La Primavera Fatal Para la Humanidad

*Y Continúa la Guerra Mundial Contra un Virus

*El Enemigo Número uno del Orbe: Covid-19

*Habrá Líderes Recordados por su Habilidad Ante la Tragedia

*Otros Sólo recibirán Críticas y el Rechazo Generalizado

Por Iván Ruiz Flores

Ha sido una primavera fatal. Por vez primera en la historia del mundo todos los países del orbe están infectados. El Coronavirus Covid-19 los atrapó con los dedos contra la puerta y deficientes servicios de salud.

Tal como lo señalara hace una semana el dirigente de la ONU António Guterres: “Las reglas normales ya no se aplican. El mundo se enfrenta a un enemigo común. Estamos en guerra con un virus”.

Tiene razón el secretario general: “Estamos ante una crisis sanitaria mundial nunca vista en los 75 años de historia de las Naciones Unidas, que está propagando el sufrimiento humano, infectando la economía mundial y trastocando la vida de la gente”.

Y acertó también al explicar: “La COVID-19 está matando gente, además de atacar el núcleo de la economía real: el comercio, las cadenas de suministro, los negocios, los puestos de trabajo. Hay ciudades y países enteros en confinamiento. Se están cerrando fronteras. Las empresas están tratando a duras penas de seguir abiertas, y las familias, de mantenerse a flote”.

Ni como negarlo, aunque los líderes de muchos países serán recordados por su habilidad ante la amenaza y la tragedia habrá otros que sólo recibirán las críticas y el rechazo generalizado por su falta de habilidad para conducir a la nación y a sus pobladores.

Guterres, además, les recordó a los líderes del mundo que “…el gasto en salud debe incrementarse de inmediato para satisfacer las necesidades urgentes y el aumento de la demanda —ampliar la cobertura de las pruebas de detección, reforzar las instalaciones, retribuir a los trabajadores de la salud y garantizar la suficiencia de suministros—, respetando plenamente los derechos humanos y evitando el estigma”.

Habrá quienes tomen en cuenta sus palabras, pero se duda que en México ocurra lo mismo, ante la irritando actitud asumida por el presidente de la República, hoy rebasado por una buena parte de los gobernadores… afortunadamente.

Ello, porque el propio titular de la ONU recordó: “Se ha demostrado que es posible contener el virus, y es imperioso hacerlo.

“Si dejásemos que se propagara como reguero de pólvora, sobre todo en las regiones más vulnerables del mundo, mataría a millones de personas.

“Y sin más demora tenemos que dejar de adoptar estrategias sanitarias a escala nacional, cada país por su cuenta, y en cambio garantizar, con total transparencia, una respuesta mundial coordinada, en la que también se ayude a los países menos preparados para hacer frente a la crisis”.

Eso, para nuestra desgracia, no ha ocurrido todavía. Pareciera que en los países están aturdidos, atolondrados ante la tragedia,

Más, sin embargo, las palabras del secretario general deben llevar a la reflexión porque, efectivamente, los Gobiernos deben dar el más firme apoyo a la labor multilateral contra el virus, encabezada por la Organización Mundial de la Salud, cuyos llamamientos deben cumplirse sin excepciones.

Y una verdad de a kilo es que, “…la catástrofe sanitaria demuestra que somos igual de fuertes que el sistema de salud más débil.

“La solidaridad mundial no es solo un imperativo moral: es por el bien de todos”.

En cuanto a lo económico este líder considera:

“A diferencia de lo que ocurrió en la crisis financiera de 2008, la respuesta en este caso no radica en inyectar capital solamente en el sector financiero. Esta vez no se trata de una crisis bancaria; y de hecho, los bancos deben ser parte de la solución.

“Tampoco se trata de una sacudida habitual en la oferta y la demanda: se trata de una conmoción para la sociedad en su conjunto.

“Hay que garantizar la liquidez del sistema financiero, y los bancos deben aprovechar su resiliencia para brindar apoyo a sus clientes.

“No nos olvidemos de que esencialmente estamos ante una crisis humana.

“Lo más importante es que nos centremos en la gente: los trabajadores que perciben salarios bajos, las pequeñas y medianas empresas y los más vulnerables.

“Eso significa que hay que dar apoyo salarial, seguro y protección social, para prevenir las quiebras y la pérdida de puestos de trabajo.

“También significa que hay que idear respuestas fiscales y monetarias para que el peso no recaiga en quienes menos recursos tienen.

“La recuperación no debe darse a expensas de los más pobres, y no podemos crear una legión de nuevos pobres”.

Y para que no lo olviden muchos gobiernos, como el mexicano:

“La crisis financiera de 2008 demostró sin lugar a dudas que los países cuyos sistemas de protección social eran sólidos fueron los que menos consecuencias padecieron y los que se recuperaron más rápidamente.

“Debemos asegurarnos de que se aprendan las lecciones y de que esta crisis sea un hito en lo que respecta a la preparación para las emergencias sanitarias y a la inversión en los servicios públicos esenciales del siglo XXI y la provisión efectiva de bienes públicos mundiales”.

Gracias don António. Ojalá no haya oídos sordos en México.

 

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