Por Jesús Michel Narváez
Supongo que a los 86 años y después de pasar por la vida, que no por la historia, como un hombre que se acomoda a los tiempos, Porfirio Muñoz Ledo es capaz, como lo demuestra, de enfrentar al presidente de la República y cuestionar las acciones de la Guardia Nacional frente a los migrantes que se encuentran en la frontera sur.
Es el muro construido por la docilidad presidencial ante las exigencias del poderoso Donald Trump que, contra lo que se diga, se pasará el impeachement por el arco del triunfo y seguirá cuando menos hasta el 20 de enero del próximo año y que lleva a Muñoz Ledo a afirmar de salvaje la agresión de la Guardia Nacional a los migrantes.
Mientras, el soñador con las blancas navidades Alejandro Encinas, subsecretario de Gobernación, afirma que “hoy –el lunes- una cifra mucho menor con una composición totalmente diferente. Yo no veo una crisis migratoria. Veo un grupo focalizado. Yo creo que hay que seguirle la pista a ese grupo”.
Rechaza, por supuesto, que la frontera sur sea el muro de Trump, aunque deja de lado la actuación de la Guardia Nacional que, concebida para atender los asuntos de seguridad nacional referidos a la batalla permanente contra el crimen organizado y el narcotráfico, ha sido destinada a contener el arribo de migrantes que buscan cruzar el territorio nacional para llegar a la frontera norte y hacer realidad el supuesto sueño americano.
Las diferencias a la vista: Muñoz Ledo no tiene nada que perder. Pasará a ña historia como uno de los personajes que rompió con el PRI para hacer nacer, junto con otros tricolores, la competencia democrática. Pasó por la pasarela de precandidatos a la Presidencia y perdió el boleto de subirse al tren de la candidatura; se hizo abanderado del PARM para competir por la Presidencia y terminó cediendo el espacio a Cuauhtémoc Cárdenas.
Su historia ya está escrita. No la de Encinas Rodríguez que realiza un trabajo de descalificaciones hacia el pasado y no avanza ni en el presente ni rumbo al futuro. Mucha labia. Mucha palabrería y pocos resultados. Su argumento toral: se citará a exfuncionarios que participaron en el caso Ayotzinapa. Es lo único que le preocupa mantener vivo como tema de subsistencia política y mediática.
Muñoz Ledo recibió respuesta del presidente López Obrador, quien por lo declarado no conoció los hechos del Suchiate, argumentando que a los migrantes se les “respetan sus derechos humanos”.
El político que tiene sangre de guanajuatense pero es chilango, simplemente golpeó con el clavo ardiente: fue una salvajada la agresión de la Guardia Nacional.
Al concretar el vocablo, se debe entender que se violaron los derechos humanos de quienes huyen de sus países por diversas razones, principalmente por la violencia y las persecuciones políticas.
Dos visiones contrapuestas y cuyos contenidos distancian a Muñoz Ledo del proyecto de AMLO y Encinas muestra la docilidad ante la voz del amo.
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