Por Jesús Michel Narváez
Durante los 13 meses de gobierno formal, el secretario de Salud, Jorge Alcocer, apreció dos ocasiones en las mañaneras. En cambio, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud Hugo López-Gatell Ramírez, ya rompió récord y no por sus apariciones, que borran del escenario a su jefe –si es que en realidad lo es- sino por la forma de conducirse y asumir que su verdad es la verdadera.
Se entiende aunque no se justifica que el presidente se lance en contra de todos sus adversarios, los conservadores que se encuentran ubicados hasta debajo de las piedras, pero que un empleado menor acuse, por ejemplo, a la farmacéutica Pisa, de chantajear al gobierno, de incumplir contratos y de ejercer acciones monopólicas sin presentar ninguna prueba, es abuso de poder y uso irracional de los medios de comunicación no oficiales ni pagados por la coordinación de comunicación social de la Presidencia de la República.
Se habla de que en la Secretaría de la Función Pública, a orden expresa presidencial, se abrió una carpeta de investigación en contra de la citada empresa.
Además, el subse dirige sus misiles en contra del director del Hospital Infantil, secundando al presidente, porque, sostiene, hay intereses oscuros en la relación con el proveedor de medicamentos para aplicar las quimioterapias a niños enfermos de cáncer.
Sin embargo, los padres de familia que son conservadores porque, en efecto, quieren conservar la vida de sus hijos atacados por el maligno cáncer, defienden al doctor Jaime Nieto Zermeño los empleados del Infantil claman, imitando a AMLO: “No está solo… no está solo”.
Lamentable que el responsable, la cabeza del sector salud, que incluye a la SS, al IMSS, al ISSSTE, los hospitales de Marina, Defensa, Pemex, entre otros, sea diminuto. Pareciera haber sido víctima de los jíbaros… cuya especialidad es achicar cabezas y que los directores de los organismos de salud tomen decisiones sin consultar. Son los casos de los titulares del IMSS y del ISSSTE.
Porque el doctor Alcocer vive en un mundo distinto y todos sus subalternos hacen de las suyas sin que siquiera se entere.
En el IMSS se multiplican las quejas por la mala atención, el largo trecho para una intervención quirúrgica y la falta de personal; en el ISSSTE la situación se agrava no solamente por la falta de medicamentos sino por la selectividad con la que se atiende a los pacientes.
El presidente prometió un sistema de salud igual al de Dinamarca, de Suecia o Finlandia, pero nunca estableció los plazos. Sabemos, eso sí, que el Insabi funcionará correctamente en ¡diciembre! y mientras tanto, la gente, los pobres, los de la clase media que no tienen prestaciones, enferma y corre el riesgo de morir por falta de atención y de fármacos.
¿Y la cabecita del sector?
¡Vaya usted a saber!
Lo extraño es que permanezca en su cargo como si estuviera haciendo el “mejor trabajo del mundo”. El presidente sabrá por qué lo mantiene.
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