Por Susana Vega López, (Enviada)
TAPACHULA, Chis.- ¿Sabes que hay detrás de una taza de café? ¿Te has preguntado siquiera qué tuvo que suceder para que te encuentres disfrutando una deliciosa bebida aromática? Pues para conocer y vivir la experiencia del café en lo que se conoce como la Perla del Soconusco es que existe una Ruta del Café para lo cual los dueños de las fincas abren sus puertas y muestran sus instalaciones con la finalidad de que el turista conozca y tenga una experiencia vivencial, desde lo que es la semilla, la planta, la fruta y el grano del café hasta descubrir cómo le gusta tomarlo.
Resulta que los viajeros, cada vez que visitan un destino, se interesan más por convivir con la naturaleza, con el entorno, con la comunidad para olvidarse de su vida cotidiana y, en este caso, descubrir todo lo que gira en torno a este aromático producto que se puede disfrutar de distintas maneras.
Para ello, habrá que dirigirse al norte de Tapachula, hacia la región montañosa e internarse en los sinuosos caminos selváticos. En la carretera, a lo lejos, de pronto, se asoma, tímido pero majestuoso, el volcán Tacaná (que se comparte con Guatemala), que se esconde entre la niebla.
En la zona verás toda una gama de verdes que ofrecen las diferentes plantaciones, entre las que se encuentran el mango, el plátano y, sobre todo, el café. Así, se observan el verde claro, el fuerte, el olivo, el soldado, el limón, el verde casi café o tirándole a morado, negruzco o blanquizco. Al mirar al cielo, el azul se avizora entre nubes aborregadas y aves que planean en busca de comida. Son, en su gran mayoría, zopilotes que pintan el cielo.
Los turistas sienten una paz, una libertad, una, tranquilidad que sumerge a la reflexión, al agradecimiento, a la admiración, a la sorpresa. El sonido de los pájaros es el que prevalece en el silencio. El viento y el sol también contribuyen a un estado especial que se tatúa en este espectáculo visual totalmente distinto al que se vive en las ciudades.
Aparecen de pronto los letreros con el nombre de las fincas: La Chiripa, Irlanda, Argovia, Hamburgo, San Francisco (entre 13 que forman la ruta del café) y cada una ofrece productos turísticos como son la observación de aves, el montañismo, el camping, rafting, bicicleta de montaña, paisajismo, rapel, senderismo, la visita a una plantación de flores exóticas, aviarios y del café, por citar algunas.
Además, la explicación de los guías resulta de gran enseñanza ya que refieren que desde el siglo XVIII la planta del café se trajo del Continente Africano para ser cultivada en Veracruz, Oaxaca y Chiapas por las condiciones del suelo y la altitud que tienen.
Explican que en el siglo XIX, en la conocida zona del Soconusco, llegaron europeos, en su mayoría alemanes, italianos e irlandeses que vieron la oportunidad de comprar grandes extensiones de tierra para el cultivo del café (hoy por hoy entre los principales productos comerciales a nivel mundial) lo que permitió dar trabajo a tapachultecos y guatemaltecos.
Se trajeron máquinas alemanas para facilitar las labores y aumentar la producción, como se observa en la finca Hamburgo donde existe una especie de tirolesa donde transportaban el café ya que dicen, este lugar «está a media calle del cielo», y lo tenían que bajar. Aquí trabajan más de 120 familias que migran cada temporada y sólo 20 familias viven allí por lo que ya cuentan con escuela y dispensario médico.
La Ruta del Café se encuentra a casi dos horas de Tapachula y se siembran dos tipos de grano: el Arábigo y el Robusta. El 80 por ciento de la producción es mano de obra. El robusta requiere de menos labor; no así el arábigo. Y es que el primero tiene muchas raíces y la fauna como topos, tlacuaches, zarigüeyas y tuzas se las comen pero aun así sobreviven. En tanto el arábigo sólo cuanta con una raíz por lo debe ser más cuidado. Un animal más, el armadillo, se come el almácigo (la fruta de la mata de café que es roja) que sirve de abono.
En la finca Argovia, además de sembrar café, se preocupan por preservar la naturaleza y aprovechar lo que les ofrece esta área tropical. Cuenta con un área y salón para realizar festejos donde se incluye el turismo de bodas, reuniones, congresos y convenciones. También cuenta con un vivero y una gran extensión donde crecen orquídeas y bromelias. Se producen 12 millones de tallos de Locomía de 43 especies que son follajes que se usan en los arreglos florales los cuales se elaboran con 70 por ciento de hojas y 30 por ciento de flores. Es un resort con restaurante que ofrece experiencias para los viajeros.
De Tapachula, por estar en frontera, sólo se escucha de las familias de migrantes pero esto no es nuevo ya que, dice la presidente de la Asociación de Hoteles de ese municipio, Martha Beatriz Villaseñor Molet, siempre ha sido así. También hay migración -y muy importante- de aves que huyen del frío de Norteamérica y que se establecen hasta por más de medio año en México, lo que permite apreciar un espectáculo de aves.
Villaseñor reitera que en Tapachula -la principal ciudad de la frontera sur- también existe la Ruta de los Manglares, la Ruta del Cacao, la Ruta de los Volcanes, la Ruta de los Bananos y que luchan por impulsar el turismo de reuniones, congresos y convenciones, el de bodas y el de aventura y naturaleza.
Tapachula guarda muchos secretos que deben darse a conocer para que el turista disfrute de los atractivos de este estado localizado al sur de la Repúblicas Mexicana.