Por Gerardo Lavalle
¡Aprobado!
Y el choque de las palmas se hizo sonoro… ¡en México!
Porque finalmente, después de 26 meses de negociaciones el nuevo acuerdo comercial con Estados Unidos –todavía falta Canadá- fue aprobado por abrumadora mayoría por el Senado de los Estados Unidos: 88 votos a favor y 10 en contra con 2 abstenciones.
Un Tratado, el llamado T-MEC, que representa una de las herramientas más acabadas del neoliberalismo, del conservadurismo, de los enemigos de la 4t, y que para llegar a la fase final con el vecino del norte, México cedió lo inimaginable.
Pero ya ¡está aprobado!
Y el presidente López Obrador lo festina. Cual logro personal. Como twitteó el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard “la estrategia del presidente López Obrador funcionó”.
No hay reconocimiento para el pasado que defendió hasta con los dientes las intentonas de imponer condiciones draconianas, pero con el negociador de la 4t, Jesús Seade, se aceptaron.
La justificación: más vale pájaro en mano que mil volando.
Habrá de reconocerse que con la ratificación senatorial del T-MEC, que todavía no promulga el señor Donald Trump, se difuminan los escenarios y es probable que surja algún dejo de confianza entre la IP y los inversores extranjeros.
Para el gobierno de la 4t, hay un respiro. Incluso, se pueden generar empleos como lo reconoció López Obrador en un video grabado en Palacio Nacional.
Bueno por la economía del país. Malo para la soberanía, que estará sometida en cuando a la operación de las empresas e industrias que podrán ser supervisadas por los “agregados laborales” de EU en México.
Los aplausos, los abrazos, las felicitaciones… solamente en México, porque como dijo el jefe negociador de Estados Unidos, Robert Lighthizer, es el mejor acuerdo que se ha logrado y será ejemplo para otros.
Oxígeno neoliberal para la 4t.