Por Jesús Michel Narváez
Zacatecas, zona minera, fue el lugar seleccionado por el Ciudadano Presidente para lanzar el dardo envenenado: no habrá concesiones mineras. Pagan poco a los trabajadores y no cuidan el medio ambiente, entre las lindezas de su discurso.
A solamente cuatro días del mensaje presidencial, el dirigente de la Concamin, Francisco Cervantes Díaz pidió no satanizar al sector, que es comparable económicamente al automotriz. Demandó una nueva mesa de trabajo para hablar de la minería y reconocer lo bueno que representa y de lo malo tratar de corregirlo.
Es la postura del sector privado. Llama la atención, sin embargo, la del senador el senador Armando Guadiana Tijerina, porque es parte de la bancada de Morena y osó contradecir al Ciudadano.
El legislador por Coahuila sostuvo: la industria minera tiene los salarios más altos de todos los sectores productivos del país.
Ahora sí que zas, pum, cuas.
Por si fuera poco, le atizó a la lumbre con carbón de su propiedad: “Se le ha satanizado, es un sector difícil, no cualquiera le entra a la actividad minera”.
Córcholis, recórcholis y retracontrarecórcholis.
Por supuesto don Armando tiene sus razones para defender el sector. Es propietario de minas de carbón en su natal estado y durante los meses de esta administración logró lo que no en 10 años: convencer a Manuel Bartlett, director de la CFE, de reactivar la operación de núcleos de generación de electricidad a base de carbón.
Desde su posición de senador por Morena, claro está, obtuvo contratos billonarios que “ganó en licitaciones públicas” para proveer del negro material a la Empresa Productiva del Estado, mientras que en el mundo civilizado se descarta el uso del carbón por el daño que causa al medio ambiente.
Sector satanizado, dicen el sector privado y el congresista. Nada hablan de los derrames de químicos del poderoso Grupo México responsable de los desastres industriales más grandes de México: el colapso de la mina en Pasta de Conchos en 2006 en el que fallecieron 65 mineros y sus cuerpos aún no han sido rescatados; el ecológico en los ríos Bacanuchi en Sonora en 2014 y el derrame de 3000 litros de ácido sulfúrico en el Mar de Cortés en 2019.
¿Para qué abordar el tema que afecta a unos cuántos?
Bah.
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