*Las Demandas hoy son globales, Repercuten en el Mundo
*El Movimiento Feminista Tiene Razón y Terminará Triunfando
*Los Estados se Verán Obligados a Aceptar Demandas
*Ganará la Igualdad de Oportunidades y la Equidad de Género
Por Ezequiel Gaytán
Los movimientos sociales, como los conocemos hoy en día, tienen su origen en el siglo XIX y se les concibió como organizaciones no formales con fines específicos ligados a cambios jurídicos, administrativos, económicos y sociales. De ahí que se distinguieron por sus fines, estrategias y actitudes que oscilaron desde moderadas hasta radicales.
Después de la Revolución de Octubre encabezada por Lenin en 1917 en Rusia, el cambio social estuvo vinculado con las revoluciones y, consecuentemente, los movimientos sociales tendían a ser analizados ideológicamente bajo la lupa marxista-leninista, hasta que en los años sesenta muchos de esos movimientos dejaron de estar vinculados con dicha ideología y los movimientos sociales se bifurcaron en demandas y necesidades culturales, pacifistas, grupos étnicos, feministas, jubilados, personas de la tercera edad y otras.
Aún más, esos movimientos se caracterizaron por trascender fronteras; por ejemplo, el movimiento estudiantil de mayo del 68 en París tuvo eco en muchos países del mundo, incluyendo a algunas naciones de Europa Oriental. Por su parte, los Estados aprendieron que no todo era lucha de clases o conflictos específicos encapsulados en el contexto de la Guerra Fría y crearon mecanismos de comunicación, cooptación o corrupción que facilitaron la interacción política. Destacan desde entonces y hasta nuestro siglo las llamadas políticas públicas que son las vías instituciones para atender los movimientos sociales.
Las políticas públicas son entonces una de las formas primarias que utiliza el Estado con el propósito de asimilar y encauzar las demandas de los movimientos sociales que hoy en día, por cierto, son globales y repercuten en el mundo; tal es el caso del movimiento feminista.
Sólo las mentes obtusas no se dan cuenta o no quieren reconocer que ese movimiento tiene razón y que acabará triunfando y que los Estados se verán obligados a aceptar las legítimas demandas de igualdad de oportunidades y la equidad de Género. Consecuentemente, veremos pronto cómo los Estados adoptarán mediante eso que denominan “las mejores prácticas” y crearán los protocolos a favor de combatir la violencia contra las mujeres.
Los movimientos sociales evolucionan, oscilan, son dialecticos y cuando sus banderas son en beneficio de grupos sociales, léase los marginados y las minorías, permean en la sociedad. De ahí que la democracia concebida como el gobierno de las mayorías es la suma de las minorías que tiene elementos en común, por ejemplo, el desarrollo con paz social.
Por lo anterior, es un infantilismo descalificar, en nombre de la democracia, a las mujeres que están demandando respeto y libertad de decidir sobre su embarazo. Sobre todo, porque la democracia reconoce el voto de conciencia de los seres humanos. Recordemos que en 1968 Nixon sostenía que el voto para elegir al presidente de ese país debía ser a partir de los 21 años. Entonces la juventud norteamericana argumentó: “dices que tengo 18 años y que ya estoy lista para ir a la guerra y matar, pero no reconoces que a mis 18 años estoy listo para votar”. Ese movimiento social de alcanzar la ciudadanía a esa edad triunfó, no obstante que los conservadores calificaban de comunistas y antipatriotas a los jóvenes y los acusaron de antidemocráticos.
No imagino que hoy alguien califique de antidemocrático el voto a los 18 años y, sin embargo, hay personas que se oponen a los movimientos sociales feministas o del orgullo homosexual calificándolos de contrarios a la democracia por ser minorías. Lo cual es a todas luces un argumento hipócrita, pues lo que están defendiendo son sus valores y su moral, lo cual es legítimo y digno de respeto, pues la moral y los valores son relativos y cambian según las épocas y las circunstancias.
Los movimientos sociales en el siglo XXI se ven en las calles cuando se manifiestan las personas, también en los medios masivos cuando escribimos o expresamos puntos de vista y opiniones, en las redes sociales mediante comunicados de muy variadas situaciones socio-económicas. Ahora corresponde a los gobiernos reconocer la importancia de los nuevos movimientos sociales y encauzarlos institucionalmente por las vías democráticas y no el desdén o el menosprecio…