Por Jesús Michel Narváez
Escondido en el artículo 15 y referido en el 139 y 140 de la nueva Ley General de Educación, el ESTADO obligará a los medios de comunicación, todos, a difundir lo que quiere el gobierno.
En el inciso IX del artículo 15 se establece que se debe “fomentar la honestidad, el civismo y los valores necesarios para transformar la vida pública del país” y en el IV se precisa que se debe “fomentar el amor a la patria, el aprecio por sus culturas, el conocimiento de su historia y el compromiso de sus valores, símbolos patrios y las instituciones nacionales.
Todo estaría correcto si la redacción de los artículos 139 y 140 fuera diferente.
Lea usted: (139) Los medios de comunicación masiva, en el desarrollo de sus actividades, contribuirán al logro de los fines previstos en el artículo 15, conforme a los criterios establecidos en el artículo 16 de la presente Ley. (140) la Secretaría, en coordinación con las autoridades competentes, establecerá lineamientos que den cumplimento al artículo anterior, con apego a las disposiciones legales aplicables.
El artículo 16 se llena de generalidades que no escapan a la tentación de imponer reglas para el aprendizaje. Y si bien hay el compromiso de educar para respetar el medio ambiente, por ejemplo, el primero que incumpliría la norma sería la actual administración que, en aras de concretar su “plan b” llevará a cabo la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, la Refinería de Dos Bocas y el Tren Maya.
No queda claro cuáles serán los lineamientos que fije la Secretaría de Educación Pública para hacer obligatoria la difusión del programa educativo. Acaso se pretenda dirigir los mensajes que los analistas, articulistas, columnistas y reporteros envíen a través de sus escritos.
El tema no es menor porque al hablar de “medios masivos” no solamente se referiría a la televisión y a la radio sino a las redes sociales, las páginas de internet y los portales; asimismo, a los diarios, revistas y publicaciones periódicas que circulan en el territorio nacional.
¿Cuáles serían los lineamientos?… ¿amar a la patria? Se da por descontado. ¿Fomentar la honestidad, el civismo y los valores necesarios para transformar la vida pública del país?… Si es para avalar ciegamente la 4T habrá diferendos. Si bien el Presidente sostiene que en las transformaciones los periodistas toman partido, habría que examinar si lo que se oferta ahora es lo que queremos todos los mexicanos o si es solamente la decisión de la autocracia.
Por lo plantado en la iniciativa se advierte que el Gobierno, que no el Estado, pretendería ordenar qué se puede y debe o no escribir. Es probable que en los lineamientos de establezcan limitantes y sanciones. Si no se escribe a favor de la transformación de la vida pública ¿se cometerá un delito que amerite prisión oficiosa?
La LIBERTAD DE EXPRESIÓN, así con mayúsculas no la otorgó el ESTADO ni el GOBIERNO, la ganaron quienes expusieron sus vidas para hacer valer el derecho de informar.
E informar no es aplaudir. Se presume que esta iniciativa podría discutirse mañana y si se aprueba sin que se conozcan los lineamientos, la libertad de expresión entrará en la etapa de extinción. Ya no será la dictadura del proletariado la que mande. Será la de la autocracia que vive el país.
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