Por Itzel Toledo García
En la tercera semana de septiembre tuvieron lugar dos importantes eventos en la sede de Naciones Unidas en Nueva York: la Cumbre sobre la Acción Climática y la apertura del 74º periodo de sesiones de la Asamblea General. En esa semana dos discursos llamaron la atención de los medios y las redes sociales: el de la activista sueca Greta Thunberg, de tan solo 16 años de edad, y el del presidente salvadoreño Nayib Bukele, de 38 años.
Por un lado, en la Cumbre de Acción Climática, que convocó el secretario general António Guterres, el lunes 23 de septiembre Thunberg acusó la falta de compromiso de los gobiernos frente al cambio climático. Para ella es claro que los líderes mundiales están traicionando a la población mundial y robando los sueños de las nuevas generaciones al no actuar frente a las recomendaciones de los científicos. Desde hace tres décadas han llamado la atención sobre la necesidad de llevar a cabo modificaciones drásticas en la producción industrial y agrícola para no desencadenar reacciones irreversibles que la humanidad no pueda manejar. Ante la falta de un consenso global para lograr acuerdos frente al cambio climático que está llevando a un aumento en los niveles del mar, la muerte de arrecifes de coral y efectos fatales en la salud, Thunberg acusó que “La gente está sufriendo. La gente se está muriendo. Ecosistemas enteros están colapsando. Estamos en el comienzo de una extinción masiva. Y de lo único que pueden hablar es de dinero y cuentos de hadas de crecimiento económico eterno. ¿Cómo se atreven?” Añadió que “no son suficientemente maduros como para decir las cosas como son. Nos están fallando. Pero los jóvenes están empezando a entender su traición. Los ojos de todas las generaciones futuras están sobre ustedes. Y si eligen fallarnos, nunca los perderemos. No dejaremos que sigan con esto. Justo aquí, ahora es donde trazaremos la línea. El mundo se está despertando. Y se viene el cambio, les guste o no.” Las palabras de Thunberg están llenas de enojo, fuerza y esperanza, pues después de un año y un mes de comenzar su huelga por el clima cargando un letrero con las palabras Skolstrejk för klimatet (huelga escolar por el clima) frente al Parlamento sueco, ella ha inspirado un movimiento mundial. Se calcula que en la #weekforfuture (semana por el futuro) del 20 al 27 de septiembre participaron 7 millones de personas en marchas y actividades para exigir acciones frente al cambio climático. Incluso se habla del fenómeno Greta que ha permitido que más gente se concientice sobre la emergencia ambiental tanto en el norte global como en el sur.
Por otra parte, el 24 de septiembre, el presidente de El Salvador en su discurso en la ONU hizo referencia a la necesidad de reconocer las herramientas actuales como medios para hacer política, refiriéndose a las redes sociales. Para Bukele, “Aunque no lo queramos aceptar, la red cada día se vuelve más el mundo real y este formato de Asamblea se vuelve cada vez más obsoleto. Hemos oído muchas buenas ideas, muchos discursos interesantes, pero realmente, la forma en que venimos hablando aquí no ha cambiado desde hace 74 años. El mundo ha cambiado, y la Asamblea General continúa siendo la misma.” Las palabras de Bukele vienen desde la experiencia de haber ganado las elecciones presidenciales con una campaña en redes sociales y usando las mismas para hacer política ahora que es el presidente salvadoreño. El discurso de Bukele ha sido fichado como el primer discurso millennial en las Naciones Unidas porque además de tomarse una selfie mientras daba el discurso, el presidente también señaló que la falta de actualización en la forma de hacer política de los líderes mundiales en un organismo multilateral como la ONU podría llevar a su desaparición como ocurrió a “Kodak, BlockBuster, los dinosaurios o los Teen Choice Awards.”
Las voces de Thunberg y Bukele si bien difieren en temática, plantean la necesidad de que los líderes mundiales en el organismo multilateral reconozcan la capacidad de las nuevas generaciones de hacer política y de la responsabilidad que tienen hacia la población mundial de todas edades y lugares. Ambos hacen visible la importancia de las redes sociales para practicar la política y llevarla a más personas, haciendo ver también que la idea de que las nuevas generaciones son apáticas no tiene fundamento. Su audiencia no es sólo la que está frente a ellos en Nueva York, sino que le están hablando al internet, con su potencialidad de llegar a todo el mundo, no importado límites fronterizos, generacionales, políticos, económicos y sociales.