“Espartaco”

Del Cine y las Leyes

El Precio de la Libertad

Por Horacio Armando Hernández Orozco

“Espartaco” (“Spartacus”), película estadounidense de 1960, dirigida por Stanley Kubrick; con la actuación de Kirk Douglas (Espartaco), Laurence Olivier (Craso), Jean Simmons (Varinia), Charles Laughton (Graco), Peter Ustinov (Batiato), Tony Curtis (Antonino), John Gavin (Cayo Julio César), John Dall (Glabro), John Ireland (Crixo) y Herbert Lom (Tigrano).

Espartaco, un esclavo que adiestrado como gladiador por el severo “doctore” Marcelo; se enamora de una esclava llamada Varinia, a la que mandan a Roma, por ello lidera una revuelta a la que se unen miles de esclavos buscando su libertad.

DE ESCLAVO A GLADIADOR

En una cantera de Libia, Espartaco trata de ayudar a un anciano que cae agotado por el peso de su carga, pero es azotado por los guardias; en ese momento Batiato, mercader de esclavos y dirigente de una escuela de gladiadores en Capua, decide llevárselo para ser adiestrado como gladiador.

La primera escuela de gladiadores fue probablemente la de Aurelius Scaurus en Capua, que proveyó de los gladiadores utilizados hacia el año 105 a. C. para instruir a las legiones y, al mismo tiempo, entretener al público.

Los gladiadores usualmente eran esclavos, aunque también un hombre libre podía voluntariamente convertirse en gladiador, pero más allá de su origen, los gladiadores ofrecían a los espectadores un modelo de la ética militar de Roma y, al combatir o morir con dignidad, inspiraban admiración y reconocimiento popular.

Los gladiadores representaban una ganancia sustancial para su propietario por lo que, en general, estaban bien alimentados y cuidados, además de contar con atención médica de primera, por lo que vivían mejor que la mayor parte del pueblo.

Pero ¿qué motivo a Espartaco para levantarse en armas?

DE GLADIADOR A REBELDE

A la escuela de Capua llegan dos romanos, Craso y Glabro, exigiendo un espectáculo de lucha hasta la muerte, combate que es pagado generosamente; Espartaco lucha con el reciario Draba, quien lo vence, pero se niega a matarlo, por lo que es muerto por Craso, quien compra a Varinia para ser enviada a Roma.

Son precisamente estos eventos los que gestaron en Espartaco el encabezar una rebelión de gladiadores, huyendo de Capua junto con Crixo y Enomao; el historiador Plutarco señala que los fugitivos se agruparon en el cráter inactivo del Volcán Vesubio, donde se unieron un gran número de esclavos y que la causa principal del levantamiento fue la estricta disciplina, por ello Espartaco mató a Marcelo.

Esta sublevación preocupa al Senado, y algunos de sus miembros exigen la intervención de Pompeyo, pero el senador, Tiberio Sempronio Graco, sugiere que sea la guarnición romana de Glabro la que acabe con los esclavos.

DE REBELDE A FACTOR DE POLÍTICA

Espartaco se reencuentra con Varinia, y para poder embarcar a su gente rumbo a la libertad, trata de llegar a un acuerdo con unos piratas cilicios, momento en que la tropa de Glabro los ataca, pero es fácilmente derrotado y humillado ante todos.

A río revuelto ganancia de pescadores, y en política todo mundo aprovecha las derrotas de su adversario para posicionarse, tan es así que esta derrota tuvo un impacto en la República Romana, ya que Craso, después de reprender a Glabro por su incompetencia y condenarlo al exilio, decide retirarse de la política, y es objeto de las burlas del Senado y de Graco.

El Senado discute sobre si debe dejar partir a los esclavos, los optimates están a favor, pero los populares, encabezados por el joven pupilo de Graco, Cayo Julio César, se oponen. Graco envía dos legiones contra los esclavos, pero son vencidos; así que ahora es Craso quien aprovecha esta derrota para tratar de convencer a César de que abandone a los populares y se pase a los optimates.

EL QUE TRAICIONA SERÁ TRAICIONADO

Espartaco recibe la noticia de que Varinia espera un hijo; en tanto Graco ofrece a Craso el mando de 5 legiones contra Espartaco, y Craso pone un precio: ser nombrado dictador, por lo que Graco prefiere negociar con los piratas cilicios para que ayuden a Espartaco.

Es claro que estos políticos ven intereses personales antes que los del pueblo, pues Graco primero hace ver como un incompetente a Glabro, que era aliado de Craso, y después de ser derrotado pretende aliarse con su enemigo político, pero el precio es excesivo, por eso acuerda con los piratas la huida de Espartaco y que fracase otra vez Craso.

Una alta traición en política es siempre pagada con la misma moneda, pues cuando Espartaco llega a Brindisi, el enviado de los piratas, Tigrano, le dice a que las naves no están disponibles (ya que Craso los ha sobornado).

Espartaco es derrotado de manera aplastante, y en pleno campo de batalla, Craso propone un trato a los esclavos vencidos: “No serán crucificados si Espartaco se entrega a las legiones romanas.”

Entonces cada esclavo se levanta y dice: “Yo soy Espartaco”, en honor a la persona que durante un tiempo los hizo sentirse libres.

Graco recibe en su casa a César, pero esta vez como aliado de Craso, y se lo lleva detenido; en pleno Senado es condenado al exilio, y Espartaco será crucificado al alba.

Graco, antes de suicidarse, planea vengarse y otorga la libertad a Varinia y a su hijo; ya fuera de Roma, Varinia ve a Espartaco en la cruz y, le enseña a su hijo recién nacido; ahora el hijo de Espartaco ya es libre, siendo así el éxito de su lucha.

La rebelión de Espartaco trajo consecuencias legales en la República, pues ante el temor a levantamientos similares, la utilización de las escuelas para la creación de ejércitos privados, llevaron a un aumento de las restricciones sobre la propiedad, ubicación y organización de las escuelas de gladiadores; además murieron al menos 100,000 esclavos, con lo que la producción agrícola sufrió un fuerte golpe, donde muchos latifundios, base fundamental de la economía romana, fueron destruidos.

Muchos esclavos fueron manumitidos por sus propietarios, lo que contribuyó al incremento de la ciudadanía parasitaria, que solo vivía de las regalías de los políticos (el famoso pan y circo), hecho que terminó agotando a Roma.

El estatus y los derechos legales de los esclavos empezaron a cambiar; durante la época del emperador Claudio se promulgó una ley que convertía el hecho de matar a un esclavo viejo o enfermizo en un acto de asesinato y decretaba que, si esos esclavos eran abandonados por sus amos, se convertían en hombres libres.

Espartaco es sinónimo de rebelión, de libertad y de derechos humanos, que luchó por los desvalidos, pero ¿en la actualidad hará falta un Espartaco para la defensa de los desamparados?

La mejor respuesta la tendrá como siempre nuestro amable lector…

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