas del filme, cuatro soldados veteranos de Vietnam que regresan al escenario donde lucharon por su país para, en apariencia, rescatar el cadáver de su líder moral, Norm (Chadwick Boseman), pero en realidad van en búsqueda de unos lingotes de oro perdidos hace más de cuatro décadas brillan por su oscuridad. Unos ex héroes imperfectos que han sobrevivido a la pesadilla como cicatriz, gracias a su codicia y sus tormentos crepusculares.
El grupo de amigos, afro-estadounidenses que reniegan en todo momento del racismo y una marginalidad de la cual han sobrevivido, no buscan la redención, pero sí una suerte de reivindicación: ahí está el fanático de Trump con ataques a la Rambo, Paul (Delroy Lindo), quien va acompañado de su hijo David (Jonathan Majors), quien argumenta es el único que puede controlar a su padre en sus ataques de ira, Otis (Clarke Peters) adicto a las pastillas para el dolor, Eddie (Norm Lewis) un archiacomodado, medio presumido quien ofrece pagar la estancia del grupo, y el bonachón Melvin (Isaiah Withlock). Los amigos irán de la remembranza, más impuesta que otra cosa, a la codicia sincera.
Siempre sincero el discurso de Spike Lee desde Do the right thing (Estados Unidos 1989), nunca cae en la sabrosa complacencia actual de tener un universo tan cinematográfico de víctimas. Todos y cada uno de sus personajes principales tienen luces y sombras. No hay virtud en estas víctimas.
Con un disfraz de cine bélico, a la Tres reyes, la trayectoria no será la redención de los ex soldados, sino una honesta decadencia. La complacencia blancuzca de Oliver Stone sale sobrando pues.
Completa el cuadro de actores el siempre acertado Jean Reno, como un francés casi caricaturesco que ayudará a lavar el dinero a estos buenos muchachos. Se puede ver en Netflix.