*En Los Hechos no se Cumplirán las Bonitas Metas Proyectadas
*Pero eso sí, Habrá Ganador en la Batalla: las Fauces del Fisco
Por Jaime Contreras Salcedo
No queremos echarle a perder la fiesta a nadie, pero algunas de las metas que se propone Hacienda para el segundo año de este sexenio, es posible que se queden cortas o, de plano, no alcancen a aterrizar por la sencilla razón de que las cifras no le alcanzarán.
Aritmética pura, nos decía un viejo profesor de matemáticas, que llevaría a las autoridades respectivas a cometer “horrores garrafones”, que no errores garrafales.
Más allá de los comentarios de diversos analistas y consultores de distintas tendencias y ángulos, conviene reflexionar con usted que, por ejemplo, eso de crecer a un ritmo de 1.5 a 2.5 por ciento no va a ocurrir no por un fatalismo perverso o una maldición de entrar a los años 20 de este siglo, sino por la sencilla razón de que no existen condiciones para que esto ocurra.
No es nada más un perverso ambiente global que jugará los dados cargados en contra de las proyecciones oficiales –encabezados por la guerrita de forzadas que hacen chinos y estadounidenses, seguido por lo que ocurre en Europa, más el regreso sin gloria de un exacerbado proteccionismo en varias latitudes-, sino que el consumo interno no se repondrá, pese a los señalamientos presidenciales que anhelan un desarrollo de la gente, del pueblo bueno y sabio, aunque esto no corresponda con los niveles de repunte del PIB, ni con la productividad nacional, en el más ortodoxo sentido de la palabra.
(Y cuando se apela al crecimiento de las “benditas” remesas que los mexicanos residentes en el extranjero mandan a sus familias, pues estamos fritos. Es y debe ser la producción de los mexicanos y los ingresos que de ella se obtengan, las armas centrales, centrales sí, de nuestro eventual progreso. Lo demás debiera ser accesorio y circunstancial, como hasta hace poco se les consideraba a estos recursos en las cuentas nacionales).
Con el riesgo de que se aplique el consabido calificativo de neoliberal, si no ocurre siquiera ese perfil de crecimiento de 1.5 por ciento, muy difícilmente veremos que se enfilen el resto de las variables macro como el caso de la inflación, presuntamente de 3 por ciento en el siguiente ejercicio; o que el tipo de cambio cierre el 2020 en 19:90 pesos por dólar. Ni hablar de las tasas de interés, en donde si bien veremos una cierta reducción de hasta 50 puntos base en los próximos días, eso no alcanzará para mucho, si acaso para que los discursos pregonen que los grandes corporativos invertirán, gracias a las compuertas que la Cuarta Transformación les brinda. Pamplinas.
Los precios, las tasas y el peso verán tiempos poco halagüeños. Hacienda poco podrá hacer frente a la realidad –en donde, por cierto, el resto de las dependencias tampoco harán nada y menos la cabeza rectora de estos asuntos- y, en los hechos, todos los mexicanos y en especial los más pobres a los que se dice defender primero, volverán a pagar la factura con altísimos intereses de los planes asistencialistas, con todo el dinero dilapidado y tirado a la basura, que ni siquiera les servirá para mantener el poder, ese que tan caro les ha salido.
Pero más allá de disquisiciones terrenales, un buen economista –reza la teoría, que conste- se la pasa la mitad de su vida planeando las cosas y, el resto, argumentando por qué no ocurrieron. Es muy probable que el titular de las finanzas públicas pudiera vérselas con ello puesto que los escenarios tan bonancibles que nos presenta, y puso a consideración de los legisladores, no van a aterrizar lo que deja la puerta abierta a las justificaciones. Lo más sencillo será, y para ello ya hay un apartado al respecto, decir que el mundo mundial se opone a la consolidación de la #4T y las chacras no se alinearon por esos perversos chinos, los inenarrables gringos o los amenazantes norcoreanos, y usted lo va a constatar. Salimos muy buenos para eso de justificar lo injustificable.
En tanto, donde los contribuyentes cautivos habremos de preocuparnos es en los dientes del fisco. Serán auténticas fauces dispuestas a cobrarnos hasta el aliento o dejarnos morir en el intento. Más allá de los corporativos evasores o elusores, nos hemos dado cuenta que las huestes del Servicio de Administración Tributaria van tras las medianas y pequeñas empresas, incluso las micros, pero toca muy poco, en los hechos, a la informalidad, pues al igual que en pasadas administraciones, no bastará con que les llame a pagar sus impuestos como las cosas se corregirán, sobre todo si se toma en cuenta que representan más de la mitad de toda la economía. Son miles de millones de pesos que estarán bailando. Y proseguirán danzando, no lo dude tantito, tanto en el 2020 como en el resto de la administración morenista.
Así que todos debemos prepararnos para el apriete del cinturón, tratando que el huracán categoría cinco que se avecina nos dañe lo menos posible y, como suele pasar en estos problemas, si se lleva las mulas, que se las del compadre y no las propias. Lo mismo va a pasar en el gobierno que, con tal de preservar los tepalcates que queden y que se consideraba como país, en eso que llaman nación o el pueblo sabio y generoso, mientras los perversos adversarios se mueren de envidia o por falta de alimento o argumentos.
Al final, los criterios generales de política económica serán aprobados sin mayor dificultad. Tanto la política de ingresos como los gastos, esos que usted y nosotros pagaremos sin chistar, aun siendo contribuyentes pasivos, como en el caso del IVA y similares. Veremos hasta dónde llega el afamado cambio y todo lo que nos dejará como parte de la historia nacional. Usted también lo verá. Y padecerá.
Por lo pronto, estas Lascas Económicas proyectan trabajar a morir con otras piedras, hasta conformar una montaña de argumentos que expongan que ese camino no es precisamente el más adecuado para lo que llamamos los destinos nacionales que todavía creemos no tienen por qué ser fatalistas. ¿O sí? Y le esperamos con toda calma, sí, pero la semana entrante. Jacs95@hotmail.com.
