Por Jesús Michel Narváez
Durante un año y tres meses, los coordinadores de la porra guinda en el Congreso de la Unión no se han puesto de acuerdo en muchos temas.
El que cobra en San Lázaro no se coordina con el que hace lo propio en el oropelesco edificio de Reforma. Allá le echan montón a las oposiciones porque con los aliados hacen mayoría calificada. Acá se tiene que negociar con albiazules, tricolores, naranjas y amarillos. Sin sus votos no pasan las reformas constitucionales ni los nombramientos de ministros de la Corte, comisionados de órganos autónomos y todo lo que requiera mayoría calificada.
Allá, en donde se suman 500 personajes para las sesiones del Pleno –es un decir porque nunca están todos los que son-, se humilla a las minorías, se les derriba en la “Tribuna más Alta del País”, se les corea: “Quieren llorar” –generalmente es Dolores Padierna, vicepresidenta de la Mesa Directiva quien encabeza el coro- y los empujones, recordadas del 10 de mayo también salen del área guinda y es Gerardo Fernández Noroña el que se pone al frente de los epítetos. Solamente Luis Miranda, el exsubsecretario de Gobernación y compadre de Enrique Peña Nieto, lo ha retado a golpes, reto que no aceptó el chilango.
La semana pasada el de San Lázaro comunicó públicamente que los senadores tendrán que reducir los ingresos por su dieta aunque el Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2020 contempla mantener la que ahora tienen.
Por ello, el de acá rechazó reducir el salario de los senadores y mantendrán el monto de la dieta.
El de allá respondió: a la cámara alta no se le alteró el monto total de su presupuesto. “Si ellos quieren tener una remuneración mayor, ellos tendrían que tomar decisiones internas”, subrayó.
Días antes, el de acá no aceptó la reducción bajo el argumento de que se dispone del dinero como lo mandata el PEF. El de allá comentó: la Jucopo –Junta de Coordinación Política- hizo una valoración política de que tan conveniente resultaba hacer una modificación al presupuesto del Senado a través de una fe de erratas o un mecanismo similar, y se evaluó que no resulta idóneo.
¿Qué detuvo al colimense? Vaya usted a saber. Lo que queda claro que entre los coordinadores guindas solamente hay descoordinación.
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