*Podrían Repartirse el Pastel y Gobernar dos Meses Cada uno
*Ya no es Como Antes, que Solo Unos Cuantos Podían
*Está la Sombra de los Dueños del Dinero y su Influencia
*Dicen que Para Competir se Requieren 70 Millones de Pesos
*Lo más Caro es la Renta de “Ingenieros Electorales”
Por Rafael Navarro Barrón
Como si fuera un juego, la efervescencia política en el Estado de Chihuahua, se presenta como una paradoja nunca antes vista en la entidad. Y si el asunto ya era complicado, por la situación política de México, ahora se agrava más luego de que 25 políticos han externado su intención de participar por la candidatura que estará en juego en el 2021.
A manera de broma, esos 25 personajes, podrían repartirse el gobierno de 6 años y cada uno podría hacernos el favor de gobernar dos meses y medio hasta concluir el sexenio.
Y la opinión chusca no sobra: después de Javier Corral Jurado, el panista que nos gobierna actualmente, llegara al poder, hasta el “burro Chón”, personaje ficticio en el argot político, podría ocupar la máxima silla estatal o levantar la mano y decir: “quiero gobernar Chihuahua”.
El punto es que la silla de gobierno se ha convertido en una fascinación para muchos políticos chihuahuenses. No es como antes, que esa investidura estaba designada para unos cuantos, pues el poder presidencial, las cúpulas nacionales y locales, eran las que determinaban el perfil de los candidatos, casi siempre empoderados por la cercanía con el poder político y por estar a la sombra de los dueños del dinero que ejercen, hasta hoy, una influencia primordial.
Un columnista de la capital del país escribió que “los mexicanos estamos malacostumbrados. De acuerdo con el apotegma de don Carlos Hank González, un político pobre es un pobre político… o algo peor”.
En Ciudad Juárez se maneja una premisa similar a la que describe el columnista, “para ganar hay que invertir”. Los políticos locales afirman que, para competir en una elección local, se necesitan 70 millones de pesos que se invierten, entre otras cosas, en la movilización de una estructura social que se vende al mejor postor y que es muy útil para hacer proselitismo en las secciones electorales.
Y sin echar limón en la herida, así ganó el actual alcalde las dos elecciones que lo llevaron a la presidencia municipal. Toda la estructura priista recibió la indicación final de votar por la fórmula ‘independiente’ unas horas antes de la elección. El candidato del PRI fue vencido porque el entonces gobernador, César Duarte lo traicionó y decidió ‘invertir’ en un candidato que tenía más simpatía social y representaba menos peligro para el futuro del grupo político duartista.
Además, para ganar la elección, se necesita invertir en medios de comunicación. No se trata de adquirir espacios publicitarios. Los políticos compran, a muy alto costo, la conciencia social e los informadores para que no se atrevan a sacar el pasado oculto, negro y nefasto de quienes compiten.
Comprar medios de comunicación en el Estado de Chihuahua no es difícil. Esa prostitución informativa está tan acendrada, que es fácil adivinar quién forma parte de esa cadena de perversión. Lo que antes fue un secreto penoso, ahora es algo que se ventila en redes sociales y que es del dominio común entre los mismos informadores y la clase política de Ciudad Juárez.
También hay que pagar a los representantes de casilla, realizar propaganda en colonias regalando, ya no mandiles, cachuchas o vasos de plástico, sino dinero en efectivo; ni siquiera se aceptan ya vales de despensa o tarjetas pre-pagadas.
Antes y durante el proceso electoral hay que comprar votos, otorgando a los ciudadanos flojos, irresponsables y conformistas $500 pesos que es, en promedio, lo que cuesta beneficiar al candidato que paga.
Lo más caro del proceso, es la renta de “ingenieros electorales”, como se les llama a quienes hacen el trabajo sucio al estar midiendo la intención del voto el día de la elección y generando alternativas para que las casillas, que están siendo ganadas por los opositores, puedan ‘trabajarse’ para poder ser anuladas, en la eventualidad de que la elección se judicialice.
Bajo esa circunstancia, podemos calcular que el éxito electoral en una entidad tan compleja y de gran tamaño como Chihuahua, compuesta por 67 municipios, se gana con 500 millones de pesos invertidos en los mismos rubros.
Por eso, la autodepuración tendrá que darse y los 25 aspirantes comprenderán que esto de la política no solo es un sueño, sino una circunstancia que va más allá de los idílicos pensamientos humanos que creen en el despertar social o el gobierno del pueblo.
No, para ganar elecciones en México, se necesita dinero, dinero y dinero. Esta historia continuará.