Por Gerardo Lavalle
Al presidente pudo no haberle gustado y como siempre, descalificó la marcha de ayer y el paro de hoy.
Pero como dice la consigna: se ve, se siente, el paro está presente.
Sí.
¡Y qué bueno que hayan sido exitosas la marcha y el paro!
Las mujeres se visibilizaron y no hay poder humano, así sea el presidencial, que las borre.
Salieron y para siempre. Ahí estaban. Ahí están. Ahí estarán.
En su mañanera de hoy, calificó al movimiento feminista como conservador disfrazado de mujer. Nada más falso. Nada más alejado de la verdad.
Las feministas salieron a la calle porque están hartas de ser violentadas y asesinadas y que la autoridad, lo mismo federal que estatal y municipal ignoren la realidad y se laven el rostro con discursos que muestran la oquedad de quienes los pronuncian.
Ayer miles de mujeres, más de 100 mil en la capital del país y otro tanto o más en 26 ciudades, mostraron el músculo forjado por la desesperación de ser ignoradas. Y hoy, el paro nacional impactó casi todas las actividades que desarrollan las féminas.
En el Gobierno Federal no digieren el hecho. Nadie del Gabinete presidencial salió a felicitar a las mujeres por su valentía y organización para reclamar sus derechos y su seguridad.
Todos callaron. Hombres y mujeres.
Se indigestaron con la presencia de las miles de mujeres. Ni siquiera los fármacos para las agruras les sirvieron.
Como se sabe, el Jefe del Ejecutivo acudió a Fresnillos, el feudo del senador Ricardo Monreal Ávila, para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. No se arriesgó a la rechifla ni a escuchar los reclamos.
Pero se tomó la foto con esposa y recibiendo un beso. ¡Qué bueno que sea feliz!
Sin embargo, su felicidad no es la de todas… de todas aquellas mujeres que perdieron una hija, que fueron violadas o golpeadas en casos específicos rociadas con ácido.
Lo hemos dicho en repetidas ocasiones: hay que escucharlas, atenderlas, darles respuestas a sus reclamos.
Ellas no piden otra cosa que ganar el mismo salario que los varones, tener acceso a los cargos de responsabilidad, mirar el futuro con esperanza y dejar de ser las víctimas que el Gobierno no escucha.
El Paro de hoy debe significar algo para el Presidente.
Desdeñarlo, como lo hace, traerá consecuencias en las urnas. Y él sabe que sin el voto femenino Morena irá a hacerle compañía a Satán. Le harán lo que hizo con las instituciones en 2006.
Un Presidente gobierna para todos: pobres y ricos; hombre y mujeres. Empresarios y empleados. No puede, como es el caso de López Obrador, abrir y ensanchar la brecha. Enfrentar al pueblo nunca ha sido una buena receta en la democracia. Y él sostiene que es un demócrata aunque no lo demuestre.
