Por Susana Vega López, (Enviada)
TRINITARIA, Chis.- Sus aguas cristalinas de baja profundidad invitan al visitante a tocarlas, a sumergirse en ellas para reanimarse sin importar que estén frías; el chiste es remojarse, jugar en estos canales que se interconectan entre sí en una superficie de 350 hectáreas donde se encuentran 44 azules lagos, son los Lagos de Colón, un bello lugar de gran riqueza natural habitado por alguna civilización maya hace mucho tiempo.
Pertenecen al municipio Trinitaria, ubicado a 68 kilómetros de Comitán, a hora y media de este Pueblo Mágico de Chiapas. Son tan transparentes sus aguas que se ven nadar a los pececillos que se corretean entre sí por los arroyos los cuales se continúan hasta llegar a ser parte de un lago y otro y otro. Los riachuelos se cruzan por toda el área y, aunque hay pasos o puentes improvisados para evitar tocar el agua, es reconfortante caminar y mojarse los pies.
Los autos atraviesan sin problema estas corrientes de agua para adentrarse y estar más cerca de la Zona Arqueológica de Lagartero, unas pirámides que parecen derretirse del calor.
Aquí, los árboles crecen de manera caprichosa y largas lianas se trepan, suben por sus troncos y vuelven a caer, a entrelazarse entre sí, a colgar casi hasta tocar el suelo. Algunas parecen columpios y es inevitable subirse en estas extensiones troncosas desafiando la gravedad, apostando a que aguantan el peso de uno; es más, te puedes recostar si tienes buen equilibrio.
Las ramas se aferran a los árboles, se desplazan a los ríos y salen a la tierra dando pie a un espectáculo natural poco visto. El verde de sus hojas es de diferentes tonalidades y contrastan con los azules verdosos del agua. Algunas aves reposan y están atentas al correr de los peces.
Los turistas son, en su mayoría, locales, otros más nacionales y se ven pocos extranjeros, tal vez debido a la falta de difusión de este sitio que resulta un verdadero placer ya que al caminar por el lugar, la tranquilidad y la calma se van apoderando poco a poco de los visitantes; el aire es puro y de vez en cuando llegan olores de carne asada o pescado que cocinan las familias que van de paseo.
Algunas personas hacen reuniones para convivir y se citan en palapas construidas ex profeso. La mayoría prefieren hacerlo los fines de semana por lo que van bien preparados: comida, bebida y bocinas que ponen a todo volumen para que la música contagie al que va pasando, la fiesta es a todas luce.
Pero Lagos de Colón no sólo encanta por sus cuerpos de agua fresca de color azul y con tonos verdes o por sus paisajes poco convencionales, sino porque aquí también se localiza la Zona Arqueológica Lagartero que resulta todo un misterio. Se sabe que fue un gran centro cívico y religioso cuya área ceremonial se encuentra en una isla conocida como El Limonal, ubicada al sur de los lagos.
Los vestigios de sus construcciones aún se yerguen sobre islas y penínsulas enclavadas en los hoy llamados Lagos de Colón donde, se dice, floreció una comunidad de alfareros cuyos productos artesanales viajaron a través de las redes de intercambio comercial a regiones remotas de la zona maya durante el siglo X de nuestra era.
Como ya apuntamos, es de subrayar que poca gente sabe del lugar y, por tanto, no se ve mucho turista en este interesante sitio del clásico tardío (700-900 D.C.) tiempo en que fue un punto importante y central de la región.
Al caminar, se cuentan más de 15 pirámides y la más grande alcanza una altura de 12 metros. A veces, sin darnos cuenta, entramos a lo que fue alguna plaza (cerrada o abierta) por lo que un guardia toca su silbato para advertir que estamos pisando área prohibida. También hay varias plataformas de diferentes tamaños y alturas que se interconectan, aunque otras se encuentran aisladas.
Las estructuras cívico-religiosas, por lo general, limitan las plazas; algunas se catalogan como domésticas y forman pequeños patios que en su mayoría se concentran en la parte sur y este del lugar. Se sabe que el área habitacional se extendió en los alrededores de los lagos.
Aunque la zona ha sido investigada desde hace más de 20 años, los trabajos arqueológicos continúan. De acuerdo a especialistas y expertos, hay mucho por descubrir.
Lagarteros es muy diferente a las pirámides convencionales ya que algunas tienen forma de carita triste o derretida. Desde la única pirámide a la que se permite subir, el paisaje es, sencillamente, espectacular. Los tonos verdes de la selva se complementan con el intenso azul del cielo.
Si bien aquí no hay guías de turistas que ofrezcan información, el lugar cuenta con un pequeño museo donde se guardan imágenes fotográficas, textos donde se explican los antecedentes de lo que fue la ciudad de Lagartero y algunos materiales recuperados en las investigaciones arqueológicas realizadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Otras piezas y objetos de Lagartero se encuentran en el Museo Arqueológico de Comitán y en el Museo Regional de Chiapas, en Tuxtla Gutiérrez.
Lagartero es un sitio que sorprende, que guarda muchos misterios que sin duda alguna será de gran atracción para los turistas.