Por Jesús Michel Narváez
Imposible ocultar el dolor. Lo refleja. Quiere ser fuerte y analítico. Trata de encontrar la justificación para que 9 miembros de su familia, tres niños, hayan sido masacrados.
Le brota el coraje por la imposibilidad de conocer loa verdad y por saber, estar convencido, que el sistema de procuración y administración de justicia “está podrido hasta la médula”.
Admite que el Andrés Manuel López Obrador es una buena persona, pero no lo es como Presidente de México. Llama a la sociedad a unirse en la protesta por la inseguridad que vive el país, por el secuestro que lo sicarios, los criminales han hecho de los municipios, de las ciudades, de los Estados, del país todo. Confía en que la respuesta llegará porque no se trata de un caso… son miles de personas las asesinadas y ningún familiar ha encontrado respuestas y menos aún halló la sensibilidad del gobernante.
No lo llena el memorial en honor las víctimas. El vacío lo siente porque no hay justifica, porque endurecer las leyes, cambiarlas, es para tapar las ineficiencias y reclama el incumplimiento del marco legal existente, capaz de llenar el espacio de la seguridad para los 120 millones de habitantes, “No son nuevas leyes las que detendrán a los criminales… las propuestas buscan quitarnos derechos y eso no lo debemos permitir”.
Es un hombre de cerca de 40 años –o por lo menos los representa-, con el lenguaje propio de los menonitas, sin overol con tirantes y peto; pelirrojo natural, de cerca de 180 de altura y sin mayor pretensión que ser él mismo.
Deja en claro su desconfianza en las instituciones de procuración de justicia; cuestiona al Presidente, no al ser humano, de no tener un ápice de sensibilidad para escuchar. Porque oye. No escucha. No tiene respuestas. No tiene información. Tampoco conoce la verdad.
No sabe qué fin tendrán las investigaciones, cuando los forenses no saben siquiera si el ADN de los cuerpos calcinados pertenece a su familia.
Llama a abrir los ojos y a unirse en un solo reclamo: acciones en contra de los criminales y no discursos mediáticos.
Es Brian LeBarón, el que habla en ABC-Radio. Le pregunté y lo escuché. Usted saque sus conclusiones.
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