Por Verónica V. González y Arnoldo Piñón
La supresión de la Subsecretaría de Capital Humano en el Gobierno de la Ciudad de México y la reaparición de la Dirección General de Administración de Personal, mostró una recomposición en el equipo de Claudia Sheinbaum: la subsecretaria de finanzas, Berta Gómez, salió fortalecida, mientras Rosa Icela Rodríguez, la secretaria de gobierno, con una debilidad que la pudiera llevar al ostracismo de la vida política.
La designación de Sergio Antonio López Montecino -con impulso de la Subsecretaría Gómez- en sustitución de Jorge Luis Basaldúa en el manejo de la nómina laboral en la capital del país, implica un enorme poder político y económico. Desde esa posición Miguel Ángel Vásquez fue, en el sexenio de Miguel Ángel Mancera, un funcionario todopoderoso que le permitió adicionalmente acumular una riqueza económica que hoy genera suspicacias.
Desafortunadamente el debut del nuevo encargado de la política laboral en la Ciudad no fue del todo afortunado, al haber provocado molestias a la dirigencia del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México (SUTGCDMX) por dos acciones en solo 15 días: las audiencias con César Piña Rodríguez, secretario general de la sección 4 y cara visible del grupo del ex dirigente Juan Ayala Rivero, y el anuncio del programa de retiro voluntario 2019 para trabajadores operativos de nómina 1 bajo la modalidad de plaza por plaza.
La reunión con Piña Rodríguez la justificó el nuevo funcionario con el argumento que lo haría con todos los grupos -incluido Carlos Dávila, dirigente de un sindicato que no logra despegar-. Perdió de vista que el secretario general seccional encabeza el grupo de14 dirigentes que en julio se aferraron a la permanencia de Ayala Rivero en la dirigencia del SUTGCDMX, pese a la falta de interlocución con el gobierno de la doctora Sheinbaum por las agresiones que a ella y al presidente Andrés Manuel López Obrador les lanzaron en la campaña electoral del año pasado.
López Montecino sustituyó a Basaldúa por los resultados que este presentó en el cambio de la dirigencia sindical en julio pasado, no fueron satisfactorios. Se condicionó la elección de una dirigencia por seis meses encabezada por Héctor Castelán Moreno a que debería presentar un proyecto de reforma a los estatutos para armonizarlos con la reforma a la Ley Federal del Trabajo que contempla el voto libre, personal, secreto y directo de los trabajadores.
Luego, el 16 de octubre publicó los “Lineamientos de separación voluntaria 2019 y que comprende a los trabajadores nivel técnico operativo en activo base sindicalizados nómina ‘1’, agremiados al SUTGCDMX, de los órganos de la administración del Gobierno de la Ciudad de México” en el que se contempla lo que se conoce plaza por plaza.
Es decir, el trabajador que reúna los requisitos y se acoja al programa plaza por plaza, deberá designar a un familiar directo -incluidos nietos, que es una nueva modalidad- para que ocupen una plaza a pie de rama, mientras pasará a retiro a partir del 31 de diciembre. La inscripción podrá realizarse hasta este 31 de octubre.
La publicación del programa de retiro causó molestia en la dirigencia sindical del SUTGCDMX, la cual dos días después difundió un comunicado, en el que dio a conocer que los lineamientos no habían sido validados con sus integrantes.
Firmado por el presidente de la organización, estableció que los lineamientos “son falsos”. Y puntualizó: “La organización sindical mantiene una postura firme ante estos hechos, ya que aún seguimos en negociaciones con la autoridad del Gobierno de la Ciudad de México”, “y se aplique de manera adecuada los programas de retiro”.
Según cercanos al nuevo funcionario -en una pasada entrega lo ubicamos como subsecretario, ya solo es director general-, la principal encomienda será que el sustituto de Castelán Moreno sea un dirigente que no forme parte del actual grupo hegemónico.
Si así es, está frente a lo que parece casi un imposible: ese grupo aglutina a las secciones más importantes del sindicato del gobierno de la ciudad. Una elección en los términos de la encomienda que tiene, la perdería ante cualquiera de ellos, pues las alianzas que ha tejido no tienen influencia entre los trabajadores, por más que obedezca a instrucciones de la subsecretaría Gómez.
Y lo más grave sería la intromisión en la vida interna de la organización sindical, prohibida incluso por el Convenio 87 de la Organización Internacional del Trabajo, lo que daría, adicionalmente, al traste con el discurso gubernamental de elecciones democráticas y transparentes de los dirigentes sindicales, como justificación a la reforma laboral que en realidad obedeció a presiones de Estados Unidos para la firma del T-MEC.
López Montecino no puede equivocarse, porque si bien llegó a su nueva posición protegido por el manto de la subsecretaria Berta Gómez, haber trabajado en el área de recursos humanos en la ahora Alcaldía de Tlalpan cuando la encabezó la doctora Sheinbaum, se traduciría en un costo político para la jefa de gobierno.
PARA LA AGENDA
Con la designación de López Montecino como encargado de la nómina del gobierno de la ciudad y la relación con el SUTGCDMX, quien pierde políticamente fue la secretaria general de gobierno, uno de cuyos subsecretarios, Arturo Medina, durante la gestión de Basaldúa también tuvo alguna intervención… Joel Ayala Almeida mostró la experiencia política que tiene, en una jugada maestra: renunciar al PRI y auspiciar la creación de una Organización Política Nacional plural, con lo que podrá negociar con todos los partidos políticos en un futuro no lejano. Una jugada que bien vale la pena analizar posteriormente…