Por Jesús Michel Narváez
A los pronósticos de calificadoras y organismos financieros globales ya se sumó el Banco de México y dio a conocer el suyo: PIB de 2020 -8.8. (Algo así como 2 billones de pesos).
Es la peor caída en cuando menos tres décadas. No obstante las opiniones de los expertos, que no tienen filias ni fobias ideológicas sino intereses económicos, el Gobierno de la República desoye las advertencias y se conforma con manipular la “captación de ingresos a pesar de la pandemia” utilizando el pago de grandes deudores como si se tratara de recaudación generada por los impuestos que se contabilizan trimestralmente.
La caída libre en la que se ubica el PIB empobrecerá a unos 12 millones de familias y las lanzará a sobrevivir con las dádivas del proyecto “Bienestar” y que no se sabe de dónde obtendrá la Secretaría de Hacienda los recursos.
Porque con independencia del paro de actividades no esenciales y que forman parte vital de la economía, al Gobierno se le vino el torbellino, anunciado de mil maneras, sin darse cuenta. La baja en los petroprecios que aún no se recuperan junto con la reducción de exportaciones petroleras y el acortamiento de las mercancías y productos nacionales al exterior, fundamentalmente a Estados Unidos, y la pérdida de cerca de millón y medio de empleos, complican el escenario económico para este 2020 y cuando menos hasta el 2023, según los analistas de la materia.
El consumo interno indefectiblemente será menor porque no habrá liquidez para seguir adquiriendo ya no los lujos sino lo necesario; el ahorro también desaparecerá con la baja de tasas de interés que, conforme a la inflación, se perderá dinero en lugar de obtener rendimientos en las inversiones.
El motor del crecimiento económico son los empleos. Sin ellos, el Gobierno deja de recibir impuestos fijos como son el ISR, el IVA –que todos pagamos- y el IEPS que grava combustibles, bebidas alcohólicas, azucaradas y comida identificada como chatarra.
¿Cómo cumplirá el Gobierno los compromisos de, por ejemplo, el servicio de la deuda, la nómina, los programas sociales?
La realidad, la terca realidad, pronostica años de pobreza y casi miseria franciscana por el mal manejo de la crisis sanitaria, de la relación con los empresarios, por la cancelación de los contratos para producir energías limpias, por el derroche de recursos al destruir lo hecho en el NAIM y por los caprichos de las obras personales del Presidente, entre otras cosas.
PIB en caída libre y ahora se entiende porque el presidente López quiere desaparecer la medición.
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