*Constante Denigración Para Quienes Disienten
*Vivita y Coleando la Reyerta en Grupos de Morena
*La Exasperante Tibieza de la Dirigencia del CCE
Por Gerardo Lavalle
A.- Mal descifrado el concepto vertido por el Presidente de México durante su “tercer informe de gobierno” -el primero oficialmente- de que sus adversarios están desmoralizados; lo cierto es que las oposiciones se pusieron la casaca y arremetieron contra la afirmación presidencial.
Alejandro Moreno Cárdenas, el nuevo dirigente del PRI respondió que en su partido la moral se encuentra por los cielos, mientras que el resto de opositores imitaron a los mariachis: callaron.
Si bien los adversarios del Presidente no se encuentran solamente entre aquellos dirigentes, gobernadores, senadores, diputados y alcaldes de los partidos ahora minoritarios, hay que aceptar que en estos momentos ninguno de ellos tiene rumbo definido. Pero no son los verdaderos adversarios.
Esos adversarios están en la iniciativa privada, en el clero católico, en los académicos, en los despedidos injustamente, en los adultos mayores que no han recibido sus apoyos, en las instituciones autónomas y en el Poder Judicial de la Federación que si al inicio del mandato de Andrés Manuel López Obrador no lo eran, ahora lo son.
Y no es por presumir, como dice el Presidente con sobrada soberbia, pero desde que se sentó en la Silla Presidencial -es un decir- ha dedicado sus mejores esfuerzos a denigrar a todos los que no comparten sus puntos de vista.
Basta analizar la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México para entender la posición de la iniciativa privada y su inexistente inversión en los últimos nueve meses.
Basta examinar el órgano oficial de la Iglesia Católica, Desde la Fe para comprender el distanciamiento con y del Presidente.
Basta revisar el comportamiento de la burocracia despedida y sus reclamos para darse cuenta de la incomodidad y desesperación de quienes no tienen siquiera para comer.
Basta leer y observar las marchas de miles de campesinos que exigen la entrega de fertilizantes y apoyos para ratificar que el campo sigue en el olvido.
Basta saber cuántos amparos ha presentado el colectivo #Nomasderroches para saber por qué el Presidente está irritado con la sociedad civil.
Basta dar seguimiento a las marchas de mujeres y buscar la palabra feminicidio en el “tercer informe” para corroborar el desdén que hay en el Gobierno hacia el sexo femenino, al que de víctima lo convierten en victimario.
Son algunos de los adversarios del Presidente. Y por supuesto, la prensa fifí.
No son solo las desmoronadas, quizá no desmoralizadas, oposiciones.
Los adversarios están por todas partes y no son los tres monos japoneses llamados sabios o místicos que no oyen, no ven y no hablan porque buscan rendirse al sistema, un código de conducta que recomendaba la prudencia de no ver ni oír la injusticia, ni expresar la propia insatisfacción, sentido que perdura en la actualidad.
Los adversarios de AMLO sí hablan, si oyen y si ven.
B.- De poco o nada sirvió el manotazo presidencial a los legisladores y dirigentes de Morena, porque la reyerta entre Ricardo Monreal, Martí Batres, Alejandro Díaz Durán. Yeidckol Polevnsky, Dolores Padierna, René Bejarano entre otros, está más viva que un dolor de muelas.
Incluso Porfirio Muñoz Ledo corre por una carretera que no es la autopista de la llamada Cuarta Trasformación.
Quienes hoy detentan el poder político más allá del propio López Obrador, no se han dado cuenta de que Morena no ha cuajado como partido y que la carencia de estructura los llevará al despeñadero. Y sin alusiones personales.
Presuntamente Morena es el movimiento que no busca el poder para sí, sino para servir al pueblo. En los Estados de la Federación, en donde los llamados “súper delegados” actúan con todo el poder que les brindan sus nombramientos provenientes del mismísimo Presidente de México, se han encontrado acciones que no corresponden a la “moralidad y la honestidad valiente” y sí mucho al ejercicio personal de hacer política. Nada nuevo. Así era el pasado que tanto cuestiona el habitante de Palacio Nacional.
Ahí está el que fungía como tal en Jalisco. Compadre –eso se dice- de AMLO y cuyos intereses en el sector farmacéutico fueron expuestos durante la crisis de desabasto -que no ha terminado- y por ello se encuentra bajo investigación en la Secretaría de la Función Pública.
Carlos Lomelí, aspirante a la candidatura de Morena al Gobierno de Jalisco y derrotado por Enrique Alfaro, ahora es un “apestado” público, pero en la cercanía del poder sigue recibiendo contratos y apapachos.
El caso de Delfina Gómez, si bien no es igual, sobre ella pesan los señalamientos que se le hicieron cuando buscó ser gobernadora del Estado de México y en donde ahora decide en qué se invierte o no.
Y hacia el interior del gabinete no hay solidez. La propia secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero ha admitido que hay “algunos nerviosos” que difunden los rumores de su inminente salida del grupo de poder político. Su subsecretario, Ricardo Peralta, ha pagado los platos rotos por haberse ido por la libre para “dialogar” con las autodefensas.
El mensaje presidencial apoyado en las ideas juaristas, porque no son propias, de vivir en la medianía, poco se ha escuchado.
Lo dicho Comendador: el manotazo no causó el efecto esperado.
C.- Contra la conducta de los últimos dos presidentes del Consejo Coordinador Empresarial –Gerardo Gutiérrez Candiani y Juan Pablo Castañón– que enfrentaron a los gobiernos de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto, para defender a sus representados, el actual, Carlos Salazar Lomelín, ha mostrado una tibieza exasperante.
Cada que puede tiende la alfombra roja al paso del Tlatoani. En las ceremonias a las que asiste busca aparecer en la foto. Sus declaraciones son “conciliadoras” aunque las decisiones presidenciales arrodillen a los integrantes de la iniciativa privada.
El dirigente, que no líder del sector privado, pasará a la historia como un personaje que no supo darle lustre a su cargo. Por lo menos es lo que se advierte de su breve gestión.
